Que el Partido Popular de Lanzarote se haya animado a nombrar persona non grata al sátrapa (no es insulto, es definición RAE) Pedro Sánchez Castejón, tal y como pedí en mi columna del pasado 26 de junio, es una gran noticia para la isla, aunque algunos no lo entiendan todavía (admitámoslo, mucha gente vive su vida y observa la política de una manera más que superficial, a pesar de que tiene importantes consecuencias sobre sus vidas).
Esta declaración no es algo simbólico o trivial, sino que es una acción política llena de carga y peso, para que desde la institución más importante de la isla se señale lo que es socialmente indeseable, igual que cuando un carterista es visto por la calle y los vecinos gritan ¡al ladrón!, ¡al ladrón!.
¿Por qué grita la gente “al ladrón” cuando lo pillan ejerciendo su actividad delictiva?, para que todos estén avisados de que el mal anda cerca. Pues lo mismo es una declaración institucional de persona non grata, es un señalamiento que indica a la sociedad que el mal, que tanto daño hace a nuestros conciudadanos, anda muy cerca y que queremos espantarlo y señalarlo con la máxima claridad posible.
Creo que esto que explico es fácil de entender, pero el problema es que muchos tampoco entienden por qué se busca nombrar persona non grata a la peor persona que ha pasado por el establishment político desde Indalecio Prieto. No es por la corrupción, de eso ya estamos espantados los ciudadanos, además de que la corrupción ha sido y seguirá siendo endémica mientras sigamos viviendo en un sistema político no democrático del todo, tal y como es la partitocracia actual (no hay más que ver el reciente congreso “a la búlgara” del PP, donde Feijóo sacó mejor votación que Kim Jong-un en las “elecciones” de su país).
El primer gran problema está en que Sánchez ha derribado todas las instituciones del país, hundiéndolas hasta hacerlas menos creíbles que las de cualquier país subsahariano.
A mucha gente, esto de la independencia y fortaleza de “las instituciones”, les suena a chino cantonés o código binario, pero un país sólo es justo y próspero, allí donde sus instituciones son sólidas e independientes. ¿Por qué? porque es lo único que garantiza que un país no se convierta en un estado autoritario y arbitrario. Esto no es una opinión, es evidencia histórica.
Sin instituciones fuertes e independientes, no hay equilibrios de poderes y sin equilibrios de poderes aparece el caos y la sociedad cae en la más profunda de las vilezas.
Este es el concepto general y de máxima importancia que muchos no entienden porque se quedan en la superficialidad de que “todos los políticos son corruptos”. Claro que muchos han sido y son corruptos. Se lo confirmo yo, la corrupción es parte del mal diseño del régimen del 78. Pero lo que ha hecho este presidente es tan grave, que sus recientes acciones no pueden más que considerarse como un golpe de estado, el tercero que recibe el país en los últimos 50 años y el primero que se da desde la propia Moncloa, lo cual lo hace más peligroso que los dos anteriores (1981 y 2017).
La segunda gran razón para nombrar a Pedro Sánchez Castejón persona non grata en Lanzarote, es que es el principal culpable de la crisis de vivienda que vive el país y Lanzarote en particular. La peor crisis de vivienda en España desde los años cincuenta, tras la funesta guerra civil.
Por supuesto, la crisis de vivienda es un fenómeno complejo, de largo plazo y multifactorial que hunde sus raíces desde la burbuja inmobiliaria, donde el exceso de oferta no respaldado por los fundamentales de entonces (su sostén era un artificial crédito barato), se ha convertido en una falta de oferta dramática para la vida de tantas y tantas personas. La gente ya ni aspira a comprarse una casa o alquilar una vivienda, sino que suspira por tener una puta habitación. La gente no puede independizarse, tener familia o siquiera divorciarse.
¿Y qué pinta Pedro Sánchez en este fenómeno general del mundo occidental y que es además multifactorial? Pues en que aún a sabiendas (los whatsapps con Ábalos así lo atestiguan), ha elegido hundir a la sociedad española, y en particular a sus jóvenes, en la más profunda miseria inmobiliaria, legislando a favor de los okupas y los grandes tenedores de inmuebles y en contra de la gente normal y corriente. Ha hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Para que se entienda: es como si hay un incendio y un pirómano decide echarle más gasolina al fuego. Ese ha sido Sánchez. Pero no por ignorancia lo cuál aún podría perdonarse, sino con malicia para mantenerse en el poder y legislar a golpe de eslóganes políticos de la altura mental de niñes de cuatro años.
En fin, que gracias a Pedro, tal y como informaba este medio esta misma semana, el precio de la vivienda en Argana, el más asequible de la isla, se ha disparado un 25% en sólo un año. Mucha gente, que no suele entender casi nada, cree que es por la vivienda vacacional (factor menor y fácilmente controlable) o por “el salvaje capitalismo” (pensamiento pueril a más no poder). Pero para cualquier persona razonable y con suficientes entendederas y memoria, el principal culpable se llama Pedro Sánchez, el gran pirómano social e inmobiliario de esta España del siglo XXI.
Y estas dos grandes, sustanciales y nada simbólicas razones para nombrar persona non grata a Pedro Sánchez, se resumen en que Pedro Sánchez Castejon es una persona mala, que no mira por el bien de los ciudadanos ni por el interés general, sino que solo busca mantenerse en el poder a cualquier precio, pareciéndose más a un personaje malévolo del medievo, que a un presidente de un país europeo y moderno del siglo XXI.
Y como muchos no lo entienden, se hace absolutamente necesario hacerlo oficial y gritar: !al ladrón, al ladrón!
La pregunta que queda es ¿en qué lado de toda esta historia se va a posicionar Coalición Canaria en el Cabildo de Lanzarote?, ¿con la gente decente de la calle o quedará retratado al lado de los batasunos y amigotes de Pedro Sánchez, el sátrapa?








