Esta semana hemos podido ver cómo el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, realizaba un discurso cargado de intenciones en el que se desvelaba el nuevo rumbo de la política en las islas. En el marco de la entrega del ...
Esta semana hemos podido ver cómo el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, realizaba un discurso cargado de intenciones en el que se desvelaba el nuevo rumbo de la política en las islas. En el marco de la entrega del premio de nuestro artista más universal, César Manrique, a la isla de El Hierro, Rivero hacía una apuesta decidida por la calidad frente a la cantidad, por el talento frente al cemento, de cara a conseguir el tan ansiado desarrollo sostenible. Algo por lo que desde estas páginas llevamos luchando durante años y con lo que estamos totalmente de acuerdo. La situación económica por la que atraviesa Canarias evidencia aún más la necesidad de tan complejo proceso.
Para que esa cultura del talento pueda imponerse se deben poner los medios, dotando a Canarias de los instrumentos necesarios para que a los empresarios que están, y a los que puedan venir, les resulte atractivo invertir en nuevos sectores que generen la riqueza necesaria. Esto supondría un motor económico complementario al turismo y sustitutivo de la construcción masiva.Ya hemos hablado desde esta tribuna de la necesidad de dinamizar el sector de la construcción a través de las obras públicas, fomentando la renovación de las zonas turísticas obsoletas y de las zonas urbanas depauperadas. Turismo y construcción han sido los únicos sectores que han sustentado la economía canaria en las dos últimas décadas, por lo que es una apuesta imprescindible cambiar el rumbo para superar esta etapa que ha caracterizado los últimos 15 años.
Para que otros países y regiones hayan consolidado nuevos sectores innovadores, sus administraciones han establecido múltiples iniciativas, con el desarrollo universitario y el enfoque hacia la innovación como piedra angular. La existencia de parques tecnológicos, de clusters sectoriales y una total accesibilidad a la banda ancha son piezas clave para el fomento de nuevas empresas de base tecnológica y para el establecimiento de grandes empresas tecnológicas que generen riqueza y conocimiento.
¿Quién hubiera imaginado que Irlanda, ejemplo de aislamiento hace quince años, sea sede en la actualidad de grandes empresas de nuevas tecnologías? Canarias tiene grandes atractivos como el clima, la calidad de vida y la baja fiscalidad, argumentos tan importantes como insuficientes. La realidad de la zona ZEC, máximo exponente de la baja fiscalidad canaria, es que no acaba de despuntar como captador de grandes empresas, posiblemente debido a la falta de publicidad, la lentitud burocrática y la eterna inseguridad jurídica que rodea al REF canario.
Otra de las claves para activar nuevos sectores económicos es el acceso a financiación para aquellos emprendedores que quieran instalar en las islas un proyecto innovador. La inexistencia de sociedades de capital riesgo o de figuras como los "business angels" y la falta de apoyo de las instituciones públicas a la innovación suponen una brecha enorme para que Canarias se erija en un polo de la innovación. La RIC- reserva de inversiones canarias-, un instrumento que se ha demostrado eficaz como canalizador de inversiones, tendría que priorizar el enfoque hacia la innovación por encima de cualquier otro destino.
El talento frente al cemento es un enfoque al que debemos apuntarnos sin ningún género de dudas, pero para que se convierta en realidad tanto instituciones como empresarios y ciudadanos debemos afrontar un importante cambio de mentalidad, como paso previo a un decidido impulso común.
