Tiempo o bonificación en el transporte

Luis Morales
22 de agosto de 2022 (18:38 CET)

A partir del próximo mes de septiembre, en Canarias los bonos de transporte en guagua van a ser bonificados en un 50 por ciento por el Estado, como parte de las medidas económicas de la crisis energética. A priori puede parecer una buena medida para incentivar el uso del transporte público en detrimento del vehículo privado, atendiendo a motivos como el ahorro de combustible por su tendencia al alza en estos momentos, permitir una menor contaminación y posibilitar la reducción de la congestión producida por el tráfico.

Esta medida no es nueva, es el instrumento político que con frecuencia se ha utilizado como fórmula “indiscutible”, incluso con planteamientos de la gratuidad. Este instrumento que sin duda ha favorecido el acceso a transporte de los sectores de la población más desfavorecidos o aquellos que no disponen de movilidad privada, incluso para la promoción en determinados momentos de nuevas líneas, quizás no arroje buenos resultados para la situación actual.

La subvención parcial o total de transporte público de viajeros, en realidad no favorece demasiado a las clases desfavorecidas, ni tampoco ayuda a disminuir la contaminación o la congestión. En esta cuestión estratégica para la economía de cualquier lugar, se están tomando medidas como la gratuidad, donde encontramos el caso de Tallin (Estonia 2014) donde se pasa de la subvención parcial a la total. Esto facilitó el crecimiento del 3 por ciento en las primeras semanas y 14 por ciento en el primer año, pero en años sucesivos no ha superado un promedio del 3 por ciento. Aunque se pueda observar un crecimiento de pasajeros, para nada representa alcanzar objetivos de sostenibilidad.

Un estudio realizado por el Instituto de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile (2019), en Santiago de Chile se proporcionó bonos gratis a un grupo, del estudio de su comportamiento, estos mostraron que su uso sólo se realizaba para trayectos de ocio y que en ningún caso era para disminuir el uso del vehículo privado, sino para no realizar trayectos caminando. Por otro lado, los usuarios que más utilizaron el bono fueron los que vivían más cerca de las estaciones o paradas, en detrimento de los que estaban más lejanas. Los mismos resultados arrojan otros estudios como el de la Universidad de Groethe en Frankfort (2021) sobre bonos gratuitos para empleados públicos.

Investigaciones realizadas entre 1996 y 2017 arrojaron que el abaratamiento de un 10 por ciento del transporte público sólo reduce el uso del vehículo privado entre un 0,17 y un 1,3 por ciento.

¿Por tanto que influye para que los procesos de subvención parcial o total no tengan el éxito que se espera?, Pues, aunque el transporte sea subsidiado, muestra que el dinero no es lo importante, al menos en este caso. El factor tiempo se vislumbra, por tanto, como el elemento que más consideramos cuando nos movemos. En este elemento, no sólo se incluye el tiempo del trayecto, sino también los tiempos de desplazamiento a las estaciones o paradas, la espera y los transbordos. En el estudio “La demanda de Transporte público: los efectos de las tarifas, la calidad del servicio, los ingresos y la propiedad de automóviles” (2006) de la universidad de Leeds, muestra que estos tiempos de espera son entre 40 y un 100 por cien más costosos que el tiempo gastado en desplazarse en vehículo privado.

La bajada de precios de transporte público no representa a largo plazo un camino hacia una sociedad más sostenible, cuando lo que nos importa es el tiempo. Las ayudas o subvenciones al transporte público representan un soporte importantísimo para determinados sectores de la población y en algunos momentos concretos, tipos de descuento para el fomento del uso de la guagua, pero de ningún modo de una forma generalizada, ya que se muestra su escasa eficiencia y sólo mantendría la fidelidad de los que no tienen otro medio para moverse, cuando la intención es que los que tienen otras vías opten por el transporte público.

Por tanto, si se pretende la potenciación el uso de las guaguas, frente al vehículo privado se debe transitar por la calidad, es decir mejorar los servicios, reducir los tiempos de espera, aumento de frecuencias, atención a zonas alejadas de los centros y mejorar la interconectividad. Se debe garantizar que los tiempos de espera o de viaje sean adecuados a las necesidades de movilidad de los viajeros y que estos no sientan incertidumbre, estrés, desasosiego, por la falta de servicio, por los incumplimientos horarios, por la falta de plazas, por la lejanía de las paradas, etc. como ocurre ahora en algunas islas del archipiélago, que hacen que los que poseen vehículo privado no lo vayan a abandonar.

Las medidas planteadas representan un gasto de dinero que no contribuye a un beneficio social. La planificación a largo plazo atendiendo a todos los elementos que componen la movilidad e incluyendo el urbanismo, con seguridad responderán con resultados positivos en favor del uso del transporte público en detrimento del vehículo privado, sin afectar a otros tipos o modos de moverse medioambientalmente sostenibles. Debe existir un compromiso social y político en esta materia, ya que es, un elemento estratégico de nuestras vidas como puede ser el trabajo, la vivienda o la educación.

 

*Luis Morales, máster en Movilidad y Transportes (UPO)

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