No basta con esconderlos

Todos sabemos que hay paro. Que se dispara cada mes. Muchos lo tienen tan claro que incluso lo sufren en carne propia. Cada vez más. Pero pese a que la crisis ha llegado de una forma u otra a casi todos, aunque sea a través del ...

12 de mayo de 2009 (20:09 CET)

Todos sabemos que hay paro. Que se dispara cada mes. Muchos lo tienen tan claro que incluso lo sufren en carne propia. Cada vez más. Pero pese a que la crisis ha llegado de una forma u otra a casi todos, aunque sea a través del ...

Todos sabemos que hay paro. Que se dispara cada mes. Muchos lo tienen tan claro que incluso lo sufren en carne propia. Cada vez más. Pero pese a que la crisis ha llegado de una forma u otra a casi todos, aunque sea a través del miedo, la realidad es que a veces cuesta hacerse una idea de hasta qué punto está sacudiendo a algunas familias.

Y es que las mayores víctimas de la crisis son también las menos visibles. Por un lado, porque ellos mismos intentan llevar su cruz con discreción. La mayoría siente hasta vergüenza por tener que acudir a un comedor de Cáritas para poder sobrevivir día a día. Ellos que, hasta hace sólo unos meses, tenían un trabajo y una vida que se rompió de golpe.

La estampa de la pobreza en la isla ya no es sólo las de las víctimas de las drogas o el alcohol. Este colectivo, que según las asociaciones también se ha multiplicado con la crisis económica, es ahora sólo una parte del problema. Ahora, además, hay familias que de la noche a la mañana no pueden pagar la hipoteca, no pueden pagar los recibos de la luz o, incluso, ni siquiera pueden pagar un plato de comida.

Desde todos los ayuntamientos de la isla vienen advirtiendo desde hace meses del crecimiento vertiginoso de las solicitudes de ayuda, pero lo cierto es que quien está llevando el peso de las situaciones de emergencia son organizaciones como Cáritas y Calor y Café. Incluso, y pese a que en varias ocasiones han dicho que la demanda ya les supera y que la colaboración institucional que reciben es insuficiente, hasta el momento sus quejas han caído en saco roto. Pero mientras tanto, siguen sacando las castañas del fuego a la sociedad.

Y es que la figura de las Organizaciones No Gubernamentales en países como España termina generando un efecto casi perverso. Porque una cosa es que presten ayuda social en África, y otra muy distinta que en un país desarrollado, tengan que encargarse de cubrir lo que no hace el Estado.

Sor Ana, una religiosa que ya es todo un símbolo de la ayuda social en la isla, está convirtiéndose también en una abanderada para sacar los colores a los políticos. Y ella, desde su postura totalmente comprometida, lo dijo con más autoridad que nadie: las organizaciones humanitarias deberían dejar de realizar el trabajo que hacen, para ver entonces qué hacían las instituciones.

De momento, en Lanzarote, enzarzarse en una nueva confrontación política, a cuenta de la creación de un albergue social en Arrecife. Lo pidieron las ONGs, lo propuso el Cabildo, lo defendió el Partido Socialista en el Parlamento de Canarias hasta conseguir que se incluyera una partida en los presupuestos del Gobierno regional? pero ahora el PIL se opone, porque dice que no es necesario. Y lo plantea como si el albergue fuera un capricho o una ocurrencia de la consejera de Bienestar Social del Gobierno canario, Inés Rojas, en lugar de una reivindicación de su propio socio de gobierno.

Sólo con pasarse por la casa de acogida de Cáritas, verían que allí no hay ciencia ficción, sino personas de carne y hueso que han llenado el centro, que además tiene lista de espera.

"Me parte el alma ver gente pobre", le dijo la mítica Mafalda a su particular amiga Susanita. "A mí también", respondió Susanita. Pero cuando su amiga planteó que "habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres", entendieron que no hablaban el mismo lenguaje: "¿Para qué tanto? Bastaría con esconderlos", respondió Susanita.

Cuando en Arrecife el problema era el de los toxicómanos y los indigentes de la Rocar, la solución de la concejal de Servicios Sociales fue ofrecerles billetes de avión para mandarles fuera de la isla. Sin embargo, ahora la crisis está haciendo estragos en Lanzarote y afectando a todo tipo de sectores, y la pobreza es una realidad que ya no se puede esconder. Ahora, es momento de abordar los problemas de frente y dar la talla.

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