Al borde de la náusea

Algunas cosas se sospechaban o se intuían y otras incluso se sabían, pero aún así, leer cualquiera de los folios del sumario de la Operación "Unión" pone los pelos de punta. Algunos se empeñan en seguir defendiendo la ...

18 de diciembre de 2009 (14:13 CET)

Algunas cosas se sospechaban o se intuían y otras incluso se sabían, pero aún así, leer cualquiera de los folios del sumario de la Operación "Unión" pone los pelos de punta. Algunos se empeñan en seguir defendiendo la ...

Algunas cosas se sospechaban o se intuían y otras incluso se sabían, pero aún así, leer cualquiera de los folios del sumario de la Operación "Unión" pone los pelos de punta. Algunos se empeñan en seguir defendiendo la presunción de inocencia de quienes han confesado sus delitos ante el juez, pero lo cierto es que cada una de esas páginas es un espeluznante reflejo de lo que estaba sucediendo en Lanzarote.

Lo que empezó con dos teléfonos pinchados a raíz de una denuncia, terminó destapando una auténtica cadena de hechos delictivos, y de otros muchos bajo sospecha. Algunos son escandalosamente graves. Otros, a su lado, parecen hasta de "poca monta". Pero hasta en conductas que no están tipificadas en el Código Penal, se refleja el nivel de podredumbre al que habían llegado determinados ambientes de la isla.

De hecho, hasta casi un recién llegado de las juventudes del PIL aparece en las conversaciones, evidenciando más "inexperiencia" y torpeza que el resto, pero mostrando su ansiedad por cobrar una comisión de 400.000 euros a un empresario por recalificarle una parcela en Arrecife. Al parecer, sabía dónde se metía cuando inició su militancia.

Sin embargo, y pese a la contundencia del sumario y de las propias confesiones, parece que algunos siguen queriendo mirar para otro lado. El PIL llevaba meses pidiendo prudencia, pidiendo respeto a la presunción de inocencia. Diciendo que había que esperar a que se levantara el secreto de sumario. ¿Y ahora? ¿No lo han visto? ¿No han leído estos días los medios de comunicación? ¿O es que a ellos no les ha sorprendido ni escandalizado?

Realmente, y considerando que ahora sabemos que hace siete mes, tras su detención, tanto José Miguel Rodríguez como Ubaldo Becerra confesaron que habían cobrado sobornos, resulta curiosa la paciencia que ha tenido el PIL. ¿O es que sus compañeros les habían ocultado su confesión e, incluso, en el caso de Becerra, que en su declaración implicó directamente a otros miembros del partido en la trama? Y si es así? ¿no tienen ahora nada que decir?

El líder del partido, Dimas Martín, y otros importantes miembros del PIL están acusados de formar parte de una asociación organizada para delinquir (y ahora hay confesiones sobre la mesa), ¿y el Partido de Independientes de Lanzarote no va a decir nada? Y lo que es más importante: ¿tampoco van a hacerlo los partidos que el próximo lunes van a votar una moción de censura con ellos en Arrecife, y especialmente el PP?

La Operación "Unión" ha mostrado el turbio submundo lanzaroteño, en el que la corrupción había ido avanzando como un cáncer durante años, haciendo que pareciera natural llenar los bolsillos de los políticos para conseguir determinados objetivos. Los que fueran. La desfachatez llega a tal punto que en las conversaciones que mantenían los imputados mientras eran vigilados por la UCO, parecen intentar convencerse de que no están haciendo nada malo, y que con sus negocios quedan "todos contentos". Es como si la conciencia que quizá un día tuvieron, hubiera quedado muerta y enterrada en un lugar muy oscuro.

La vulgaridad y la obscenidad con la que negocian y trapichean unos, y la experiencia que demuestran otros, intentando no ser explícitos en sus conversaciones telefónicas, es sencillamente nauseabunda.

En unas de las conversaciones telefónicas, Dimas Martín advertía que no iba a contestar llamadas de teléfonos que no reconociera, porque todas las personas de esta isla que no tienen trabajo le llaman a él. Probablemente, no serán todas. De hecho, la mayoría de las personas que hoy forman las duras listas del desempleo en Lanzarote, ni conocerán a Dimas Martín ni a ningún cargo destacado del PIL. Desafortunados ellos.

Pero la frase de Dimas, aunque no es ni la más grave, ni la más comprometida, ni la más escandalosa del sumario, refleja todo un modelo de sociedad. Esa corrupción generalizada en la que determinados empresarios, determinados políticos y determinados ciudadanos entran en el juego de la indecencia, que en este caso es también el de la ilegalidad. Y de este modo, aunque ellos estén "todos contentos", también perjudican a los que están o deciden mantenerse al margen. A los bolsillos de los contribuyentes, a los empresarios que no entran por el aro, a los jóvenes que de verdad pensaron en entrar en política para mejorar las cosas.

Tras conocer buena parte del contenido del sumario de la Operación "Unión", los lanzaroteños de bien están al borde de la náusea. Pero si el próximo lunes se consuma la anunciada moción de censura, y se permite que dos delincuentes confesos sigan marcando el presente y el futuro del Ayuntamiento de Arrecife, la náusea será completa.

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