Aprender a emprender

7 de mayo de 2015 (15:57 CET)

Hace apenas unos días se publicaba el informe GEM 2014. En él se pone de manifiesto un cierto repunte a nivel nacional de la creación de empresas, llegándose a niveles similares a los años anteriores a la crisis económica que venimos padeciendo durante ya casi una década. Parece una noticia positiva a todas luces. Sin embargo, tiene "trampa". Se trata de emprendimiento precario, como la generación de empleos de la que tanto se vanaglorian desde el gobierno tras la última encuesta de población activa. 

Se trata de emprendimiento por necesidad y no por oportunidad. Traducido: quien harto de buscar empleo día tras día, y después de haber consumido todo el paro, ayuda y demás posible, y seguir sin un € de ingreso en la unidad familiar, decide montar un negocio, alentado por la "tarifa plana" al nuevo emprendedor de 50 €. Hay que tener en cuenta que si necesita alguna inversión inicial por pequeña que sea, probablemente haya tirado de ayuda de familiares, amigos y demás ya que sin nómina ni propiedades raramente un banco correrá a su puerta a facilitarle la financiación. 

Además, suele tratarse de una iniciativa que no contempla la contratación de otros trabajadores, es decir, se basa en el autoempleo única y exclusivamente. ¿Quién puede asumir la contratación de un trabajador, cuando a duras penas es capaz de pagar la cuota de autónomo, el teléfono, el alquiler del local, o la gasolina del coche propio que además está fundiendo rápidamente en el intento desesperado de captar nuevos clientes? 

Pues ésos son los brotes verdes que nos quieren hacer creer que existen. La realidad es que la gran mayoría de esas empresas no es competitiva ni eficiente y terminan muriendo en el corto o medio plazo, y algunos de esos emprendedores termina más endeudado de lo que empezó.

Para que nuestra economía sea realmente competitiva necesitamos, entre otros factores, emprendimiento por oportunidad, emprendimiento basado en el análisis de mercado y los nichos de demanda insatisfechos, emprendimiento basado en la aplicación de la investigación al mundo real fuera de los laboratorios, emprendimiento que aproveche el ingenio y la valentía del que está dispuesto a asumir riesgos y le doten de la formación y herramientas necesarias para que crezca y se mantenga en el tiempo.

Esto no se consigue con cursos online de creación de empresas ni de planes de marketing, ni de pasos para montar tu propia empresa, que no digo que no sirvan para nada ni mucho menos, sino que no fomentan de manera intrínseca el espíritu emprendedor ni la actividad empresarial, que dicho sea de paso son cuestiones diferentes. Necesitamos que en las escuelas y en las familias se trabaje, desde pequeños, que se enseñe a afrontar los riesgos y los miedos, que se enseñe a ser críticos, a tener juicio propio, a buscar soluciones para afrontar las amenazas y disminuir las debilidades, a explotar las fortalezas y aprovechar las oportunidades, enseñar desde pequeños a adaptarse a los cambios, que son y serán la única constante de nuestras vidas...

El problema es que los resultados no los veremos en el corto plazo, sino en el largo plazo. Es posible que nuestros políticos estén siendo miopes en este caso. Sinceramente prefiero pensar que es así y no que están cerrando los ojos por quién sabe qué motivos. Sin embargo me temo que la realidad es que no se atreven a cambiar, no se atreven a invertir en pilares fuertes para que nuestra sociedad y nuestra economía se desarrollen vigorosamente. Tal vez no pueden. Nadie les enseñó a ser emprendedores. 

 

*Nereida Cañado, profesora de la Escuela Universitaria de Turismo y cabeza de la lista de Ciudadanos al Parlamento de Canarias por Lanzarote.

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