Los problemas vuelven de vacaciones

La depresión postvacacional ha llegado a Lanzarote acompañada de viejos problemas que parecían haberse tomado un descanso en el periodo estival, y muy especialmente durante el mes de agosto. Pero con la "vuelta al cole", ...

8 de septiembre de 2008 (04:30 CET)

La depresión postvacacional ha llegado a Lanzarote acompañada de viejos problemas que parecían haberse tomado un descanso en el periodo estival, y muy especialmente durante el mes de agosto. Pero con la "vuelta al cole", ...

La depresión postvacacional ha llegado a Lanzarote acompañada de viejos problemas que parecían haberse tomado un descanso en el periodo estival, y muy especialmente durante el mes de agosto. Pero con la "vuelta al cole", han regresado con fuerza conflictos laborales que habían entrado en letargo durante el verano y también se han puesto sobre la mesa temas que aunque estaban ahí, parecían haberse vuelto invisibles.

El mejor ejemplo es el de la crisis económica. Y es que aunque cada día seguía ocupando titulares con cifras alarmantes, casi no había sido abordado por las instituciones. Las vacaciones son sagradas y que el ladrillo se desplome, que el petróleo se vaya a las nubes o que la matriculación de vehículos en Canarias descienda un 46 por ciento durante el mes de agosto no son cosas que no puedan esperar hasta septiembre.

Ahora, los partidos políticos de la isla han decidido entrar de lleno en el asunto, pero hasta los socios de gobierno en las principales instituciones de la isla lo abordan por separado. Mientras el PSOE reunió a sus cargos públicos para dar indicaciones sobre cómo actuar ante la crisis, principalmente pidiendo austeridad de cara a la elaboración de los presupuestos para el próximo año, el PIL tuvo su propio encuentro interno, del que salió una moción presentada al Cabildo pidiendo un paquete de medidas impulsado desde la Corporación para generar empleo y activar la economía.

Sin duda, una medida poco agradable para su socio, que ya ha respondido en boca de Manuela Armas, que asegura que el PIL no ha propuesto nada que no hubieran planteado ya dentro de la comisión de gobierno, llegando a afirmar que los consejeros pilistas han vuelto de vacaciones "despistados" y "un paso por detrás del grupo de gobierno".

Y en medio del río revuelto, la oposición empieza a aprovechar para lanzar nuevos dardos a un pacto que ya ha vivido otros tiras y aflojas, volviendo a transmitir a la ciudadanía una sensación de que los políticos por fin han vuelto de vacaciones, pero no para resolver problemas que dejaron pendientes, sino para enfrascarse otra vez en batallas cruzadas.

Mientras tanto, los conflictos laborales reavivados con el inicio del curso tampoco invitan al optimismo, ya que la sombra de la huelga planea sobre tres sectores claves para el futuro de la isla: la educación, el turismo y el agua. En el caso de los docentes, se llevaron sus reinvidicaciones de vacaciones con el fin del curso escolar pero, para darle la bienvenida al nuevo ciclo lectivo, ya han empezado a organizarse y, por el momento, han convocado la primera manifestación.

Por su parte, el Comité de Empresa de Inalsa también había dejado pendiente para septiembre la reunión en la que iban a poner fecha a la huelga, aunque finalmente han decidido aparcar esa medida y optar por ir a un "conflicto laboral" que dirimirá sus diferencias con la empresa en los tribunales. Aunque eso sí, siguen dejando la puerta abierta a poner en jaque el servicio, ya que no descartan retomar la idea de la huelga más adelante.

Y por si fuera poco, en los últimos días de agosto surgía un nuevo conflicto que, de llevarse a cabo, sería un auténtico varapalo para la isla, que ya pagó muy caras las consecuencias de la huelga vivida hace tres años en Guacimeta. Ahora, es la Unión Sindical Obrera la que ha anunciado un paro indefinido en la empresa de handling Swissport Menzies de tres días por semana, que comenzaría el próximo 11 de septiembre. Aunque, al menos como luz de esperanza, no cuenta con el respaldo de Comisiones Obreras y UGT, que incluso creen que será un fracaso y que no llegará siquiera a celebrarse. Y al menos en este caso, bienvenida sea la división.

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