La verdad de la turismofobia

Hugo Ferrer
4 de abril de 2024 (17:20 CET)

Hace sólo unos 60 años que el turismo llegó a esta tierra pobre, en realidad paupérrima, seca y con pocas esperanzas de futuro que era Lanzarote. Una tierra sedienta que tenía que traer el agua de beber desde otras islas, porque los charcos que dejaba la lluvia no eran suficientes. Sí, porque aunque muchos no lo sepan, hace nada aquí se bebía el agua embarrada. 

Muchos ya lo han olvidado, pero mientras el mundo desarrollado ya era desarrollado, en esta isla no había ni luz ni agua corriente para ducharse. Entonces, gracias a la revolución tecnológica de los medios de transporte de masas, por cierto, transportes inventados por malvados capitalistas, esta isla por fin inauguró el siglo XX cuando ya habían transcurridos dos tercios de ese siglo XX.

La tecnología y la benevolencia de nuestro clima se unieron para que una tierra tan pobre como la nuestra, pudiera hacer negocio con el turismo.

Y, entonces, donde no había agua nació una red de tuberías que dispensaban agua limpia y cristalina, como un oasis que se abre violentamente en medio del desierto. Y donde había oscuridad se hizo la luz, tan fácil de encender con un sólo dedo como por arte de magia. Por cierto, la luz, otro invento de los malvados capitalistas. 

Y donde había pobreza y falta de esperanza se abrió un nuevo mundo. Los hombres y las mujeres de Lanzarote ya no estarían condenados a la inercia de la historia como si viviesen en el medievo, sino que comenzaron a tener medios para labrarse su propio futuro. Por supuesto, el mundo no venía regalado, pero ahora había medios y cualquiera, trabajándolo, podía labrarse su futuro. 

Pero ahora todo ha cambiado. Donde había turismofilia y hospitalidad con los extranjeros, ahora el pensamiento dominante de muchos es la turismofobia: el odio al turista. Han comenzado las pintadas, han comenzado las manifestaciones y la demagogia política ha alcanzado nuevos máximos, noticias y eventos de los que ya se hacen eco en los países de origen de los turistas. Turistas que han comenzado a preguntarse si deben venir o no a nuestro amado territorio

Pero quitémonos las máscaras y hablemos con propiedad: los turistas no nos han hecho nada. No son peores que antes, no traen menos prosperidad que antes y siguen bebiendo cerveza y emborrachándose igual que antes. Nada de eso ha cambiado.

¿Y qué es lo que sí ha cambiado y que es la raíz verdadera de la turismofobia? que no hay vivienda y que cuando la hay es a precios estratosféricos para los salarios, una vergüenza de gran gravedad que no permite satisfacer el derecho a una vivienda digna que garantiza la constitución española.

Es completamente lógica la ola de inconformismo con la situación actual, porque hablamos de un problema real y muy grave, tanto para las personas individuales y sus familias como para el desarrollo económico y futuro de la isla, donde múltiples puestos de trabajo están sin cubrir porque no hay empleados que puedan venir a la isla ya que no hay donde quedarse.

Pero esa ola de inconformismo está, por ignorancia o por la ceguera que provocan las ideologías, mal enfocada. Como un niño pequeño que se coge una rabieta y no sabe por qué.. La culpa no es de nuestros turistas, ya sea que se queden en hoteles o en viviendas vacacionales, sino del nefasto gobierno que tenemos en España, el peor de toda la democracia. 

La crisis de la vivienda no es exclusiva de Lanzarote, sino que es una crisis que se da en toda España. Cualquiera que lea las noticias lo sabe, así que culpar a nuestros queridos turistas de ello es una estrategia equivocada, absurda y muy contraproducente para el bienestar de todos.

Pero la ceguera es la ceguera y es más fácil echar las culpas a otros de las malas cosas que nos ocurren, que admitir que tal vez el problema esté en uno mismo. Nada sorprendente, algo tan humano. 

Si no hay vivienda la culpa siempre es de otro. Del turista, de los avaros capitalistas, de los políticos de la fachoesfera, de las viles fuerzas que conspiran día tras día para que los más humildes no tengan vivienda. No sé ¿los Illuminati?

Pero la realidad es tozuda y es otra. El problema es que tenemos a un gobierno que lleva 6 años en el poder y que con sus leyes y medidas han conseguido ahogar el mercado inmobiliario. Pretendiendo defender a los más débiles, de boquilla, sólo han conseguido hundirlos más en la miseria. 

Amigos, las políticas no se han de juzgar por sus intenciones, sino por sus resultados. Y el resultado es el que es. La culpa no está fuera, sino dentro de cada uno que votó mal, que votó un gobierno populista aliado con la extrema izquierda, que igual que deja 1.000 violadores en la calle, deja sin viviendas a quienes dicen defender.

Como suelo decir, a disfrutar lo votado y si quieres cambiar las cosas vota de otra manera. Pero no escupas en la cara de los turistas que nos dan de comer.

 

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