Los organizadores aseguran que más de 300 personas acudieron a la convocatoria del PP, para manifestarse contra "la cesión inadmisible del Estado ante el chantaje de un terrorista"

La protesta contra la prisión atenuada de De Juana Chaos también llega a la calle Real

Minutos antes de las ocho de la tarde de este viernes, las primeras personas comenzaron a colocarse junto al Cabildo viejo de la Calle Real. Una pancarta con el lema de "España por la libertad, no más cesiones a ...

10 de marzo de 2007 (07:24 CET)
La protesta contra la prisión atenuada de De Juana Chaos también llega a la calle Real
La protesta contra la prisión atenuada de De Juana Chaos también llega a la calle Real

Minutos antes de las ocho de la tarde de este viernes, las primeras personas comenzaron a colocarse junto al Cabildo viejo de la Calle Real. Una pancarta con el lema de "España por la libertad, no más cesiones a ETA", se desplegó ante los primeros manifestantes, y también ante algunos curiosos que a esas horas caminaban por la céntrica calle de Arrecife. Tras la pancarta, se fueron colocando casi todos los cargos públicos del PP en la isla, como la presidenta de la gestora del partido en Lanzarote, María Dolores Luzardo, el diputado nacional Cándido Reguera, y el concejal de los populares en Tías, entre otros conocidos rostros del partido y ciudadanos anónimos que se iban sumando a la concentración.

Dos banderas de España y una de Canarias ondeaban acompañando la protesta. Poco a poco, el número de manifestantes iba creciendo, mientras desde la organización repartían los lazos azules que han acompañado a las movilizaciones que el PP ha convocado en toda España, y que no han estado exentos de polémica, ya que desde el PSOE les acusan de apropiarse de un símbolo de todos, el de la unidad contra ETA, para usarlo contra el Gobierno.

Poco antes de las ocho y media, cuando cerca de 200 personas se habían acercado ya hasta la protesta (más de 300 según los organizadores), María Dolores Luzardo tomó la palabra para leer un manifiesto similar al que a esas horas se escuchaba en otras ciudades de España, y al que al día siguiente sonaría en Madrid. "La decisión política del Gobierno de Zapatero de excarcelar al etarra De Juana Chaos por su huelga de hambre, constituye una cesión inadmisible del Estado ante el chantaje de un terrorista. Una cesión sin precedentes, que humilla a las víctimas, doblega al Estado de Derecho, daña la dignidad de la democracia y ofende gravemente a todos los españoles".

Era el comienzo de algo más de dos folios de intervención, a lo largo de los que se acusaba a Zapatero de "asumir que se convierta en héroe a un terrorista que ha matado sin arrepentimiento alguno a veinticinco personas, sentando un precedente escandaloso y provocando la satisfacción del chantajista y de su banda", y se le pedía que "ponga fin al proceso de negociación con ETA".

La concentración estaba a punto de cumplir media hora cuando María Dolores Luzardo leyó las últimas frases del manifiesto: "Es hora de que millones de españoles le digamos al señor Zapatero que no vamos a perder nunca la esperanza de derrotar a los asesinos aplicando simplemente la ley, con toda la firmeza y sin ceder nunca más ante los desafíos del terror. Con una política antiterrorista diferente, moral, digna y eficaz, que recupere el espíritu de Ermua y la unión de los demócratas y rechace la negociación con los terroristas y el pago de precio político alguno".

Tras esas últimas palabras, los manifestantes se unieron en un gran aplauso. A pocas calles de allí, a esa misma hora, la plana mayor del PSOE en Lanzarote, arropada por la presencia de José Blanco y Juan Fernando López Aguilar, comenzaba su gran acto de presentación de candidatos para las próximas elecciones, pero frente al Cabildo viejo ni siquiera hubo referencias a ello. Fue una protesta serena, muy alejada de las que se han vivido en otros puntos de España. No se corearon consignas pidiendo la dimisión de Zapatero ni atacando al Gobierno. Cuando María Dolores Luzardo terminó de leer el manifiesto, la pancarta se fue replegando y poco a poco los manifestantes fueron abandonando la concentración igual que habían acudido a ella, en silencio. Sólo en el teléfono móvil de una mujer se pudo escuchar el himno del España, como el eco final de una protesta que, a su manera, también ha llegado a Lanzarote.

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