El viento es una seña de identidad de Lanzarote, incluso generador de energía para la isla, pero también puede ser generador de desastres. En estos días se cumple un año desde que en la madrugada del 28 al 29 de noviembre, el viento en Lanzarote alcanzó una velocidad de más de 90 kilómetros por hora, según los datos captados en el aeropuerto de Guacimeta. Otras fuentes hablan de rachas que superaron los 130 kilómetros por hora. Diferencias numéricas a un lado, el viento causó una catástrofe material en buena parte del Archipiélago, incluyendo Lanzarote, aunque no fue la isla más afectada.
El nombre de "Delta" forma parte ya del imaginario de los lanzaroteños, que desde luego lo asocian más a la tormenta tropical que a los sedimentos que se forman en las desembocaduras de los ríos, entre otras cosas, porque en Lanzarote no hay ríos. Lo mismo ha ocurrido con la posibilidad de sufrir en el Archipiélago los efectos de las tormentas tropicales, fenómeno hasta ahora desconocido en estas latitudes, que los canarios sufrieron de manera real hace un año. Desde entonces, varias han sido las alertas emitidas por la Dirección General de Seguridad y Emergencias de Canarias, que han puesto en jaque a autoridades y ciudadanos.
Lanzarote fue una de las islas declaradas por el Gobierno Central "zona catastrófica". El 29 de noviembre la isla amaneció con árboles y postes eléctricos y de telecomunicaciones en el suelo. Con viviendas particulares cuyos techos ya no estaban sobre las paredes, cristales, marquesinas y todo tipo de mobiliario urbano destrozados. Instalaciones deportivas que más bien parecían campos de batalla y unos cultivos arrasados y sin picón.En pocas horas los bomberos hicieron más de cien salidas en toda la isla donde la caída de muros, postes y árboles ocasionaron daños en viviendas e imposibilitaban la circulación en calles y carreteras.
Ayudas que no llegan
Pocos días después de que la tormenta pasara, el Consejo de Ministros aprobó una serie de ayudas para paliar las pérdidas económicas ocasionadas por el Delta, pero a día de hoy, "en el Ayuntamiento no hemos visto un duro", así de claro se expresaba José Torres Stinga, alcalde de Haría, cuyas palabras eran corroboradas por los responsables municipales de otros Consistorios de la isla.
El Consorcio de Compensación de Seguros dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda cubre los daños producidos a personas y bienes causados por catástrofes naturales, entre los que se cataloga el Delta, pero a condición de que tengan suscrita una póliza de seguro de daños o accidentes con alguna compañía. En el caso de Lanzarote, algunos ayuntamientos no tenían todas las infraestructuras municipales aseguradas y lo mismo ocurría con los vecinos cuyas viviendas o campos quedaron afectados. Esas personas tendrían, según lo prometido, la opción de acogerse a las ayudas del Estado, de las que nadie ha vuelto a saber, después de entregar todos los datos requeridos por el Gobierno Central.
Según ha explicado el consejero de Presidencia y Hacienda del Cabildo, Luis Arráez, en el caso del arreglo de infraestructuras públicas dañadas, el Estado aportaría el 50% del coste total, el Gobierno de Canarias el 45% y los Ayuntamientos el 5%.
El Gobierno de Canarias no se queda atrás, porque aunque han enviado peritos para valorar las pérdidas y han solicitado abundante documentación a los afectados para que pudieran acogerse a las ayudas prometidas, un año después del desastre no han transferido esas subvenciones a las instituciones municipales, aunque en estos días, algunos agricultores e incluso el Cabildo, han recibido notificación del ingreso de las ayudas en unos días.
La mayoría de los Ayuntamientos se quejan de la ingente cantidad de documentación que han tenido que presentar ante las instituciones, que todavía no han resuelto nada. El Cabildo de Lanzarote adoptó el papel de intermediario entre los Consistorios y el Gobierno Regional y Central. El consejero de Presidencia y Hacienda, Luis Arráez recuerda "lo complejo y largo que ha sido todo proceso de valoración". Según explica el consejero, la transferencia de las ayudas se ha dividido en tres fases: ayudas a las obras ejecutadas, a las que están ejecutándose ahora y una tercera, a las que todavía no se han ejecutado, ayudas que no se entregarán hasta que la Institución en cuestión, justifique el término de esas obras. Esta división complica las cosas, porque según Arráez, "es como la merluza que se muerde la cola, porque no tenemos dinero para afrontar tantas obras, pero para que nos den las ayudas tenemos que justificar la realización de las reparaciones".
Valoraciones dispares
El proceso de valoración de los daños causados por la virulencia con la que se presentó el fenómeno Delta ha sido largo y tedioso. Cada Ayuntamiento calculó los destrozos de su municipio, que junto con el total calculado por el Cabildo, sumaron más de seis millones y medio de euros. Valoraciones y solicitudes de ayudas que fueron presentadas al Estado y al Gobierno de Canarias, para que a su vez, fueran revisados por una Comisión Técnica, cuyo veredicto final, no llegó hasta seis meses más tarde y con unas cifras considerablemente más empequeñecidas de lo que desde Lanzarote se había barajado. Concretamente, la Comisión Técnica cifró en algo más de tres millones doscientos mil euros el montante de pérdidas económicas y destrozos que supuso el famoso Delta, menos de la mitad de los números calculados por Cabildo y Ayuntamientos.
En el reparto de dinero que recibirán las arcas de las instituciones insular y municipales, el Cabildo recibirá la mayor cantidad de recursos, con 851.000 euros, seguido del Ayuntamiento de Haría, el pueblo más afectado por la tormenta, al que se le asignarán 731.644 euros.
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