Salud y Mujer en Lanzarote

9 de abril de 2018 (17:06 CET)

La salud tiene género por eso debemos integrarlo en la salud pública, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se deben "tener en cuenta las diferentes necesidades del hombre y la mujer en todas la fases del desarrollo de políticas y programas". En Lanzarote la educación sanitaria basada en estas diferencias aún es paupérrima y son las mujeres quienes sufren en mayor medida de esta deficiencia.

El sexo influye por efecto de las hormonas y el género por los roles sociales asignados que nos predisponen a ciertas conductas, pero no solo es eso, históricamente la medicina se baso en el estudio de las enfermedades en los hombres (más que nada porque las mujeres no debíamos desnudarnos ante médicos de sexo masculino y eran ellos quienes tenían acceso a estudiar esa disciplina). A día de hoy se conoce que algunas enfermedades tienen más incidencia en un sexo que en otro y que los efectos de los medicamentos e incluso los síntomas de una misma enfermedad son diferentes en hombres y mujeres pero sigue faltando la educación sobre estas diferencias en la sociedad.

Las personas expertas nos alertan que tomar las enfermedades de forma generalizada, sin apreciar diferencias por género, puede llevar a una demora en el diagnóstico y por consiguiente en la recuperación. Por ejemplo los síntomas de un infarto conocidos popularmente son los del hombre por lo que la mujer no acude rápidamente a los servicios sanitarios entorpeciendo así su recuperación o un varón desconoce que puede padecer cáncer de mama ya que los autoexámenes conocidos son para las mujeres y no dan importancia a bultos en su pecho.

Como en cada aspecto de la vida las diferencias de género influyen negativamente tanto en las mujeres como en los hombres.

Medicamentos


 Existen diferencias en los efectos de algunas medicinas entre hombres y mujeres, en su forma de actuar, en sus efectos secundarios y en los tiempos de absorción en el organismo. Esto se debe a las diferencias hormonales entre ambos sexos  y  a que la mayoría de los ensayos clínicos de fármacos se realizan en varones. ¿Sabían que las mujeres eliminan más despacio el paracetamol?

Por eso para la prescripción de las dosis y la duración del tratamiento se debe tener en cuenta si el paciente es un hombre o una mujer, antes de medicarlo.

Enfermedades y sintomatología


Muchas enfermedades presentan síntomas diferentes si aparecen en hombres y mujeres y no siempre son los más conocidos socialmente los que se relacionan con nuestro sexo.

Infarto: Popularmente lo asociamos con un dolor opresivo en el centro del pecho que irradia hacia el brazo izquierdo, sudoración o problemas para respirar pero en las mujeres presenta otros síntomas como ser una fatiga inusual, náuseas y dolor en la parte abdominal inferior. El desconocimiento de estos síntomas hacen que la mujer tarde más tiempo en solicitar ayuda médica e incluso no son examinadas adecuadamente por los facultativos médicos, así las cosas, el pronóstico es peor en mujeres que en hombres -el 52% fallece antes de llegar al hospital, frente al 42% de varones-.

Enfermedad Pulmonar ObstructivaCrónica (EPOC): Es una patología tradicionalmente masculina que provoca tos, fatiga, falta de aire y problemas musculares, pero el incremento del consumo de tabaco entre las mujeres ha provocado que cada vez haya más casos femeninos y su sintomatología es diferente ya que presentan una mayor sensación de falta de aire y lesiones causadas por la enfermedad.

Anorexia: Para detectar la patología hay que tener en cuenta que hombres y mujeres no llevan a cabo las mismas estrategias para perder peso. Ellas recurren a vómitos y dietas extremas mientras que ellos desarrollan una obsesión por el ejercicio. Cabe destacar que los hombres también reaccionan antes y mejor en las primeras fases del tratamiento.

Trastorno de Ansiedad: Presentan síntomas en las mujeres como el pánico y problemas para respirar, mientras que en los varones aparecen síntomas gastrointestinales y sudoración excesiva.

Depresión: Ellos están más cansados e irritables que ellas y suelen perder el interés en el trabajo, su familia o sus hobbies. Además los varones es frecuente que tengan más problemas físicos vinculados a la depresión como problemas para dormir o dolor de cabeza.

Roles de género

Pero más allá de genes y hormonas, las desigualdades de salud entre hombres y mujeres tienen mucho que ver con cuestiones de índole social.

Algunos datos que nos deja la llamada "Medicina de género":

- Entre un 15% y un 71% de las mujeres han sufrido violencia física o sexual en algún momento de sus vidas que han dejado consecuencias en su salud: baja autoestima, depresión o enfermedades crónicas. Teniendo en cuenta la demora de las listas de espera sanitarias en el área de salud mental y que en la isla existe solo un servicio de asistencia psicológica especializado en mujeres víctimas de violencia de género (CIAM) nuestro futuro resulta desalentador.

- Las mujeres se dedican a cuidar de los demás pero poco de ellas, y cuando van a las consultas con malestares inespecíficos se les hace menos caso. La doctora Valls-Llobet, autora de Mujeres invisibles, explica que se conoce la falta de hierro en las mujeres en edad reproductiva, sin tener en cuenta que las anemias pueden producir cansancio, malestar y dificultades de memoria o de concentración, de modo que cuando las mujeres acuden con estos malestares al médico hay una predisposición a pensar que responden a cuestiones psicológicas y a recetarles ansiolíticos o antidepresivos. Lo sufrimos a diario en nuestras consultas de atención primaria?  

- Según Santiago Palacios (ginecólogo español) hay patologías femeninas relacionadas con el estilo de vida y los condicionantes sociales: "La sensación de agresividad que tiene la mujer en el trabajo y el estrés que comporta, sumado al estrés de compaginarlo con las tareas domésticas y familiares, tiene mucho que ver con los dolores de cabeza, el estreñimiento o la gastritis" y otras dolencias que padecen más.

Suena alentador saber que ni estamos locas, ni somos unas flojas pero lo que suena más alentador es saber que ya se empieza a hablar de las mujeres y la salud porque nuestras abuelas no tuvieron esa ventaja.

Llegó el momento de exigir a nuestro personal sanitario que se formen también en ella, más que nada porque nos va la vida en ello.

 

 

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