La jubilación de Jack Skellington

30 de marzo de 2023 (10:47 CET)

Jack is back! Tras transitar un par de días por el mundo ideal de Disneyland París, ya estamos de vuelta a la realidad. Y aunque mi corazón estuviese allí, viendo cómo disfrutaba mi sobrino y ahijado (porque pocas cosas me importan tanto como la felicidad de ese chinijo) y gozando yo mismo como un niño chico, no me olvido de los disturbios y de las protestas en París. Porque en la capital de Francia, cuando alguna medida gubernamental les parece injusta, el pueblo, en masa, se echa a las calles, no agacha nunca la cabeza y hace la revolución las veces que sean necesarias. Desde la Revolución Francesa hasta Mayo del 68 y los Chalecos Amarillos, pasando por La Marsellesa, en ningún lugar del mundo se protesta como en Francia y en París, la ciudad y el país donde guillotinaron a la monarquía. Y aquí, en cambio, tragamos y tragamos sin cesar, tanto a nivel local como provincial y nacional. Aquí, nada más aterrizar, me encuentro con la noticia de que una política de nombre Cuca (échale flix), lleva diciendo desde octubre-noviembre del año pasado que "no pasaría nada por jubilarse a los 70 si la expectativa de vida sigue creciendo y llegamos bien". Lo que defiende y argumenta la Cuca Volona esta es que "mucha gente estaría dispuesta a trabajar unos años más". Claro que sí, Cuca Racha. Nos sacrificamos los demás, el 99,99 % de la clase trabajadora, para que tú y tus amiguitos del Congreso os podáis prejubilar antes, cobrando una jugosa paga vitalicia de los bolsillos de papá Estado, todo a costa de nuestra salud, nuestro sudor, nuestra sangre y nuestras lágrimas. ¿Pero quién coño te ha dicho a ti, portavoz de las cucarachas, secretaria de los blatodeos, que alguien quiera alargar su desesperanza de vida solamente para seguir trabajando? Lo que queremos es calidad de vida (trabajar menos y vivir más, aunque sean menos años), no sobrevivir un siglo únicamente para cotizar 80 u 85 tacos. Porque eso, en el fondo, es lo que pretendéis, apretarnos las tuercas al máximo, exprimirnos como naranjas hasta dejarnos sin jugo, únicamente para seguir conservando vuestros divinos privilegios. Con tal de preservarlos, estáis dispuestos a pudrir el paraíso. 

Y mientras tanto, mientras proponéis, como si nada, elevar otro trienio la edad a la que poder jubilarnos, desahuciáis ancianos a diario por no poder pagar las últimas cuotas del alquiler o la hipoteca, por ser incapaces de llegar a fin de mes después de toda una vida currando como esclavos para cobrar una miseria, las migajas de los 2.000 € mensuales en dietas que os embolsáis los diputados por jugar al Candy Crush en sesión parlamentaria. Y una MIERDA. 

Pues igual ya va siendo hora de dejarnos de tanto meme y de tanta memocracia y, aunque sea con dos siglos de retraso con respecto a nuestros vecinos, de botarnos a las calles, de que empiecen a rodar cabezas en este país con tantas hidras en el gobierno y de arremeter con todo nuestro ser y con todas nuestras fuerzas contra este asqueroso sistema que quiere fagocitarnos y lo peor de todo, que está depredando el planeta y destruyendo masivamente la naturaleza, lo más sagrado que tenemos, lo que más deberíamos preocuparnos por conservar, incluso a costa de nosotros mismos.

 

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