La huelga no es un privilegio

Por Domingo García A veces, escribir a sabiendas de que la mayoría de los posibles lectores te puedan poner a parir, por no compartir tu opinión, con respecto a un tema determinado, te hace pensar si vale la pena pasar por tan amargo trago, simplemente ...

11 de marzo de 2011 (17:02 CET)
Por Domingo García
A veces, escribir a sabiendas de que la mayoría de los posibles lectores te puedan poner a parir, por no compartir tu opinión, con respecto a un tema determinado, te hace pensar si vale la pena pasar por tan amargo trago, simplemente ...

A veces, escribir a sabiendas de que la mayoría de los posibles lectores te puedan poner a parir, por no compartir tu opinión, con respecto a un tema determinado, te hace pensar si vale la pena pasar por tan amargo trago, simplemente por intentar compartir ideas, si bien, éstas sean impopulares.

Las huelgas en un aeropuerto parece que están demonizadas, sobre todo, después del plantón dado por los controladores. Lo primero que habría que aclarar es que no todos los trabajadores aeroportuarios son controladores y ni por asomo cobran 200.000 euros mensuales.

La masa laboral en un aeropuerto está en las mismas condiciones de precariedad que en el resto de los sectores, y esto es culpa, por un lado, del gobierno, que con sus leyes atenta contra la calidad en el empleo, los contratos basuras, permisividad en el despido y la falta de inspección laboral. Y por el otro, una parte importante de la clase empresarial, que sólo mira su propio interés, sin pararse a pensar que una parte de su riqueza, está siendo generada por sus empleados, a los que trata como si éstos fueran simples jornaleros, a los que pueda utilizar hasta exprimirles y después desechar por otros, a los que poder seguir sacándoles el jugo.

Pero claro, en tiempos de crisis, parece que lo único importante es que el trabajador no se queje ¡qué ofensa a los que están parados! Y el empresario, mientras, explotando, con el cuento, de que en la calle hay más trabajadores dispuestos a realizar lo que él no acepta.

No puede haber mayor contrasentido, ver a los trabajadores pelearse entre sí por un puesto de trabajo, aceptando cualquier capricho que al empresario se le antoje.

En el tema de los trabajadores de AENA, estos, sólo piden que se mantengan sus condiciones de trabajo, una vez que ésta pase a manos de empresas privadas; otra cuestión fundamental y de vital importancia para un espacio archipielágico como el nuestro: la oposición a la privatización de los aeropuertos.

Las asociaciones turísticas de Lanzarote se han opuesto de manera estrepitosa al preaviso de huelga de los trabajadores de AENA, porque atentan, según su criterio, contra el crecimiento económico de la isla y la creación de los puestos de trabajo, acusando a estos de privilegiados.

Todo quedaría hasta bonito si estas asociaciones y fundamentalmente, algunos de sus socios, se hubieran significado por la defensa de los intereses de la isla y la de sus trabajadores.

Es chocante tener que oír, cómo empresarios turísticos acusan de privilegiados a determinados trabajadores, cuando estos mismos empresarios se han visto "privilegiados" a la hora de recibir subvenciones europeas, de dudosa legalidad, cuando han obtenido un trato de "privilegio" por las autoridades locales y regionales para realizar lo que les ha venido en gana. A día de hoy, muchas de estas obras "privilegiadas" están con sentencias judiciales en contra por haber traspasado los límites de la ley.

En Lanzarote, vemos cómo el turismo aumenta de manera constante. En cambio, el paro no disminuye, y cualquier currante sabe, que en estos momentos, allá donde se esté trabajando, es necesario aumentar las plantillas para poder sacar el trabajo adelante de forma digna, tanto para el trabajador como de cara al cliente.

Y eso, lo está terminando de reconocer hasta el mismísimo presidente del Gobierno de Canarias, cuando se queja de que los empresarios no están realizando las debidas contrataciones para prestar un servicio digno a los turistas, que de manera importante están llegando a Canarias, y que muchos de estos visitantes están quejándose de forma alarmante ante sus touroperadores, por la baja calidad en el servicio.

Los trabajadores, sean de AENA o de cualquier otra empresa, tienen un derecho constitucional, que no privilegio, reconocido para defender unas condiciones dignas de trabajo: el derecho a la huelga.

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