Un estudio científico publicado en la revista Fossil Studies desvela que los huevos descubiertos en Lanzarote a mediados del siglo XX no son de ratite, un tipo de avestruz, a pesar de lo que se creía hasta ahora. En concreto, los restos fueron encontrados en la zona norte, cerca de Órzola. A la conclusión que llegan los científicos es que se tratarían de huevos de aves elefante, un tipo de animal extinto no volador nativo de Madagascar y que alcanzaba una altura de tres metros y un peso que podía llegar hasta los 650 kilos.
Los científicos señalan que estas aves "vivieron durante el Plioceno inferior en una isla más pequeña, un tercio del tamaño de la actual Lanzarote, que hoy constituye la zona norte de la isla". El análisis de la cáscara de los huevos indican que en la isla habitó solamente una especie de esta ave, ya que el tamaño reducido de la isla hacía que "no pudiera proporcionar recursos alimenticios y agua a dos poblaciones de una misma especie de aves grandes, herbívoras u omnívoras".
Según el estudio, se cree que estos animales probablemente cruzaron a la isla desde África hace alrededor de cuatro millones de años. En total, se han recolectado varios miles de fragmentos de cáscaras de huevos de ratites principalmente en tres lugares del macizo de Famara: en Valle Grande, Valle Chico y Fuente de Gusa. Asimismo, se han encontrado siete huevos completos, dos moldes externos y una media cáscara.
El análisis de los huevos refleja que las hembras que pusieron tres de los cuatro huevos indica que "alcanzaron tamaños bastante grandes en comparación con los avestruces salvajes actuales". Las pequeñas dimensiones de los nidos encontrados en Lanzarote se deberían a la puesta de solo una o dos hembras.
Tras analizar las cáscaras de los huevos, los científicos han descubierto que ni el patrón de los poros ni las figuras correspondientes de las piezas fósiles coinciden con el patrón de poros característico de los huevos de S. c. camelus, la especie de avestruz más conocida.
Como explican los investigadores, "durante la incubación, la superficie del huevo de ratites se ve sometida a una intensa fricción contra el suelo, que puede borrar total o parcialmente el patrón de poros. En ocasiones, solo quedan unos pocos poros individuales muy dispersos. Los fragmentos de cáscara de huevo con esta apariencia son muy numerosos en el registro de Lanzarote, lo que indica que proceden de huevos incubados. Sin embargo, la apariencia que adquieren tras frotarse contra el suelo no se parece al patrón de poros de los huevos de Struthio ni de ninguna otra ratites".
"También es posible que los diversos grados de erosión hayan llevado a algunos investigadores a creer que el patrón de poros variaba a lo largo de la superficie del huevo. Esto no se ha observado en ningún huevo completo de ratites, ni moderno ni fósil", continúan.
En cuanto a cómo llegaron estas aves a Lanzarote, el estudio baraja varias teorías. Una de ellas plantea que los animales pudieran haber llegado a la isla a través de una especie de "puente de tierra" desde el continente africano, debido a la cercanía de Canarias con este. Otra de las ideas que se indican es la posibilidad de que las fuertes lluvias en África arrastraran al mar los huevos y que, por la corriente, llegaran hasta Lanzarote. Sin embargo, los científicos descartan esta última opción porque no se han encontrado elementos marinos junto a ellos.








