ESPERANZA EN PALESTINA

El pueblo palestino votó en elecciones libres y tenemos que aceptar su posición, porque conocen mejor que nosotros su realidad y sería muy prepotente (ejercicio que no nos incomoda para nada practicar) sancionar que se han ...

13 de febrero de 2006 (13:02 CET)

El pueblo palestino votó en elecciones libres y tenemos que aceptar su posición, porque conocen mejor que nosotros su realidad y sería muy prepotente (ejercicio que no nos incomoda para nada practicar) sancionar que se han equivocado, pobrecillos, condicionados por su insostenible

situación. Precisamente han realizado un acto de responsabilidad y han decidido. Y pese a las amenazas que votar Hamas los aislaría internacionalmente, han pasado página a 12 años de decepciones, corrupción y subordinación a la insolente ocupación israelíí

Tal y como dice el reputado periodista palestino Khalid Amayreh, residente en Cisjordania: "el pueblo palestino es sincero con respecto a la paz, pero puede reconocer fácilmente un proceso de paz auténtica de un proceso de engaño auténtico. Es verdad que Hamas no tiene ningún

milagro que ofrecer en una situación de deshumanizante ocupación, no diferente de la ocupación nazi de Europa, pero Hamas no reconocerá a Israel a cambio de castillos al aire. Hamas tiene la voluntad y está preparado para parar todas las formas de resistencia violenta si Israel

tiene la voluntad recíproca de parar su institucionalizado terrorismo diario. Hamas quiere ser socio de una paz auténtica y esta sólo puede tener lugar si se basa en la justicia". Entiendo de sus palabras que el pueblo palestino ha movido ficha y quiere un cambio. Sinceramente creo que la situación actual tiene más potencial que no la de tener un gobierno moderado que mantenga fuera a un grupo más radical.

Hamas, un grupo más exigente y ambicioso, en el gobierno deberá hacer el esfuerzo de practicar una política de negociación, que no podrá hacer desde la renuncia, puesto que no seguiría el mandato del pueblo palestino en las urnas, sino que obligatoriamente negociará desde la dignidad y, precisamente, un resultado digno es la condición indispensable para que una propuesta sea aceptada por todos los palestinos. De hecho, para

Israel la negociación, a corto plazo, será más incómoda y deberá ceder más que con un gobierno palestino moderado, pero ¿de qué serviría la firma de un acuerdo, favorable a los israelíes pero indigno para los palestinos, que no bajara los sables? Si Israel busca realmente la paz,

la pelota está en su tejado y ahora tienen una gran oportunidad. Esto los tendría que estimular a arriesgarse y a ser creativos.

Jordi Oriola i Folch

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