Franito Sáenz: "Las olas de Lanzarote son un parque temático"

Recientemente, el medio online internacional Surfline ha calificado una ola perteneciente a la zona de La Santa como "de otro nivel"

8 de diciembre de 2022 (08:27 CET)
Actualizado el 8 de diciembre de 2022 (14:55 CET)
El surfero Franito Sanz
El surfero Franito Sanz

Lanzarote se ha convertido en hogar para surfistas de todo el mundo y orgullo para los locales. Recientemente, el medio online Surfline -repositorio de informes y datos sobre este deporte- ha calificado una ola cogida por el deportista conejero Manuel Lezcano en la zona derecha de La Santa como "de otro nivel".

Asimismo, durante el pasado mes de octubre, el Cabildo insular aprobó por unanimidad declarar las olas lanzaroteñas como patrimonio natural y de interés deportivo.

Pipeline de Hawaii, -la más famosa del mundo-, Teahupoo de Tahití, -la más peligrosa-, u otras de Indonesia han sido algunas con las que se ha asemejado a las registradas en la isla. Aunque el territorio canario no tiene nada que envidiar a otras regiones: "Las olas de Lanzarote tienen una altísima calidad debido a las rompientes volcánicas", explica Franito Sáenz, quien desde los 8 años lleva disfrutando de las posibilidades que ofrece la isla.

Manuel Lezanco en La Santa. Foto: Guillermo Cervera
Manuel Lezcano en La Santa. Foto: Guillermo Cervera

 

Unas olas que alcanzan la excelencia

Buena temperatura y formas de primer nivel convergen en el litoral conejero, que goza de buenas situaciones para los aficionados a esta práctica casi todo el año y, además, cuenta con olas abiertas a todos.

"Tenemos de máximo nivel, como pueden ser la del Quemao o la que cogió Lezcano, olas gigantes y con mucha capacidad. Pero también hay otras intermedias o destinadas a principiantes en otras zonas del territorio como Famara, donde vienen turistas cada año a practicar o realizar su bautizo surfero", detalla Franito.

Sin embargo, aunque esta aptitud genera que "en Lanzarote y en Canarias en general haya unas canchas deportivas increíbles para crear buenos profesionales", no tiene por qué incidir directamente en el perfil de un surfista, a juicio del deportista, ya que "ahora todo el mundo se mueve y viaja mucho para entrenarse en los mejores lugares".

Más allá de eso, la calidad marítima del archipiélago, en ocasiones, puede ser contraproducente para los locales: "Hay campeonatos de surf alrededor del mundo que se celebran en playas de arena con olas mediocres, y allí el canario peca de calidad y no es capaz de destacar tanto como otros del norte peninsular, que están acostumbrados a surfear olas de menor rango".

 

La ultraperiferia, obstáculo para la práctica profesional

Pero esta no es la única complicación que enfrentan los aficionados a este deporte en las islas, puesto que desde aquí labrarse una carrera profesional se hace más complicado.

Sáenz expone su propio ejemplo. Comenzó a surfear con 8 años -en la actualidad tiene 46- en Puerto del Carmen acompañado de un bugui "porque veía a los primeros surfistas que iban llegando a la zona en esos años y me picó la curiosidad".

Aunque probó el windsurf, -deporte por excelencia en su familia, ya que todos sus hermanos se dedicaban a ello-, a él le tiraban las olas, y con 15 años comenzó su carrera profesional, que se extendería hasta los 25.

"Traté de vivir el sueño de todo surfista y corrí por campeonatos de toda Europa", cuenta el surfista, entre los que consiguió mantenerse en el top 20 del Campeonato Europeo de Surf durante varios años y se colocó como campeón de Canarias en 2006-2007.

Tras ello, tuvo la suerte de "tener un patrocinio bueno" con la marca Quicksilver, que le permitió acceder a campamentos de entrenamiento en Australia y Marruecos, pero la mayoría de dinero salía de su bolsillo.

"Los eventos a los que acudía eran en Francia, Portugal, País Vasco..., por lo que tenía que costear avión, coche, peajes e inscripciones, entre otros muchos gastos", que venían ofrecidos en gran medida por los ahorros conseguidos durante los meses de parón, donde trabajaba como reponedor o botones.

La desventaja frente a otros competidores de otras zonas de España es que "ellos podían alquilarse una furgoneta e ir por carretera hasta los campeonatos, pero en Canarias estabas muy limitado", explica.

 

El crecimiento de marcas, un escollo más

Aunque a nivel institucional esta situación "ha mejorado, porque existe una cantera a la que están apoyando y muchos jóvenes están consiguiendo moverse", Sáenz comenta que dedicarse al surf profesionalmente continúa siendo complicado.

Quienes han conseguido "moverse bastante bien", representan una minoría, y la competencia entre marcas agrava esta situación: "El tema de los sponsors no ha mejorado mucho desde entonces, ya que las firmas que se dedican solo al surf tienen muchos competidores, porque ahora cualquiera puede sacar una línea sobre esta disciplina... Antes eran 4 y ahora son 1.000", indica.

 

De las competiciones a la enseñanza

Esta amalgama de cuestiones fueron las que llevaron a Sáenz a desligarse de los campeonatos... Pero no del surf.

A los 25 años, tras trabajar en Sopelana (País Vasco) en una de las que en ese entonces era de las primeras escuelas del norte de España, se dio cuenta de que la enseñanza le agradaba.

Por ello, al regresar a Lanzarote -donde solo existían algunas escuelas que trabajaban con turistas- montó Franito Surf School, la primera escuela de Canarias orientada a niños.

"Intenté transmitirles todo lo que yo había aprendido en mi carrera competitiva y, poco a poco, fui extendiendo las clases hasta que hoy en día, trabajo con grupos de todas las edades. Desde 2021 vivo de ello".

Franito Surf School
Franito Surf School

 

Quemao Class, un campeonato solo para los mejores

Además de su rincón de enseñanza, Sáenz también es uno de los organizadores del Quemao Class, una de las competiciones más destacadas de Canarias en torno al surf y el bodyboard, que tiene la peculiaridad de no desarrollarse en fechas específicas, sino que solo se pone en marcha cuando se dan las mejores condiciones de olas.

En este campeonato, 32 surfistas y 32 bodyboarders seleccionados se enfrentan a la ola del Quemao en La Santa.

Esta ola, que se sitúa entre las mejores cinco del mundo en lo que se refiere a tubos, se caracteriza por su alta calidad y peligrosidad: "Rompe a muy poca profundidad y te deja muy poco espacio para remar, ponerte de pie y acceder al tubo, todo ello con el añadido de estar muy cerca de las rocas, lo que genera que tengas que ser muy bueno técnicamente para surfearla", recoge el profesional.

Pese a este alto riesgo, "la sensación y adrenalina que otorga es difícil de describir", hecho que explica que sean muchos los deportistas a nivel mundial que quieren enfrentarse al reto del Quemao.

Un surfista compitiendo en el Quemao Class
Un surfista compitiendo en el Quemao Class

 

Crecer en la promoción del surf, una tarea pendiente

Este evento, a juicio de su organizador, ha contribuido a paliar las limitaciones de Canarias respecto a la industria surfera, contribuyendo al crecimiento, no solo de llegada de deportistas, sino de turistas de experiencias.

Sáenz indica que son numerosas las personas que vienen "porque quieren conocer el pueblo del Quemao y ver la ola de cerca, independientemente de que vayan a surfearla o no".

Quemao Class durante su edición de 2021
Quemao Class durante su edición de 2021

 

El Quemao Class, asimismo, también ha ayudado a los profesionales locales a sortear los escollos que supone la insularidad, "teniendo la oportunidad de pelear contra surfistas de renombre, lanzarse y conseguir mejores sponsors".

Por todo ello, el surfero indica que la isla tiene que aprovechar este tirón y "crecer muchísimo más en este tema", con la instalación, por ejemplo, de paneles informativos en las zonas costeras sobre los tipos de olas que se dan, para promocionar "un reclamo que los turistas ya incluyen en su itinerario de visitas".

"Las olas de Lanzarote son un parque temático. Todas las zonas de surf que conozco, en alguna ocasión del año, están masificadas: bien en verano con los principiantes o el resto del año con los profesionales. Hemos pasado de tener a menos de diez surfistas en Puerto del Carmen cuando yo empecé, a miles de personas interesadas en el surf, y hay que aprovecharlo", concluye Sáenz.

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