Continúan llegando nuevos microrrelatos para el concurso literario de Radio Lanzarote

Los participantes podrán seguir enviando sus obras, un máximo de 5 por persona, hasta el próximo 31 de agosto

21 de agosto de 2022 (21:13 CET)
Actualizado el 20 de noviembre de 2023 (09:13 CET)
Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote
Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote

La Voz continua recibiendo nuevos  microrrelatos que competirán en la XII edición de este certamen literario. En esta ocasión, los participantes deberán contar una microhistoria, real o ficcionada, en la que la radio sea la protagonista de la misma. Como en anteriores ediciones, la extensión máxima de los relatos tendrá que ser de 100 palabras, incluido el título en el caso de que lo hubiere.

Un año más, los Centros Turísticos colaborarán con el certamen, cuyo plazo de particiàción se extenderá hasta el 31 de agosto. 

Cada autor podrá enviar un máximo de cinco relatos, que podrá firmar con pseudónimo, aunque deberá indicar siempre un nombre y un teléfono de contacto. Todos aquellos que deseen participar pueden enviar sus relatos a concursorelatos@lanzarotemedia.net.

Los relatos serán leídos en el espacio de "Lectura en la Radio" de Radio Lanzarote (90.7), y publicados en La Voz de Lanzarote. Tanto la publicación como la lectura estarán supeditadas a las disponibilidades de espacio y tiempo de ambos medios.

Del fallo del certamen, que se hará público en la segunda quincena de septiembre, se encargará un jurado formado por periodistas de Radio Lanzarote-Onda Cero y La Voz de Lanzarote, que elegirán tres relatos ganadores y siete finalistas.

El ganador del primer premio conseguirá una cena para dos personas en el restaurante del Castillo de San José, mientras que el segundo premio es una de las experiencias insólitas para dos personas de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote. Por último, el tercer premio es una comida para dos personas en el restaurante del Monumento al Campesino. Todos los premios son para personas adultas.

 

Lanzarote sin.

Estoy sentado en la terraza del noveno piso del hotel Heavy Metal, disfrutando de la radio local y contemplando un glorioso atardecer rojizo, levemente distorsionado por la calima y la polución. Cuando el locutor con voz algo melancólica, informa de que en Nueva York, ha fallecido a los 103 años de edad, un afamado artista de origen lanzaroteño afincado allí desde 1964, Cesar Manrique, que expuso en las principales salas de arte de la ciudad. Y pienso, por mucha fama que haya alcanzado este conejero, tal vez nunca contempló un atardecer como este, desde aquí,

Desde Famara.

 

Una noche de verano

No existen secretos para una noche de verano. Con la sonrisa puesta iba pensando en el roce de tus manos. La música de la radio vivía en mis recuerdos cercanos.

Hasta que, de repente, lo vi. No me vio. Un coche contra el mío se estrelló. No sé lo que hice, sólo pensé en nuestro amor. Tu rostro triste en mi memoria quedó.

Luego todo se evaporó. Se evaporó…y esa noche me fui yo.

Mañana en la emisora no habrá canción, puede que a temprana hora, la nota necrológica salga discreta de la voz del locutor…

 

Señales

Cuenta una antigua leyenda que la primera señal de radio llegada a nuestro planeta no

fue escuchada por nadie. Nuestro futuro “hogar” era todavía un desierto inhóspito.

Cuando llegó la segunda, la Tierra, ya un paraíso verde, estaba habitada tan sólo por pájaros, por entonces unos seres desvaídos, feos y sordomudos, que en ese preciso instante comenzaron a cantar y a tejer sus plumas de colores. Y cuando “aterrizó” la tercera señal, un simio avispado creyó entenderla, se bajó del árbol, entró en una cueva y se puso a grabar en las paredes estrellas y constelaciones lejanas.

 

Radiofrecuencia

Esa noche pudo sintonizar de nuevo la frecuencia. Después de tantos años buscándola, dio por fin con ella.

-La magia de la radio -dijo en voz alta.

Y escuchó el programa que hacía su marido y se fue a dormir. A la mañana siguiente, le llevó flores al cementerio.

 

Disfruta del momento

Aquella mañana Antonio había llamado a la emisora de radio, a través de la onda se escuchaba la dedicatoria a Francoise. No te preocupes por mí, estoy bien entre algodones, no vengas pronto. Yo te espero, “carpedieu amor”. Mis dos amores fueron tú y Lanzarote. Francoise, lo escuchó mientras se dirigía a la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen a escuchar misa como todos los domingos. De repente, tropezó con una forastera, que le preguntó ¿a qué hora empieza la misa? y siguieron hablando. Al cabo de un rato se despidieron: -aurevoir, carpedieu Francoise. - Carpedieu.

 

Estimados señores y señoras de Radio Lanzarote:

No sé si me recuerdan. Yo estuve durante siete años dedicándole canciones a un amor

imposible... A un amor que parecía imposible... Pero al que, “gracias” a su emisora, al

final logré convencer para que me amase.

Por favor, les ruego que vengan a recogerlo. Intenté llevarlo a la zona de “objetos

encontrados” pero por desgracia dicha sección ya no está operativa.

Como le prometí la felicidad, cada día me la vino reclamando, y yo hasta el momento he cumplido como buenamente pude...

Pero ya no puedo más... Por favor. ¡¡Ayúdenme!!

 

Blanquitos…

Nunca se lo he dicho a nadie, pero tengo un don. Soy capaz de sintonizar los pensamientos de las criaturas. Funciona de la siguiente forma: me concentro mirando fijamente, y como si de la rueda de una radio se tratase, voy afinando, hasta escuchar el mensaje.

¿Y qué dice ese cangrejillo?

Mmmm… Pues parece ser que desde la época de los piratas no habían tenido mucha acción en sus vidas… hasta hace unas semanas, que unos transeúntes, invadieron el jameo… Pasaron terror, pero ahora se sienten más vivos que nunca.

¡Vaya…! ¡El subidón de adrenalina los dejaría blanquitos!

 

Sin Título

En aquella nublada mañana; me desperté con lagañas en los ojos y el fresco viento entraba por la ventana.

Me aseé, duché y luego desayuné. Estaba terminando de poner la lavadora.

La radio ya estaba dando las noticias que estaba sucediendo en esos parajes.

Me puse a tender en el tendedero de la terraza.

Más tarde empezaron a salir gotas de agua del aparato del aire acondicionado y cuando iban a decir los relatos Ganadores, finalistas del concurso de microrrelatos se

estropeó la radio .

¡Qué fastidio ya no puede escuchar esas pequeñas historias que te conmueven en el dia!

 

Un acorde

El delicado susurro del transistor alumbraba el dormitorio. La ventana entreabierta, como si de un capricho se tratase, no dejaba pasar el aire. En su lugar, un angustiado ventilador giraba tristemente tratando sin éxito de enfriar los ánimos de la absurda discusión.

De pronto tres notas, un acorde, y el tiempo se detiene. Suena la que en otro tiempo fue nuestra canción. Mis ojos se posan en los tuyos. Tus manos asisten a las mías.

-Lo siento.

-Te quiero.

Y nuestros labios sellan la paz.

 

Sin Título

Su mirada reflejaba perplejidad. La maldita enfermedad hacía que ante sus ojos fuese tan solo un desconocido. Cada día le cuesta más recordar y las medicinas hace tiempo que dejaron de hacerle efecto. No sabe dónde está ni por qué llora la persona que le arropa. Tampoco por qué unas correas le sujetan a la cama.

Le beso en la frente y enciendo la radio. Suena la sintonía de su programa deportivo favorito, el que tantas noches escuchamos juntos.

Sus ojos se iluminan mientras entrecierro la puerta.

-Buenas noches, hijo.

-Que descanses, papá.

Y mis lágrimas se vuelven de felicidad.

 

Vuelta a casa de mis padres

Todo estaba como lo dejé. Mamá se había encargado de conservar durante años el cuarto que compartía con mi hermano como si nunca nos hubiéramos largado. Como si nada hubiese ocurrido. Como si todavía nos hablásemos.

La pletina del casete todavía albergaba una de nuestras cintas caseras. Presioné el play y del sonido brotó el recuerdo de dos niños, sentados durante horas junto a la radio esperando que el locutor pinchase ese tema de Nirvana que nos enloquecía para poder grabarlo en una TDK de noventa.

Me pregunto qué estará haciendo mi hermano.

 

Sin Título

Aquella Nochevieja tenía que ser especial. El apagón nos dejó a oscuras a escasos tres minutos de las campanadas. Toda la familia entró en pánico a excepción de mi padre, que tranquilamente se levantó y abrió el primer cajón de la cómoda del comedor para sacar un par de velas y su viejo transistor a pilas. Para cuando sintonizó la emisora ya estaban sonando los cuartos, pero al fin pudimos dar la entrada al nuevo año. Y así, a la luz de las velas y al calor de la radio, fue como mi padre descubrió que iba a ser abuelo.

 

Gente sin alma

Anuncia la radio una terrible noticia,un alma acaba de caer fulminada a las puertas del consistorio capitalino.Las autoridades, se dirigen al lugar para identificar el cuerpo, acordonan la zona, mientras los vecinos del lugar se preguntan qué ha sucedido.

Mientras en el pleno, ha tomado posesión del cargo, el nuevo teniente alcalde.

Siguiendo el consejo de su antecesor, mejor gobernar sin alma.

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