Compraron viviendas que ocupaban más metros de los que figuraban en las escrituras, realizaron después obras en el terreno amurallado alrededor de las casas (como piscinas y pérgolas) y pasaron años sin pagar el IBI al Ayuntamiento de Arrecife. Eso fue lo que confirmaron algunos de los compradores de viviendas en el Plan Parcial de La Bufona, que declararon este miércoles como testigos en la primera jornada del juicio.
En el caso de José, que compró la vivienda en el año 2000, reconoció que la superficie que figura en las escrituras es inferior a la real, la que que delimita el muro de la vivienda que adquirió. "En principio no me lo dijeron. Lo vi cuando fuimos al notario a firmar", aseguró este vecino de La Bufona, que pese a ello firmó la compra sin plantear ningún reparo. "Como el notario también tenía una propiedad exactamente igual que la mía, pues me fie. No vi nada punible", aseguró, agregando después que hay "un fiscal y un abogado que tienen otra" casa en ese mismo Plan Parcial. "Me fie", insistió este testigo, refiriéndose entre otros al ex coordinador de la Fiscalía en Lanzarote, Miguel Pallarés, que desde hace años está ya fuera de la isla y este martes declarará también como testigo, como dueño de una de las casas.
Lo que sí aseguró es que los muros, que según la Fiscalía se levantaron sobre suelo rústico de protección, ya estaban hechos cuando él compró la casa. Sobre ese muro, la acusación sostiene que los promotores ampliaron con él las viviendas, ocupando suelo protegido (según los informes de la Apmun y del Seprona, de los 40 metros de profundidad de las casas, 14 están en suelo rústico). Sin embargo, los acusados aseguran que lo que se hizo en esa parte del terreno es responsabilidad de los compradores y que ellos se limitaron a levantar un muro en una finca colindante, que también era suya, para evitar que se creara allí "una escombrera". Pero aseguran que ese terreno no fue vendido a los vecinos como parte de la propiedad y les responsabilizan a ellos de las obras que puedan haber acometido ahí después.
El constructor hizo "el hueco de la piscina"
La versión de los promotores choca con la de otra de las compradoras que declaró este lunes. Además de afirmar que cuando le entregaron la casa estaba vallada y con el muro, esta vecina aseguro que incluso estaba hecho "el hueco de la piscina". Según su relato, el constructor, Antonio Caro, le dijo que "si quería hacer algo dentro de ese terreno algún día, tendría que tirar el muro", para que pudieran entrar las máquinas. Por eso, le sugirió hacer ese "hueco" para la piscina antes de terminar la obra. "Lo pagué todo junto", declaró esta compradora.
En su caso, adquirió la vivienda en mayo del año 2000. "Después yo hice alguna cosita", reconoció en su declaración. Entre otras cosas, terminar la piscina, instalar una pérgola y "ampliar un poco la solana, porque entraban ratoncillos". Pero todo ello, según asegura, "dentro" de su parcela.
Sobre si los metros de esa parcela son más de los que figuran en las escrituras, en el caso de esta compradora afirmó desconocerlo. "Yo lo vi, me gustó y lo compré". "Si no me fio del Ayuntamiento, ¿de quién me voy a fiar?", se preguntó en otro momento de su declaración.
Seis años sin pagar el IBI
Al igual que otros compradores, también ella reconoció que empezó a pagar el IBI en el año 2006, es decir, 6 años después de haber comprado la casa. Hasta ese momento, en el Consistorio no constaban oficialmente y no se reclamaban los pagos. Respecto a la vivienda en sí, que según la acusación también incumple lo aprobado en la licencia, esta vecina asegura que "sigue igual" que cuando se la entregaron.
Lo mismo declaró sobre este tema José, el otro comprador, que asegura que le entregaron la vivienda ya con los muros levantados y cerrado y que no ha "tocado" ni ese muro ni la vivienda. Lo que sí reconoció es que hizo obras en ese terreno situado en la parte de atrás de la vivienda, que es el según los informes ocuparía suelo rústico de protección.
"Como había terreno, había jardín, pues hicimos cosas, sí", explicó, detallando que hizo una piscina y un merendero. Sin embargo, insistió en que todas esas obras se realizaron dentro del muro que delimitaba la vivienda cuando se la entregaron los promotores. "A mí no me dijeron que no podía construir", declaró, aclarando que en su caso, las obras las hizo él "por su cuenta", contratando para ello a un albañil, y no la constructora de la urbanización.
"Señoría, no estoy muy segura"
Menos datos aportó otra de las testigos, María Rosa, que declaró por videoconferencia porque actualmente ya no vive en Lanzarote. En su caso, ni siquiera recordaba si la vivienda tenía un muro perimetral delimitándola cuando se la entregaron. Tras responder primero que sí y luego que no, terminó diciendo que no lo sabe. "Señoría, no estoy muy segura. Teníamos muro cuando estábamos viviendo, pero no sé quién lo hizo", afirmó.
Respecto a la piscina, declaró que fue su marido quien la mandó construir, aunque tampoco recordaba qué empresa hizo el trabajo. Además, "no sabe" que la Apmun ha ordenado demoler parte de las viviendas, concretamente la zona de la piscina, porque dice que vendieron la casa "hace 5 o 6 años" y sin advertir a los compradores de la situación en la que se encontraba. Tampoco recuerda a quien se la vendieron, porque fue su marido quien viajó a Lanzarote para la venta, ni si pagaban o no el IBI, porque "normalmente" era también su marido quien "se hacía cargo de todos los papeleos". De hecho, ni siquiera supo precisar en qué número de la calle Chabusquillo estaba su casa.
El fiscal recordó a una testigo que está bajo juramento
Una de las compradoras hizo también referencia a las conversaciones que supuestamente mantuvieron con uno de los denunciantes del caso, Gonzalo Murillo, después de comprar las viviendas. Según afirma, les convocó a una reunión para informarles "de que eso estaba mal" y de que se había ocupado suelo de su propiedad para levantar esas viviendas. "Nos dijo que si le dábamos un dinero a cambio de callarse", afirmó la testigo, para aclarar después que, "bueno, callarse exactamente no dijo".
En ese momento, en el que estaba respondiendo a las preguntas de los abogados de la defensa, volvió a intervenir el fiscal, que recordó a la testigo que estaba "bajo juramente de decir la verdad". A continuación, le preguntó por qué no había acudido a denunciarlo en su momento, si además había otros testigos que participaron en la reunión, y lo que "parece" que está planteando es que hubo "un intento de chantaje" o de "coacción" por parte del denunciante.
"No, chantaje no", respondió esta compradora, que afirma que no denunció porque pensó "que era una broma". Según ella, fue al Registro de la Propiedad para ver si Murillo tenía terrenos que lindaran con su vivienda y al ver que no era así, no le dio importancia. "¿Y al Catastro fue", le preguntó el fiscal. "No, yo de leyes no tengo ni idea", respondió, repitiendo así una frase que también utilizó en otros momentos de su declaración.