Durante más de una semana, y todavía a día de hoy, la Calle Ferraz ha sido testigo de algunas de las escenas mas vergonzosas que ha visto nuestra democracia. Vaya por delante que el derecho a manifestación es libre y debe
serlo siempre independientemente del pesanmiento ideológico de cada uno.
Aunque también es cierto que no se puede tolerar la violencia, el insulto y las manifestaciones fascistas o xenófobas promovidas por grupos ultras alentados por la derecha española, la cual ha perdido la cabeza y descalifica a
instituciones a las que consideraban suyas como es la monarquía.
Ayer podíamos escuchar cómo hacían referencia a las mujeres socialistas mediante muñecas hinchables al grito de “putas”. Por desgracia a lo largo de estos años estamos acostumbrados a ver como la descalificación se ha convertido en el pan de cada día en las instituciones públicas, esas a las que algunos de sus miembros no tienen la mínima dignidad para representarlas. Y creedme cuando digo que la anmistía no es el problema principal para una derecha que todavía no acepta no estar en el poder, pese a que las urnas digan lo contrario.
Y para mi ser socialista es algo muy diferente a lo que se refieren estos manifestantes. Significa proteger a todas esas mujeres víctimas de la lacra maschista que todavía niegan algunos. Significa dar visibilidad y dar soluciones a los problemas de los colectivos y personas más vulnerables. También hace referencia a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de este país mejorando la calidad de vida y la conciliación familiar de los españoles. Sí, esta
unidad me parece más importante que la que proclaman aquellos que se apoderan de una bandera que es de todos y todas. Y no porque España vaya a romperse como afirmaron cuando se concedieron los indultos. No tan grave
parece cuando Aznar lo hizo con más de 1.400 personas que, en ese caso, si incluían a terroristas de organizaciones que seguían activas. ¿Se acuerdan?
Ser socialista significa cuidar nuestro planeta y actuar contra el cambio climático antes de que sea irreversible para las futuras generaciones. También lo es creer en nuestros jóvenes y darles oportunidades de crecer y potenciar el
talento en España, sin que tengan que recurrir a abandonar el país por falta de oportunidades. Ya ocurrió cuando gobernaba el Partido Popular. ¿Se acuerdan?
Y es que eso si destruyó a nuestro país y a poco importaban a estos grupos que ponen el grito en el cielo por una ruptura que nunca existirá. Hay muchos más motivos por los que estoy orgullosa de ser socialista, pero tengan claro
que no nos van a frenar. Solo las urnas pueden decidir el momento de cambio.
Y no ha llegado.
Concluyo con una reflexión: ¿Que pasaría si en Alemania se realizaran este tipo de manifestaciones con simbología nazi? España no es así y con la confianza que nos depositaron las urnas seguiremos conntruyendo la España progresista
de la que si nos sintamos orgullosos.
