Del cambio de nombre a un centro educativo

6 de mayo de 2021 (09:56 CET)

A mediado del siglo pasado la joven maestra Mercedes Medina Díaz se incorporó a su escuela en Tías. Fue a presentarse al alcalde, cosa que entonces era preceptiva. Encontró a Rafael Cedrés debajo de un camión, arreglándolo. Este alcalde, sin ser persona de gran formación, hizo mucho por la educación en ese municipio y, como reconocimiento social a esta labor, el colegio de Tías lleva su nombre.   

Este tipo de homenajes es bastante común en todos los ámbitos profesionales. Así, entre muchos ejemplos, en el mundo de la sanidad  son múltiples los centros con nombres de sanitarios que destacaron en su profesión. No pocas bibliotecas tienen el nombre de escritores o escritoras. Tampoco el mundo de la educación es ajeno a este tipo de reconocimientos, existen centros educativos con nombres de ilustres escritores, profesorado destacado u otras personas significadas en su trabajo, por sus aportaciones o valores.

En esta línea, hace  30 años, se puso el nombre de Mercedes Medina Díaz a un colegio de Arrecife situado en el barrio de Altavista, pues se consideró, que  esta maestra de larga trayectoria y buen hacer, merecía este reconocimiento. Durante todo este tiempo han sido muchos los alumnos y alumnas, que se han formado en sus aulas, por esta razón ya cuenta con gran raigambre en aquel barrio, pues este centro educativo ya constituye una de sus señas de identidad.  Esta maestra, ya fallecida, sigue colaborando en educación, pues el grueso de su patrimonio fue a parar a la fundación que lleva su nombre, cuya principal actividad es promocionar la educación, ofertando ayuda económica al alumnado, que no puede costearse los estudios.

Pero los tiempos van cambiando, antes este centro era un colegio y hace unos años que se ha transformado en un instituto. Su comunidad educativa está legitimada para proponer un cambio de nombre, porque quizás lo consideren una adaptación a su nueva realidad. Como la antigua denominación ya formaba parte del patrimonio del  barrio de Altavista y Arrecife, no han sido pocos quienes han manifestado su desacuerdo con este cambio, que suprime el nombre de la docente.  

Como en otras muchas ocasiones, se trata de aunar lo antiguo y lo nuevo. Por un lado, está el aprecio social al centro y a la maestra, pues ambos ya forman parte de nuestro patrimonio  colectivo.  Sin embargo, el centro ha cambiado de nivel formativo, ahora es un instituto de enseñanza secundaria  y su comunidad educativa, quiere reflejarlo en su denominación.  Se apunta una propuesta  que integre los distintos pareceres: denominar al centro IES Altavista Mercedes Medina Díaz. Posiblemente una mayoría se vería representada en este nuevo nombre.   

Si el mundo de la educación no reconoce y homenajea a sus buenos profesionales, ¿Quién esperamos que lo haga?

Eduardo Núñez González.

 

 

 

 

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