Carta de Carlos Espino al presidente de El Guincho

Estimado Santiago:En la sesión inaugural del I Congreso de Reservas de Biosfera Españolas repartiste, con el inestimable auxilio de Pedro Hernández, un escrito en el que me acusabas de presentar ante el Congreso una versión ...

17 de octubre de 2006 (08:37 CET)

Estimado Santiago:

En la sesión inaugural del I Congreso de Reservas de Biosfera Españolas repartiste, con el inestimable auxilio de Pedro Hernández, un escrito en el que me acusabas de presentar ante el Congreso una versión edulcorada de la realidad lanzaroteña.

¡Qué casualidad! Conocías mi exposición antes de realizarla. Por cierto, terminada la misma, recibí la crítica contraria por parte de algún/alguna integrante del grupo de Gobierno, a los que no gustó la crudeza de mi intervención.

Al final, qué quieres que te diga, a uno le complace en cierta medida verse objeto de críticas extremas, tal vez porque contribuyen al convencimiento de que ni lo uno ni lo otro, y no es que sea amigo de aquello de que "la verdad está en el justo medio".

Y es que, junto a la admiración que produce a cualquier visitante el grado de conservación de Lanzarote o, ya en el caso de los especialistas, la envidia que provoca el saber que el nivel de compromisos urbanísticos adquiridos por esta isla es sensiblemente inferior al de otros territorios, se une el convencimiento de que no es suficiente, de que tenemos que seguir avanzando en los procesos de contención.

No niego, además, que hay que reconocer que el deterioro ambiental es innegable, son demasiadas las escombreras, son excesivos los basureros y son intolerables las cicatrices de antiguas canteras o la basura que el viento disemina por la geografía insular.

Sin olvidar que nosotros, los lanzaroteños y lanzaroteñas, tenemos pendiente la transición hacia hábitos de comportamiento más saludables y solidarios. Necesitamos reeducarnos en el uso del agua, ser más eficaces en el consumo de energía eléctrica y aprender a movernos de una manera más sostenible (siempre y cuando el transporte público lo haga posible).

Como ves, no te quito nada de razón en tus quejas. Pero como actor político, con independencia de mi consideración de cargo público e, incluso, orgánico, tengo muy claro que una sociedad ha de ser consciente de sus retos y debilidades, pero sólo podrá afrontarlos desde el convencimiento de que es capaz de cambiar, de que es posible el cambio.

En ese sentido, créeme cuanto te digo que, al tiempo que se denuncian los problemas, hay que hacer balance, y recordarle a esta sociedad la capacidad de cambio y exigencia que ha exhibido a lo largo de su historia. Lo contrario es condenarla a una permanente lucha sin esperanza. Negar los éxitos, los pasos correctos, las decisiones colectivas que han permitido salvaguardar gran parte del carácter de esta isla, conduce a la desmotivación y crea una sensación de inutilidad de la acción colectiva incompatible con la cada vez más necesaria movilización. Deben ser los efectos colaterales del "cuanto peor mejor" que practican algunos profetas matinales del desastre inevitable.

De todas formas, y para ir terminando, me permito recordarte que en el Consejo de la Reserva de la Biosfera invitamos a que todos los colectivos e instituciones integrados en el mismo se sumaran a la organización de los actos oficiales del congreso, o a los celebrados de forma paralela. Te aseguro que no hubiera tenido inconveniente en que el Guincho presentara una ponencia, o en organizar la excursión propuesta por vertederos y demás puntos negros de nuestro territorio.

Quiero dejar muy claro, también, que podías haber estado inscrito en el Congreso, o asistir como invitado en tu calidad de Presidente de El Guincho.

Recordarte, por último, que en cuanto a exigencias referidas a profundizar en las políticas de contención y de conservación de nuestro territorio, tendrás en mí un firme aliado. Me gustaría que esa circunstancia también se diera a la inversa.

Con respeto y afecto

Carlos Espino

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