A las 19.00 horas del pasado viernes daba comienzo la lectura del pregón de las fiestas en honor a Nuestra Señora de Las Nieves en la montaña de Teguise. El honor de dar el pregón de las fiestas este año recayó en el vecino de Teguise José Miguel Duque Hernández. Con el aforo de la ermita al completo, el párroco de Teguise, Juan Manuel Molina, fue el encargado de presentar al pregonero.
Duque, arropado por los aplausos del público, se situó junto al atril para comenzar la lectura, saludando al párroco, autoridades, familia y publico en general. Estas fueron sus primeras palabras:
"Es un placer para mí que se me haya brindado la oportunidad de ser el pregonero de las fiestas de este año, aunque esto no entraba en mis planes. Este es el fruto de la insistencia de nuestro párroco, ha sido tanta su insistencia intentando convencerme de que era una buena idea, algo que yo veía impensable y descabellado, que por su tesón decidí aceptar la propuesta".
Así, continuó: "El propio Juan Manuel, una persona de carácter jovial y mirada afable, acostumbrado a ver con frecuencia mi presencia en el templo, pero sin conocer mi nombre, entablaba una conversación conmigo al verme en la ermita al terminar la misa. Con el paso del tiempo, me apodó cariñosamente El Peregrino, porque cada quince días asisto a misa caminando y nos cruzamos de camino a la ermita, él en coche y yo caminando, y perdonen que esta vez deje a un lado la cortesía y me ponga yo primero, paradójicamente siempre soy yo el primero en llegar y él último en irse.
Recuerdo que siendo niño, con unos seis o siete años, mi abuelo Pepe me trajo por primera vez a la montaña, era muy devoto de Nuestra Señora de Las Nieves y así fue como yo también la conocí. Recuerdo salir con él desde La Plazuela en Teguise a primera hora de la mañana, cuando todavía no había salido el sol y siempre me decía que el hombre siempre va a trabajar antes de que salga el sol porque así se le hace menos pesado el camino.
Mi abuelo y yo emprendimos camino montaña arriba con la única compañía del burro y un grupo de hombres de Femés, que habían hecho el servicio militar con él. Yo hice el camino a ratos caminando y otros montado en el burro y llegamos a la ermita aclarando el día y me sorprendió bastante ver ante mí la imagen de la Virgen tan blanca y la niebla que envolvía la montaña a pesar de ser un día veraniego en pleno mes de agosto. Y así fue como se convirtió en tradición para mí subir a ver a la Virgen cada mes de agosto en la semana de sus fiestas, siendo fiel devoto de la Virgen de Las Nieves, es tanta mi fe en ella, que hasta me propuse contraer matrimonio ante su presencia, pero no pude hacer mi propuesta realidad porque aquí no se celebraban bodas y tuve que casarme en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Teguise.
Durante mi juventud llegó a Teguise un nuevo párroco llamado Agustín Sánchez, gracias a él se promovió el "Movimiento Junior", muy popular entre los jóvenes de la época, algo similar a las convivencias que se celebraban durante el periodo de catequesis. Agustín le prestaba mucha ayuda a los jóvenes, con él todos los muchachos y muchachas que conformábamos el movimiento realizábamos encuentros en la montaña en la que está emplazada la ermita en la ahora nos encontramos. Normalmente lo hacíamos los domingos, pasando toda la jornada en la montaña donde compartíamos la comida, impresiones de las convivencias de años anteriores, recuerdo que el grupo de Teguise era el más numeroso, en la actualidad recuerdo a mucha gente con la que conviví en aquella época y cuando nos encontramos recordamos anécdotas de aquellos tiempos".
A lo largo de los años y según cuenta la historia de manera orientativa y dado que las fechas varían sobre la existencia de la ermita se comenta que estando un pastor en la montaña en el entorno donde hoy día se encuentra la ermita y sacando a pastar sus cabras se le apareció un mujer con el rosto suave, pálido y delicado en medio de la niebla y la bruma del entorno y que le pidió con voz dulce al pastor que congregara al resto de vecinos para que juntos le construyeran un santuario donde albergarla.
La ermita de Nuesta Señora de Las Nieves fue construida en el siglo XV y se dice que por el año 1576 la ermita fue quemada y arrasada por un ataque pirata quedando abandonada una larga cantidad de años y siendo de nuevo reconstruida por los feligreses, encargados también de la restauración de la imagen.
Estas y muchas más vivencias y anécdotas compartió el pregonero José Miguel con todos los que este viernes una vez más subieron a la montaña de Teguise para escuchar junto a Nuestra Señora de Las Nieves el pregón como inicio de sus fiestas.
Al finalizar, el párroco Juan Manuel Molina le entrego un diploma acreditativo en nombre de la Comunidad Parroquial, también la alcaldesa del Ayuntamiento de Teguise, Olivia Duque, le hizo entrega de una escultura con la imagen de la Virgen.
Acto seguido, comenzó la parte musical, con la actuación de los hermanos Gerardo y Alejandro Machín Betancort. Acompañados con timple y guitarra les cantaron una coplas canarias a la Virgen, que gustaron muchísimo y recibieron como premio los aplausos del público. Mientras tanto, finalizó el acto con la actuación de la Coral Polifónica Villa de Teguise, dirigida por la profesora Nuvi Tavio, e interpretando La Golondrina, Nada te Turbe, Como fue, Signore delle Cime y finalizando con el Ave María de Schubert, los aplausos del público clausuraron el acto.