El cineasta Armando Ravelo: "Por fin Canarias levanta la cabeza del suelo y empieza a pensarse a sí misma"

El director grancanario estrena su próxima película 'Érase una vez en Canarias' el próximo 22 de septiembre, donde trata la migración y las "otredades" de la sociedad isleña

16 de septiembre de 2023 (09:12 CET)
El director de cine Armando Ravelo durante el rodaje de 'Érase una vez en Canarias'.  FOTO: Sonia Hakansson.
El director de cine Armando Ravelo durante el rodaje de 'Érase una vez en Canarias'. FOTO: Sonia Hakansson.

El cineasta Armando Ravelo (Gran Canaria, 1982) estrena su próxima película Érase una vez en Canarias el próximo 22 de septiembre. En este largometraje, el segundo de su carrera, ha decidido poner el foco en la historia de Nola, una joven senegalesa que arriesgó su vida en un viaje en cayuco hacia el Archipiélago para conocer a su padre canario. Durante la travesía, y ya una vez en tierra, la mujer se topa con diferentes personas que van mostrando un retrato de la sociedad canaria. 

La película es también una especie de radiografía de la propia sociedad canaria. "En ella intenté plasmar la realidades que además suelen estar invisibilizadas como la gente en la calle o la vida en el campo y el mundo rural e intentar hacer el viaje al revés y que la migrante sea la que nos mira y la que nos observa y la que nos retrata.  En ese sentido creo que hay un diálogo en la película muy bonito en la que se encuentran las otredades", revela Armando Ravelo en declaraciones a La Voz. 

"Los migrantes, la gente de la calle, el mundo rural y otras miradas diversas que, al final, nos complementan también como pueblo", adelanta el director de cine Armando Ravelo.

A través de esa fotografía, el grancanario trata de entender cúal era el punto de ruptura que había sucedido entre Canarias y el continente africano. "Históricamente hemos tenido muchos lazos y me preguntaba en qué momento eso se rompió y en qué momento empezamos a sentirnos con esos aires de superioridad que se respiran a veces en la sociedad. No tanto los motivos evidentes, que son las tendencias políticas o el racismo, sino hasta los que intentando hacer el bien tienen ese complejo de salvador blanco, que en Canarias nunca ha sido la tónica".

Para el artista parte de esa desvinculación entre dos mundos con pasado y presente comunes parte de "la ruptura de nuestra canalidad ancestral". Aquellos aborígenes africanos que poblaron las Islas Canarias antes de la conquista del Archipiélago. "Si la gente tiene mucho dinero sí cabe, pero si no tiene no cabe. Entonces ahí no solamente recibimos racismo sino también mucho miedo a la pobreza y mucho rechazo", critica el productor. 

Con esta película, Ravelo persigue transmitir "una mirada diferente a lo que se suele ver, escuchar y, sobre todo, sentir en Canarias sobre la migración", confiesa a La Voz. En esta línea trata de romper desde el arte con el discurso único sobre una realidad compleja como es la de los movimientos migratorios

Más allá de las cifras

El director plantea este proyecto como un "acercamiento más humano" a las historias detrás de las cifras de llegadas a las Islas. Canarias  es un punto de llegadas de miles de personas que arriesgan su vida tratando de encontrar nuevas oportunidades. La ruta migratoria hacia el Archipiélago es una de las más mortíferas del mundo. 

A la hora de abarcar un proyecto como este, tan poliédrico, Armando Ravelo quería transmitir "una sensación más que una idea". En el enfoque que quiso ofrecerle al espectador revela que tenía "la sensación de que se nos está escapando algo a la hora de enfocar el asunto y tenía que ver con que, muchas veces, se habla de números de migrantes que llegan o que, por desgracia, fallecen y las historias se quedan en estadísticas". 

"Cadáver número tres". Sepultura en el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas de Gran Canaria, de uno de los inmigrantes cuyo cadáver permanecía a bordo de la neumática de Fofana V. EFE/Elvira Urquijo Á.
Sepultura en el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas de Gran Canaria, de uno de los inmigrantes cuyo cadáver permanecía a bordo de la neumática de Fofana V. EFE/Elvira Urquijo Á.

 

"Vemos las imágenes del desembarco de gente con las mantas de Cruz Roja y se nos olvidan los que están antes de eso, cómo es el viaje, cómo es la vida en Senegal, por ejemplo, o lo que les espera aquí", asegura Armando Ravelo.

La importancia de mostrar otro mensaje llevó al grancanario a embarcarse en esta iniciativa. "Se nos olvidan las historias que hay detrás de cada una de las personas, que son miles. Más allá de consideraciones políticas, incluso geopolíticas o miradas más tendenciosas, por un lado o por otro, lo que a mí me latía tratar era el lado más humano y explicar el porqué y el cómo", añade.

A pesar de partir con cierta sensibilidad, una vez arrancó con el proyecto, que culminó con parte de la grabación en Senegal, aprendió "que tenía muchos prejuicios y que, pese a que yo pensaba que estaba sensibilizado, realmente no tenía ni idea y que jamás la tendré porque no lo he vivido". 

 

Para realizar este trabajo, Armando Ravelo y su equipo se trasladaron a dos ciudades senegalesas. Primero, a la capital del país, Dakar. En este caso el cineasta señala que "no tiene nada que envidiar a cualquier capital europea". Además, también grabaron en M'Bour al pueblo pesquero Lebú. "Descubrimos muchos puentes entre Senegal y Canarias, por ejemplo el humor", añade Ravelo. Para este rodaje en el país africano contó con una productora local dirigida por una mujer. 

Para el realizador, marchar del país de origen, lanzarse a la incertidumbre de un viaje y culminar en una embarcación precaria en medio del Oceáno para probar suerte en otro continente son situaciones de las que no se puede opinar "a la ligera". Así asegura que la mayoría de las personas migrantes que conoce aman profundamente sus países. "Si se mueven de esos lugares es porque realmente tienen una necesidad muy fuerte y merecen un respeto", puntualiza. 

"Descubrí que me equivocaba al pensar que ellos vienen buscando Europa o huyendo de África más bien. Vienen por una cuestión mucho más profunda y mucho más dura que tiene que ver con una vida mejor para ellos o su familia".

 

Canarias contada desde Canarias

Desde pequeño soñó con ser director de cine. "No sé si también condicionado por mi condición de isleño, veía algo muy difícil y también alejado poder estudiar cine. Era muy alejado porque había que salir fuera de las islas, en un ambiente bastante precarizado, era complejo", se confiesa. La irrupción de las cámaras réflex adaptadas para casi todos los bolsillos le sirvió de baza para comenzar a grabar. "Empecé a hacer cortos con 30 años, lo que hizo que me quitara ciertas cadenas mentales que me habían pensar que no era capaz". 

"Canarias es el lugar donde donde nací, crecí y estoy viviendo y lo que estoy haciendo es contando historias humanas desde aquí, no como un especialista en la identidad canaria, sino como algo natural. Crecí viendo cosas de guanches, hablando de las brujas en Telde o viendo la realidad de los migrantes que caminan por la calle y quiero contar sus historias. Es lo natural", explica. Sobre sus referentes a la hora de ser cineasta en las islas destaca a los Hermanos Ríos o a María Miró. Esta última realizó el primer documental que se hizo en Canarias sobre la llegada de migrantes africanos al Archipiélago, bajo el nombre de Cayuco.  

"Ha habido referentes muy dignos, pero es verdad que no ha sido la tónica. En otros sectores cada vez más hay más dignidad, cada vez hay más miradas autocentradas y más ganas de contarnos", añade.

"Hay una serie de personas que desde la cultura canaria se se están levantando se están lanzando y están diciendo tenemos una mirada propia podemos aportar otras cosas al conjunto de la humanidad, que no sean servir y sonreír", apostilla Ravelo.

El director de Érase una vez en Canarias revela que hacer cine económicamente es "difícil porque requiere de mucha gente, pero también da mucho trabajo durante un tiempo". "Nosotros estuvimos trabajando más de 150 personas porque claro son tantos departamentos en tantos detalles, que es algo muy costoso y en España, como en Francia, entra la cuestión de la institución pública, que apoyan estas películas en este caso desde el Gobierno de Canarias y varios ayuntamientos que apostaron por apoyar el proyecto", asevera Ravelo. 

"Una gran enfermedad que se está dando es que la gente está normalizando que que esto suceda y que no se ponga soluciones a gran escala y que además se produzca un rechazo al pueblo"

Después de 11 años tratando de hacer cine en Canarias, Ravelo asegura que la suya es una historia "de perseverancia y de mucha lucha y resistencia, porque al día te ponen varias zancadillas". Sin embargo, asegura que al "seguir insistiendo" a logrado vivir del cine en Canarias. "No es fácil, pero ha merecido la pena".  

Sobre el auge de los rodajes cinematográficos en Canarias, el cineasta revela que se puede dar al mismo tiempo que las islas sean un lugar para recibir rodajes y que se pueda ofrecer servicios de todo tipo. Desde alojamiento hasta la personas que trabajan en la producción ejerciendo cualquier papel.

"Yo creo que hay un intangible muy poderoso que va desde la autoestima hasta lo tangible que es que Canarias tenga presencia en el mundo cultural universal como está sucediendo con la música, como está sucediendo con la literatura, que también pasa con la con el cine, pero para eso hace falta mucha inversión. Hace falta que empecemos a creer que desde aquí se pueden hacer productos que llegan a todo el mundo con nuestra voz", añade, "por fin Canarias levanta la cabeza del suelo y empieza a pensarse a sí misma". 

El director Armando Ravelo durante el rodaje de 'Érase una vez en Canarias'. Foto: Sonia Hakamsson.
El director Armando Ravelo durante el rodaje de 'Érase una vez en Canarias'. Foto: Sonia Hakamsson.

 

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