Agricultores dicen que el centro de transformación es "un absurdo"

La cochinilla: ¿un cultivo muerto o con posibilidades de resurgir?

[Aferrados a la esperanza->40033]["Debemos darle valor a nuestros productos tradicionales"->40034]["Hay que recuperar este gran patrimonio"->40035]

28 de mayo de 2010 (00:29 CET)
La cochinilla: ¿un cultivo muerto o con posibilidades de resurgir?
La cochinilla: ¿un cultivo muerto o con posibilidades de resurgir?

"Ahora sólo hay algún viejo despistado como yo que se entretiene recogiendo cochinilla. Como negocio, ya no hay nadie". Así resume el agricultor de Guatiza, Pedro Berriel, de 70 años, la producción de este bicho, del que se extrae carmín. El Centro de Transformación de la Cochinilla, ubicado en Mala, tiene detractores, aunque también defensores, antes de su puesta en marcha. Algunos afirman que esta instalación es "un absurdo", ya que no existe materia prima con la que trabajar, mientras que otros están convencidos de que será un revulsivo para este cultivo tradicional de Lanzarote.

En este momento, según los cálculos de los agricultores de la zona, hay 15.000 kilos de cochinilla en Guatiza y 5.000 en Mala. "Si no la pagan a buen precio, nadie la va a vender, porque llevamos con ella 13 años esperando una buena oferta, y no nos importa esperar más", señala Francisco Betancort, de 65 años, que ha decidido cambiar el cultivo de cochinilla por el de sandía "para poder vivir".

El Cabildo está elaborando en estos momentos un pliego de condiciones para sacar a concurso público la explotación de este centro de transformación. Según confirma la consejera de Agricultura Nereida Pérez, varias empresas interesadas ya se han puesto en contacto con la primera institución para gestionar este edificio. De momento, la apertura del centro no tiene fecha, aunque según Pérez, "estamos dando los pasos para que esto sea una realidad".

Sin embargo, antes de inaugurarse, este centro ya tiene varios detractores y son personas conocedoras de este cultivo, que tras una vida entera dedicados a recoger cochinilla, han tenido que abandonar su trabajo, porque "no da ni para comer". Pedro Berriel ha pasado de ser un recolector de cochinilla y ganarse el dinero con esta tarea a ser un mero aficionado. "Voy al campito, doy una vuelta, y recojo algo, pero por afición. A la cochinilla nos dedicamos en la actualidad cuatro viejos locos que estamos jubilados", indica.

Cultivos abandonados

Además, las personas que trabajan con este bicho tienen "entre 70 y 80 años", afirma Berriel. "Las nuevas generaciones no se dedicarán a esto ni locos, no tendría sentido", evidencia este campesino, que asegura que este cultivo tradicional está perdido por la falta de subvenciones y, sobre todo, por la entrada en el mercado de países como Perú o Etiopía, donde la mano de obra es muchísimo más barata. "Es imposible competir con ellos", indica Gerardo Fernández, otro conocedor de este cultivo.

Y es que después de 13 años sin vender ni una sóla partida de cochinilla, el 90 por ciento de los cultivos, según varios agricultores de la zona de Mala y Guatiza, se han abandonado. "Los terrenos están hechos polvo, porque nadie los cuida. Se han dejado y eso da muy mala imagen a los turistas. Una persona no puede estar trabajando 13 años para meter el producto en una esquina y no saber si lo va a vender o no", lamenta.

Berriel echa la vista atrás y recuerda el tiempo en que la cochinilla era un modo de vida. "Era mi mujer la que se encargaba de la cochinilla. En la época buena, hace más de 20 años, incluso pagamos 1.000 pesetas de las de entonces a varias mujeres para que vinieran a ayudarnos con la cochinilla", señala Pedro Berriel que, no obstante, vendió en marzo de este año, tras 13 años de sequía, "una partida a Alemania y Perú". "Todavía no la he cobrado", critica.

Uno de los mayores problemas de la cochinilla es que no tiene un precio fijo, sino que fluctúa. "Hace 40 años se podía cotizar un kilo a 8.000 pesetas, hace 20 vendí cochinilla por 15.000 pesetas. Sin embargo, también me han ofrecido 5.000 pesetas y yo me negué a vender, porque eso es regalar y yo no soy tonto", evidencia Pedro Berriel.

"Una absurdez"

Tanto Pedro Berriel, como Gerardo Fernández o Francisco Betancort han acabado asumiendo que la producción de la cochinilla "está muerta". Por eso, no entienden por qué cuando ya no existen casi productores, el Gobierno de España destina casi un millón de euros a este proyecto, aprobando así la petición que realizó el diputado nacional del PP, Cándido Reguera. Las obras en este centro de transformación, que cuenta con una superficie de 431 metros cuadrados, comenzaron en febrero de 2007, pero todavía no hay una fecha de inauguración del edificio.

"El centro es una absurdez, un engañabobos, una vergüenza completa. Se han gastado el dinero para nada, porque no hay materia prima. Hay que imponer el sentido común. No puedo poner el carro y el mulo detrás. No puedo instalar molinos si no hay millo. No puedo gastar un dinero para la transformación y elaboración de algo que no tengo", defiende Gerardo Fernández, al tiempo que Pedro Berriel asegura que este centro "es tirar dinero" y se pregunta "de dónde sacará el Cabildo al personal adecuado y cualificado para llevar adelante el proyecto".

"Primero estuvo el Complejo Agroindustrial. La gente llevaba leche y les dejaron un montón de dinero. No voy dar cochinilla si no me la pagan antes y a buen precio", desconfía este agricultor. Por su parte, Francisco Betancort añade: "No pueden llegar aquí y engañarnos. Sé que eso no va a funcionar. No servirá porque en Lanzarote ya no hay producción. Si no le dan otras fórmulas de elaborar cochinilla, el centro no servirá para nada", sentencia.

NOTICIAS RELACIONADAS

[Aferrados a la esperanza->40033]

["Debemos darle valor a nuestros productos tradicionales"->40034]

["Hay que recuperar este gran patrimonio"->40035]

LO MAS LEÍDO