El 20 de noviembre de 1975 el dictador Francisco Franco moría en la cama del Hospital de La Paz en Madrid. Tres años después, España arrancaba con la aprobación de la Constitución y en 1979 tuvieron lugar las primeras elecciones generales del país después de 41 años. Sin embargo, de aquel régimen ya enterrado quedan los símbolos de los que los seguidores del fascismo se valieron para propagar e imponer sus ideas. También en Lanzarote y La Graciosa.
El dictador Francisco Franco visitó Lanzarote en 1950 y durante su viaje inauguró el Hospital Insular de Lanzarote. El capitán general de Canarias Francisco García Escamez visitó Lanzarote junto a Luis Carrero Blanco, ambos miembros del Régimen se acercaron a comprobar el estado de las obras. Años más tarde, en 1950 se concluyeron las obras y se inauguraron con la visita del dictador Francisco Franco a la isla.
En este espacio, más de 70 años después siguen luciendo en sus fachadas placas en honor al Régimen Franquista. Tanto como exaltación al propio Franco como al capitán general de Canarias durante la dictadura, Francisco García Gámez, uno de los militares que se sublevaron contra la Segunda República y apoyaron al bando rebelde en la Guerra Civil Española (1936-1939).
En el elemento que yace en la entrada de este espacio se puede leer: "En la paz victoriosa del Caudillo fue construido este hospital". Además el mensaje está sellado con el escudo franquista con el águila, el yugo y las flechas.
Aún en la capital de Lanzarote continúan los vestigios de quienes participaron en la sublevación militar del 18 de julio de 1936 que llevó a la Guerra Civil, de los cargos políticos e institucionales del franquismo, de los represores o propagandistas del régimen, así como de los que se beneficiaron económica y socialmente del mismo. Aún en el afán de recuperar la memoria democrática en el país, un colegio público de la capital sigue luciendo símbolos franquistas.
El colegio de Titerroy, antes conocido como CEIP Sanjurjo Maneje, luce aún junto a su puerta un letrero franquista. Este espacio se creó en el marco del Plan Nacional de Construcciones Escolares del Franquismo. En concreto, se ejecutó en 1957. En la inscripción que yace en la puerta del centro educativo se puede ver el símbolo del escudo franquista con el águila, el yugo y las flechas.
Este elemento se incluye en el catálogo de vestigios franquistas como figuras y símbolos del aparato ideológico de la Sublevación y el Régimen Franquista por haber sido "propagandistas o ideólogos".
Los símbolos franquistas en las calles de Titerroy
Los nombres de diversas calles de Arrecife, en concreto en el barrio de Titerroy, continúan escritos sobre placas en relieve prefabricadas en hormigón y donde se dibujan los emblemas de la Falange Española Tradicionalista y de la JONS: el yugo y las flechas. A pesar de los cambios de señalética en la ciudad, continúan aún estas inscripciones.
Además también permanecen elementos de la Organización Sindical Española, conocida como Sindicato Vertical: martillo flanqueado por una espiga de trigo y una pluma u hoja de palma. Esta central sindical fue la única que existió en España durante la dictadura.
En este caso las afectadas por estas señales son las calles de Tilama, Tisalaya, Tinache, Timbayba, Tingafa, Tinamala, Antonio María Manrique, Francisco Costa Espinosa, Fray Mendo de Viedma.
Calles con nombres franquistas
La adaptación de la ciudad canaria a la historia democrática ha sido lenta. De este modo, entre los últimos cambios, ya en 2007, el colegio Generalísimo Franco pasó a llamarse La Destila o el de Sanjurjo a ser Titerroy.
También en el último trámite del Ayuntamiento de Arrecife se cambiaron los nombres de diversas calles con denominaciones de altos cargos franquistas o fascistas. Por ejemplo, la calle José Antonio pasó a ser Manolo Milllares, la de Miguel Primo de Rivera pasó a ser calle Sol, o la de Calvo Soteto que pasó a ser Dorotea Armas.
Sin embargo, personalidades franquistas aún continúan denominando a las calles de Arrecife. Este es el caso de las vías de Jacinto Borges, Ramón Franco o el coronel Ildefonso Valls de la Torres.
La calle en honor al hermano de Francisco Franco
La calle Ramón Franco debe su nombre al hermano menor del dictador. El Ayuntamiento de Arrecife otorgó a una calle de la capital esta denominación en 1928, antes del periodo franquista. En ese momento, el hermano de Franco recibió ese reconocimiento en honor a sus proezas como aviador.
Como miembro del Ejército de Aire, Ramón Franco participó en acciones militares y estuvo implicado de forma activa al servicio de los sublevados. Murió en la guerra, cuando se dirigía a bombardear Barcelona o el puerto de Valencia.
Tras su fallecimiento fue convertido en héroe de la causa franquista. Hasta tal punto que se elaboró un discurso de propaganda donde se justificaba y perdonaba su apoyo anterior a la causa republicana. La muerte de Ramón Franco fue incluida dentro de la simbología del culto a los caídos por la España franquista.
Las calles Jacinto Borges y José García Hernández
La calle Jacinto Borges data de 1939 y forma parte de los vestigios sobre militares, voluntarios y civiles que fallecieron en la Guerra Civil. El Ayuntamiento de Arrecife renombró la calle de Puerto Naos a petición de la hermana de Jacinto Borges, Inocencia Borges, por ser su lugar de residencia.
Francisco Borges era miembro del Sindicato Español Universitario, organización estudiantil fascista que se fundó el 21 de noviembre de 1933 y murió en el frente de Lleida durante la Guerra Civil.
Por otro lado, la calle José García Hernández, vía principal de la Barriada de Pescadores, fue bautizada así en 1951. Hernández fue uno de los gobernadores civiles de la provincia de Las Palmas más reconocidos durante la dictadura.
Severiano Martínez Anido, hijo adoptivo y alcalde honorario
El Ayuntamiento de Arrecife abrió un expediente el 1 de septiembre de 1928 para otorgar distinciones como Alcaldes Honorarios e Hijos Adoptivos al dictador Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, así como a su ministro de Gobernación, Severiano Martínez Anido. Ese mismo año fue denominado como tal.
La figura de Severiano Martínez Anido está rodeada de polémica. Por un lado, por sus actuaciones como gobernador militar de Barcelona y también como gobernador civil de esa misma provincia en 1920. Martínez Anido lideró una represión cruel contra el movimiento anarquista, donde empleó la violencia y método clasificados como "siniestros", por lo que fue sustituido en 1922.
Tras ello, fue acusado de ejercer prácticas corruptas durante la dictadura de Primo de Rivera. Fue denunciado por haber prevaricado en 1927 al favorecer en una concesión pública del monopolio de Tabaco de Ceuta y Melilla al banquero, que financiaría el golpe de estado de 1936, Juan March Ordinas.
Tras la proclamación de la II República, estando en situación de licencia por un año, optó por huir a París y permanecer allí al ser reclamado. Por este hecho fue juzgado en rebeldía y expulsado del Ejército. En 1936 regresó a España y al estallar el Golpe de estado del 18 de julio de 1936 se presentó ante los militares golpistas para ponerse al servicio de la Rebelión.
La trayectoria de Martínez Anido es un claro ejemplo de cómo el Franquismo se nutrió de elementos clave de la dictadura de Primo de Rivera para implantar un nuevo Régimen dictatorial y represor.