La Cruz de Yaiza y Tías

En medio de un escenario de cierres de empresas, despidos y retrasos en el pago de los salarios, Cruz Roja tampoco se ha librado de la crisis. De hecho, los trabajadores de la ONG llevan meses teniendo problemas para cobrar sus ...

23 de enero de 2009 (09:16 CET)

En medio de un escenario de cierres de empresas, despidos y retrasos en el pago de los salarios, Cruz Roja tampoco se ha librado de la crisis. De hecho, los trabajadores de la ONG llevan meses teniendo problemas para cobrar sus ...

En medio de un escenario de cierres de empresas, despidos y retrasos en el pago de los salarios, Cruz Roja tampoco se ha librado de la crisis. De hecho, los trabajadores de la ONG llevan meses teniendo problemas para cobrar sus nóminas, y han decidido hacerlo público. Pero la respuesta que ha dado la institución es aún más preocupante. Y es que esto ha revelado que varios ayuntamientos, pero muy especialmente los de Yaiza y Tías, mantienen importantes deudas con la entidad.

En el caso del municipio sureño, la deuda se remonta nada menos que a cinco años atrás, cuando gobernaba José Francisco Reyes. Ha sido una más de las sorpresas que se ha encontrado la nueva Corporación, que ahora intenta tapar ese nuevo agujero inexplicable. Y es que mientras el ex alcalde concedía licencias a diestro y siniestro, con el consiguiente ingreso de dinero en impuestos y tasas que en teoría conlleva, y mientras defendía la bonanza que estaba llegando a Playa Blanca, ni siquiera destinaba dinero a pagar el contrato que tenía contraído con esta ONG, por algo tan básico e imprescindible como la vigilancia en las playas. Y según Cruz Roja, la deuda supera los 500.000 euros.

En el caso Tías, la deuda es más reciente, aunque nada despreciable. Unos 147.000 euros son los que le reclama la ONG, correspondientes al parecer al pasado año. En definitiva, más de lo mismo. Y es que la crisis económica, a la que tanto se están aferrando algunos ahora para no hacer frente a sus compromisos, no justifica acumular una deuda de ese calibre.

El problema es que durante años, y pese a que Lanzarote vivía sus años dulces, los ayuntamientos se fueron acostumbrando a endeudarse. A no pagar a los proveedores, a dejar facturas pendientes, a retrasar pagos? A pagar con el dinero de hoy lo de ayer, y lo de mañana con lo que venga dentro de tres días. Y ahora, cuando las vacas ya no vienen gordas, la espiral les está estallando en las manos, porque ya no entra dinero suficiente para pagar lo de ayer.

Por eso, lo que verdaderamente resulta increíble es cómo se ha llegado a esta situación. Cómo un ayuntamiento con recursos, de un municipio turístico importante, en plena etapa de bonanza, no consiguió prepararse para llegar a esta etapa de crisis con una economía medianamente saneada. Y tampoco se entiende cómo se puede dejar de pagar a una ONG contratada para prestar un servicio vital para los vecinos y para los turistas que contribuyen a mantener la economía de la isla.

Pero por si todo esto fuera poco, las declaraciones que el alcalde de Tías ha hecho sobre el tema sólo enturbian aún más la situación. Y es que al ser preguntado en el programa La Destiladera, de Radio Lanzarote, por las quejas de la organización por el atraso en los pagos, su respuesta fue que "posiblemente la solución sea sacar a concurso el servicio". Es decir, que lejos de asumir la responsabilidad por esta deuda, y mostrar su preocupación por la posibilidad de que Cruz Roja decida abandonar el municipio, lanzó un órdago adelantándose y advirtiendo que quizá sea él quien les retire la concesión. Según sus palabras, "los contratos están vencidos y veremos en qué términos los renovamos, o si los renovamos o no".

Desde luego, nadie le quita el derecho al alcalde de Tías o al de cualquier municipio de la isla a buscar el servicio que más conveniente considere para vigilar sus playas. Ni siquiera se trata de afirmar que Cruz Roja sea inmejorable. Incluso, también se puede cuestionar que la organización haya dejado que se extendiera esta situación, haciendo que los perjudicados sean sus trabajadores. Pero lo que no puede hacer un ayuntamiento, ni nadie que no esté al día con sus pagos, es responder diciendo que entonces contratará a otro. En algunas ocasiones, toca bajar la cabeza y pedir disculpas o paciencia. Porque si el problema es que no le gusta el servicio de Cruz Roja, o si lo considerara demasiado costoso, ha tardado demasiado en darse cuenta.

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