El museo está ubicado en la antigua terminal del aeropuerto, que estuvo en funcionamiento entre 1946 y 1970

Varios representantes del Gobierno central visitan el Museo Aeronáutico de Lanzarote

La sala de facturación de la antigua terminal del aeropuerto de Guacimeta hace retrotraerse al público de este Museo Aeronáutico a los años cincuenta. Esta terminal estuvo en funcionamiento entre los años 1946 y ...

3 de abril de 2006 (21:59 CET)
Varios representantes del Gobierno central visitan el Museo Aeronáutico de Lanzarote
Varios representantes del Gobierno central visitan el Museo Aeronáutico de Lanzarote

La sala de facturación de la antigua terminal del aeropuerto de Guacimeta hace retrotraerse al público de este Museo Aeronáutico a los años cincuenta. Esta terminal estuvo en funcionamiento entre los años 1946 y 1970. Pero llegó un momento en que el crecimiento turístico hizo que el aeropuerto necesitara nuevas infraestructuras.

Este lunes, varios representantes del Gobierno central, junto al director del Aeropuerto, Dionisio Canomanuel, y el delegado del gobierno en Lanzarote, Marcial Martín, han visitado esta antigua terminal, apoyados con las explicaciones del encargado del museo, Juan Parrilla.

"En muchas ocasiones, no tenemos en cuenta lo que un aeropuerto supone para una isla, y sobre todo para una isla que vive del turismo", ha explicado Marcial Martín, director insular de la Administración del Estado. "Por el aeropuerto entra la mayor parte de nuestra riqueza".

Desde el año 1930, cuando el primer zeppelín sobrevoló Las Palmas hasta las maquetas de los aviones de los años sesenta, las diferentes dependencias de este museo albergan la historia aeronáutica de Lanzarote.

El edificio consta de dos plantas. En la parte superior, se encuentra la antigua torre de control, la sala de comunicaciones y meteorología. En la planta baja, la sala de facturación, el vestíbulo principal y la cafetería. En esta planta, una pantalla proyecta también las primeras imágenes aéreas de la Isla, y una reproducción del mural que César Manrique pintó en 1953 sigue presidiendo la sala central, como símbolo de una isla abierta al mundo, que sesenta años después, sigue teniendo en Guacimeta su principal enlace con el exterior.

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