En mitad del Atlántico, unos pequeños islotes situados al noroeste de África sirven de cobijo al Halcón Eleonora (Falco eleonorae) o aleta en Canarias. Arrastrado por los vientos alisios, solo en el Archipiélago Chinijo, compuesto por Alegranza, Montaña Clara, el Roque del Este y el Roque del Oeste, se puede observar esta especie de halcón durante su viaje migratorio por el continente africano.
A raíz de la presencia de esta especie en los cuatro islotes orientales, la Doctora en Conservación de la Universidad Complutense de Madrid Laura Esther Gangoso ha pasado 18 años investigando el comportamiento de este tipo de ave rapaz en Canarias que cría en el Archipiélago Chinijo. Esta especie en Alegranza solo pasa tres meses al año, luego arranca su viaje por varios países africanos hasta alcanzar Madagascar, donde hiberna.
"Canarias no es en sí una ruta migratoria para estas aves, sino que solo llegan aquí si son desviadas por la acción del propio viento", explica la experta. También es el viento el responsable de dar alimento a estas 300 parejas de halcones que anidan en los islotes canarios. "El viento es el motor o el hilo que une a los halcones con Canarias, si no hay viento no hay halcones aquí"
"El viento y el Halcón Eleonora no se conciben por separado", explica la experta Laura Esther Gangoso.
El cuaderno de ruta que ha ayudado a determinar dónde pasa el tiempo este tipo de halcón parte de los trabajos de anillado de los ejemplares. Esto ha servido a los científicos para poder ubicar su travesía alrededor del continente. Tras salir de Canarias y entrar por la frontera saharaui alcanza los países del Sahel y se dirige al sureste africano rumbo Madagascar, un viaje que hace de vuelta al acabar el invierno.
El Halcón Eleonora elige estos islotes por las pequeñas aves que los vientos alisios arrastran hasta Canarias y que les sirven de alimento. Además, se sitúan en particular en el Archipiélago Chinijo por su cercanía a África y al ser islas deshabitadas y pequeñas donde pueden percibir la entrada de estos pájaros. "Estos islotes son los primeros puntos de tierra que encuentran esos pájaros desviados. Tienen una localización perfecta", apunta la catedrática. Además, "tienen un factor embudo" que les facilita la caza de alimento, añade.
Este equipo de investigación estudia desde hace años sus movimientos, dónde van a cazar, su migración, dónde pasan el invierno, su dieta y sus relaciones con los cambios que hay en el clima.
Cómo afecta el cambio climático
Entre los trabajos de campo realizados durante más de una década y media en Alegranza, Montaña Clara y los roques trata de explicar cómo afecta el inminente cambio climático a los comportamientos de esta especie. "El cambio climático está haciendo cambiar a su vez el comportamiento de los vientos alisios. Decimos que este tipo de halcones son unos centinelas del clima, de esos cambios que podemos medir y que todos presenciamos", asegura la experta en Conservación.
Para la científica, los cambios en el clima a nivel global afectan también a pequeñas poblaciones como la del halcón de Eleonora a su paso por Canarias. Por ejemplo, afecta a las presas de las que se alimenta. "Si en Europa hay años muy secos y calurosos, repercute en las poblaciones de estos pajaritos en Europa, les va peor. Son muchas cosas que están encadenadas. Si la primavera comienza antes, todo se adelanta, ocurren una serie de desajustes y repercute en las poblaciones de estas aves, cambiando sus fechas de migración", justifica.
Los cambios de rutina interfieren en la supervivencia de esta y otras especies. "Los halcones están totalmente sincronizados para reproducirse en el momento preciso en el que empieza la inmigración otoñal de estos pajaritos hacia África", puntualiza.
La falta de alimento hace que, en ocasiones, los halcones de Eleonora terminen alimentándose de otras especies de aves marinas que nidifican en el Archipiélago Chinijo, aunque en realidad no sean su alimento normal. Gangoso explica que no es el caso de las pardelas, "que son demasiado grandes y no pueden ser una presa para un halcón, pero sí otras aves marinas que son más pequeñas". Asimismo añade que, "la época de reproducción de las aves marinas coincide con las del halcón y estos últimos están empezando a aprovecharse y alimentarse de estas aves".
"La relación con las aves marinas están tomando una importancia enorme en el crecimiento de las poblaciones de halcones, pero es interesante ver cómo afecta a las aves marinas este cambio", especifica.
Esta investigación que se ha alargado durante 18 años en el tiempo refleja que el crecimiento de la población de halcones "es estable, y en ligero aumento, incluso". Sin embargo, al hacer hincapié en otros detalles, como puede ser el número de pollos que consiguen sacar adelante en la época de cría "fluctúa un montón de un año a otro". Es por ese motivo que este grupo persiste año tras años en seguir recopilando datos de este ave rapaz durante su estancia en Canarias. "Ha habido años terroríficos donde ha sido muy bajo ese valor de productividad.
El Halcón de Eleonora nidifica en las laderas de las montañas, de espaldas al viento y en zonas rocosas al cobijo del sol para poder huír del calor. Como cualquier historia de perseverancia, el trabajo de investigación de Laura Esther Gangoso en el Archipiélago Chinijo ha sido respaldado por diferentes instituciones a lo largo de los años. El proyecto comenzó con la Estación Biológica de Doñana-CSIC. Tras ello, la Universidad de Ámsterdam y ahora la Universidad Complutense de Madrid. También ha sido financiada con muchos proyectos distintos (regionales, nacionales y europeos), y muchos años han recibido también apoyo por parte del Cabildo de Lanzarote.
El trabajo completo se puede leer en la página web sobre la investigación.