Más allá de las reyertas políticas, el ruido y su eco en los medios de comunicación, se impone una reflexión seria y objetiva sobre las opciones políticas, que actualmente influyen en nuestra vida y condicionan nuestro desarrollo como sociedad.
La derecha moderada que ganó las elecciones, pero no gobierna, practica una oposición sin cuartel, no quiere pactos con el gobierno, ni siquiera en temas básicos de estado. No está clara su alternativa, pues su lema de cabecera- derogar el sanchismo- no es un programa de gobierno. Debemos saber qué haría en temas tan importantes como las pensiones (seguirían ligadas al IPC o volverán al Factor de Sostenibilidad). Posibles medidas sobre inmigración. De qué modo se fortalecería la cohesión territorial o cómo sería la nueva financiación autonómica. Debe demostrar que tiene proyecto.
Practican la descalificación permanente a las acciones del gobierno y lo acusan de ilegítimo. Intentan deslegitimar las instituciones, simplemente por que ellos no las gobiernan. No cumple la Constitución paralizando la justicia y luego acusan a los demás de lo mismo. La democracia son formas, respeto al contrincante, esto parecen no entenderlo. Existe falta de colaboración institucional, aparentemente no les importa hundir el país, con tal de gobernar sobre sus ruinas.
Sobre la derecha radical no hay mucho que analizar. Pretende una regresión de los derechos y libertades, que tanto trabajo nos han costado conseguir. Quiere recentralizar el estado eliminando las autonomías. Mientras tanto, acapara todo el poder regional que puede del que obtiene pingües beneficios. Esta ideología es muy aventurada, basta con mirar al siglo XX.
Las derechas nacionalistas suelen tener una visión muy corta, solo consideran lo que atañe a su territorio y se afanan en obtener más prebendas. Las ideas de cohesión y solidaridad interterritorial les son desconocidas. Sobre la derecha independentista catalana, añadir, que además de estar ciega ante la realidad social de Cataluña, tiene ribetes de corrupción. El nacionalismo canario no tiene el menor escrúpulo en intentar catapultar al poder a la derecha radical de la mano de los moderados, cuando es sabido que promueven la ilegalización de los partidos nacionalistas, esta posición no parece muy coherente.
Hay que acabar con la doble vara de medir, cuando las derechas pactan o toman alguna medida importante, es por el bien del país; mientras que, si lo hacen los demás, es una humillación y se rompe España.
La referencia liberal conservadora debe ser Europa, donde se ha hecho el vacío a los ultras. En Alemania o Francia, nadie les da poder, aún a costa de no gobernar. Las derechas europeas son moderadas y pactistas, están en el siglo XXI. Hace falta un partido bisagra de centro. Pero aún es más necesario el dialogo y el acuerdo al menos en los grandes temas de estado. Este debería ser el camino a seguir.