Lanzarote fue una de las islas que más sufrió los ataques corsarios entre los siglos XV y XVIII. A diferencia de los piratas que llevaban a cabo los ataques de forma independiente, los corsarios lo hacían bajo la bandera de una nación. Estos saqueos en la isla aterrorizaban a sus habitantes, ya que los corsarios arrasaban y robaban lo que se encontraban a su paso. Esta parte de la historia se cuenta en el libro En la orilla del imperio. Ataques corsarios a Lanzarote (1586-1618), de Víctor M. Bello y Enrique Pérez, que ha sido publicado recientemente.
Este libro es la cuarta edición de ambos autores sobre historia de Lanzarote porque como explica el escritor Víctor M. Bello, "desde hace unos años nos dedicamos a localizar en archivos peninsulares documentos sobre Lanzarote de los siglos XV, XVI y XVII porque cuando llegaban los corsarios quemaban los archivos y en la isla desapareció toda la documentación anterior a 1618".
"A la par que estuvimos localizando esa documentación nos dedicamos a hacer una revisión historiográfica porque hacía tiempo que no se realizaban nuevas actualizaciones y este libro está dedicado a los ataques corsarios en la isla porque lo último que se había hecho sobre el tema data de los años 70 y se había hecho con documentos custodiados en los archivos de Canarias", cuenta.
Sin embargo, lo que ambos autores querían conseguir con este libro es saber por qué se producían los ataques porque hubo dos que fueron muy violentos, los de 1586 y 1618. "Hemos querido indagar en los motivos por los que Lanzarote no estaba suficientemente protegida ante esos ataques", declara Bello. Para ello, a la hora de su elaboración se dividieron el trabajo. Por un lado, Bello iba en busca de los documentos y Pérez los transcribía.
Los documentos han sido recopilados de archivos de Simancas (Valladolid), donde se conserva toda la documentación de la monarquía hispánica desde la Edad Media hasta el siglo XVIII, pero también han analizado documentos de Sevilla, Sanlúcar de Barrameda y algunos de Canarias.
Ataques de corsarios argelinos
Entre los desembarcos, hubo corsarios ingleses pero los ataques más graves de 1586 y 1618 fueron realizados por corsarios argelinos. Cuando llegaban a Lanzarote, los habitantes quemaban los archivos, de ahí que los autores tengan que recurrir a documentos de la península. "Lo hacían para entorpecer la administración porque en los archivos se custodiaban toda la documentación referida a, por ejemplo, ordenanzas municipales de a qué precio se debía vender el pan o la carne, o también los derechos de propiedad de cada persona", explica.
Esto es algo que, según Víctor M. Bello, "vemos hoy en día con el conflicto de Israel y Palestina porque se queman muchos registros de la propiedad y es algo muy común a lo largo de la historia".
En el caso de los corsarios argelinos, actuaban de la misma manera que, por ejemplo, los ingleses, a la hora de captar un motín, pero al tener religiones diferentes, entre los corsarios cristianos y los corsarios musulmanes podían capturar esclavos porque un cristiano no podía esclavizar a otro cristiano. Lo mismo pasaba con los musulmanes. Entre ellos sí que se podía, por lo que esta era la principal diferencia.
Los ataques solían ser muy violentos aunque intentaban que no hubiera muertos. "En sus desembarcos, su objetivo era capturar personas y llevárselas al puerto de Argel, que era un punto enorme de venta de esclavos, y cuando las capturaban, o bien daban la oportunidad de pagar un rescate a los familiares para devolverlas o definitivamente las vendían", señala el escritor.
Lanzarote fue una de las islas más perjudicadas por estos ataques y en el libro se desgranan las conclusiones de los autores del por qué. "Llegamos a la deducción de que interesaba que Lanzarote no estuviese muy protegida porque era la primera isla por la que pasaban los barcos corsarios aunque el principal destino siempre era Tenerife y Gran Canaria porque eran las islas más ricas, pero aprovechaban a desembarcar en Lanzarote porque la veían desprotegida y era fácil capturar personas para luego tener un rendimiento económico", asevera. Esta conclusión llega después de analizar más de 150 documentos.

Cómo eran los ataques
A la hora de atacar Lanzarote, los corsarios conocían muy bien la isla y sabían en qué lugares debían desembarcar y atacar. "Los corsarios tenían espías al igual que los tenía la monarquía hispánica en el norte de África para saber las intenciones que tenían ellos, y frecuentaban la costa de Lanzarote e incluso muchas veces se asentaban en la isla de Lobos y en La Graciosa, lo que les permitía observar cómo estaba la isla", detalla.
Además, entre sus filas también tenían a moriscos después de ser expulsados de la península ibérica y se alinearon con los corsarios argelinos. "Ellos tenían mucha información de todas las costas españolas", apunta el autor.
Asimismo, como a Canarias se traían muchos esclavos de gente que se capturaba en el norte de África y se llevaban a Lanzarote a trabajar, "estos les servían a los corsarios como informantes para decirles dónde estaban refugiados los lanzaroteños", explica.
Todo ello les proporcionaba a los corsarios una idea muy concreta sobre dónde, cuándo y cómo desembarcar en la isla que, normalmente, estaba en sobre aviso. "De hecho, los barcos solían salir siempre de Argel en torno al 23 de abril, día de San Jorge, ya que lo consideraban un santo musulmán y, aparte, era la época donde comenzaba la primavera y las condiciones marítimas eran óptimas para salir a navegar", detalla Bello. A pesar de todo, lo que no se sabía nunca era el punto concreto donde se produciría el ataque.
Firma de libros
Los autores Víctor M. Bello y Enrique Pérez estarán presentes en la Feria del Libro de Lanzarote el próximo jueves 8 de mayo que se inaugurará a las 17.00 horas. La presentación de En la orilla del imperio. Ataques corsarios a Lanzarote (1586-1618) será una hora después, a las 18.00.
En la presentación los autores hablarán sobre el proceso de investigación del libro y los objetivos del trabajo que pretende dar respuesta al por qué se produjeron dos ataques tan violentos y cercanos en el tiempo en Lanzarote.