¿Qué pasó, señores? Así comienza siempre sus vídeos el lanzaroteño Paulo Rodríguez cuyo contenido se centra en probar y valorar desde su punto de vista los platos de diferentes locales, tanto en Madrid como en Lanzarote. Natural de Playa Honda, el joven se encuentra estudiando ADE Digital en la capital española desde hace cinco años donde compagina sus estudios con este hobby en redes sociales.
Rodríguez acumula cientos de miles de visitas en sus vídeos, tanto en TikTok como en Instagram. Algunos de sus vídeos superan las 200.000 visualizaciones, donde muestra y recomienda lugares para comer para todos los públicos, desde hamburguesas smash, pizzas, comida canaria o asiática.
Su pasión por la comida le llevó a subir su primer vídeo de contenido gastronómico, motivado también por ver a otras personas publicar esto mismo. "Vi que nadie lo estaba haciendo en Lanzarote y como me gusta enseñar la comida canaria a amigos y demás, pensé que se me daría bien", cuenta Rodríguez.
Su pareja fue quien le animó desde un primer momento a que realizara este contenido para redes sociales porque le gustaba mucho comentar la comida con amigos que también son fanáticos de la gastronomía. "Me dijeron que por qué no me abría un canal de TikTok y comenzaba a publicar los sitios que me gustan, sobre todo locales de hamburguesas porque es lo que más nos gusta a mis amigos y a mí", recuerda.
Esto no solo fue una forma de compartir sus opiniones y sus lugares favoritos para comer, sino que también fue una manera de crear una "agenda" en la que poder tener presente cada sitio porque "son tantos que ya ni me acuerdo". Aunque comenzó con un contenido más centrado en hamburguesas, al llegar a Lanzarote de nuevo hizo que se abriera a otros platos, ya que como dice, "en la isla no hay tantos sitios de este tipo como en Madrid".
Una evolución constante
Los amigos de Paulo Rodríguez iban viendo los vídeos que grababa y les gustaban, algo que terminó de impulsar al joven a crear este tipo de contenido. "El primer vídeo tenía una calidad muy baja y hablaba a través de un guion y se notaba muchísimo, ahora ya grabo sin ellos", señala.
En todo este tiempo, el joven ha notado una mejoría en la edición y grabación de sus vídeos. "Noto la mejora en cómo comento los vídeos y en la manera de editar, todo el mundo me dice que la manera de editar ha cambiado mucho, pero creo que todavía me queda muchísimo por aprender, solo llevo un año, pero estoy muy contento", expresa.
Esta mejoría en su contenido se ha notado en las visualizaciones, que muchos rondan las 100.000 visitas y otros las superan. "No me esperaba tener este impacto, aunque sobre todo lo tengo aquí en las islas porque en Madrid no tengo tantas visitas", apunta.
Asimismo, asegura que en Canarias se siente muy querido. "No me esperaba esta acogida por parte de la gente de Lanzarote porque, además de tener las visitas que tengo, me comentan mucho, me escriben por mensaje privado y si voy a algún centro comercial la gente me conoce, nunca me hubiera esperado esto", dice.
A pesar de su crecimiento continuo de seguidores, el joven se toma estos vídeos como un pasatiempo y no tiene pensado dedicarse a ello, aunque no lo descarta "si surge la oportunidad". "Es un hobby que, aunque puedas vivir de ello, lo puedes compaginar muy bien con un trabajo y no te quita mucho tiempo. Si tengo la oportunidad de vivir de ello, lo seguiré combinando con el trabajo que a mí me gustaría hacer", aclara.

"Casi nunca miro la carta, pido lo que me recomiendan"
A la hora de grabar cada vídeo, el lanzaroteño suele ir con un acompañante, ya sea con su pareja o un amigo, y que ya están acostumbrados a grabarle y saben cómo hacerlo y cómo le gusta. "Lo que hago cuando llego es grabar un poco en el exterior y luego pedimos unos cuantos platos, pero a los sitios que voy, casi nunca miro la carta, sino que pido lo que el camarero me recomienda porque a me gusta la comida de todo tipo", declara.
Después de grabar, edita el contenido cuando saca algo de tiempo y lo sube a sus perfiles en Instagram y TikTok. Algunos de estos vídeos son colaboraciones, aunque no cobra ninguna remuneración económica, solo el producto que consume en el local.
Durante las grabaciones, la vergüenza no es algo que forme parte del vocabulario de Paulo. "Muchos amigos me preguntan siempre que si no me da vergüenza gritar ¿Qué pasó, señores? en medio de Gran Vía con cien personas pasando al lado, pero no, me da igual", asegura.
Pensar qué contenido publicar
Para los creadores de contenido, el pensamiento continuo de qué publicar es algo que forma parte del día a día. En el caso de Rodríguez, también es así. "Ahora en verano estoy aquí en Lanzarote y estoy trabajando por las tardes en un hotel, algo que ha hecho que me cueste llevar a cabo el grabar vídeos porque estoy acostumbrado a tener las tardes libres y las dos primeras semanas en las que empecé a trabajar me quedé sin contenido, pero ahora ya he vuelto a coger el ritmo", cuenta.
De hecho, el joven ha comenzado este mes un episodio llamado La ruta del teleclub, donde visitará cada semana uno de estos famosos establecimientos de cada pueblo que ofrecen una gran variedad de comida típica canaria para que la gente sepa cómo se come en ellos. "Mucha gente de la península que viene a la isla me pregunta por mensaje dónde puede comer comida canaria y pensé en los teleclubes, en ellos es como si estuviera la abuela de cada pueblo cocinando, por lo que quería hacer llegar a la gente estos sitios con la buena gente de aquí", recuerda.
Además, también subirá otro vídeo semanal comentando otros locales diferentes a los teleclubes, algo que el joven va variando con el contenido de hamburguesas smash que, actualmente, está en pleno apogeo con la aparición de locales de este tipo, algo que también se aprecia en Lanzarote. "Bajo mi punto de vista, debe haber un balance equilibrado porque a mí me encantan las smash pero no siempre me apetecen. Cuando voy a comer con amigos prefiero ir a un teleclub porque me gasto la mitad de dinero y como mucho mejor, sobre todo en lo que respecta a la calidad", resalta.
A raíz de este contenido, a Paulo Rodríguez también le surgen lo llamados haters de las redes sociales, es decir, personas que basan sus comentarios en criticar e insultar, normalmente detrás de un perfil anónimo. En este sentido, puntualiza que "en mi opinión, el contenido gastronómico es muy subjetivo, lo que me gusta a mí no tiene por qué gustarle a nadie y las críticas las agradezco mucho. De hecho, siempre le digo a todo el mundo que prefiero una crítica constructiva a que me digan que les gusta mi contenido, ya que así mejoro".








