La lanzaroteña Ámbar Ibáñez López comenzó a trabajar como estibadora en el muelle de Los Mármoles en 2021 y se convirtió en la primera estibadora de Canarias.
En una entrevista con Ekonomus nos explica, entre otras cosas, las claves de su trabajo y su satisfacción al realizar una tarea fundamental para abastecer a la isla de todo lo que necesita.
- ¿De donde eres?
Soy de Lanzarote. Nací en Arrecife, me crié en Famara y en mi adolescencia me mudé a Costa Teguise.
- ¿Cómo se hace para convertirse uno en estibador o estibadora?
Antiguamente, bastaba ser hijo de estibador para entrar. Yo soy hija de estibador, pero he tenido que sacarme carné de camión, cursos de estiba y desestiba de contenedores, trabajo en altura, mercancías peligrosas, inglés marítimo…
Y hay que pasar un examen con el tribunal de la mar en Asturias, en el puerto de El Musel, en Gijón, el mayor puerto de descarga a granel de España.
- ¿Por qué decidiste apostar por esta profesión?
Siempre he sentido curiosidad por las grandes maquinarias. Primero fueron los coches. A mí siempre me han gustado más las cosas que se consideraban de hombres. He sido más de tirar piedras y jugar con el balón que de estar con muñecas.
- ¿Cuándo empezaste a trabajar como estibadora?
En 2021, acabo de hacer cuatro años.
- ¿Para quién trabajan los estibadores concretamente?
Nosotros trabajamos para el Centro Portuario de Empleo (CPE), una sociedad público-privada conformada por todas las navieras que conforman la estiba y desestiba del Puerto de Arrecife.
- ¿Eres la primera estibadora de Canarias?
Sí, soy la primera de Canarias. En la península había algunas antes, por ejemplo en el puerto de Valencia.
Este año ha salido una nueva promoción de estibadores en el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria con 14 mujeres, y la verdad es que me alegro muchísimo.
"Quitando el correo, que viene por avión, todo lo importante viene por mar".
- ¿Por qué era una profesión tan masculina?
Antiguamente todo se descargaba a mano y se daba por hecho que lo hiciera alguien corpulento. En realidad, en aquel entonces, era un trabajo que nadie quería.
Ahora, por suerte, tenemos maquinaria especializada y lo podemos hacer igual que los hombres, así que animo a las mujeres a presentarse. Además, los compañeros no son para nada machistas, todo lo contrario.
- Cuando llega un buque, ¿entre cuántos se descarga?
Formamos equipos de diez personas: un gruista, un amantero, dos camiones, un mafi, un reachstacker, dos especialistas, un apuntador y un capataz.
Todos somos estibadores polivalentes y tenemos que tocar todos los sectores, aunque la grúa es opcional.
- ¿Qué se hace en cada una de las funciones?
El capataz es el encargado que dirige al equipo y el apuntador lleva el seguimiento de lo que entra y sale del barco.
El gruista coge el contenedor del barco, lo saca a tierra y lo coloca encima del mafi, una grua más pequeña que lleva la carga del punto a, donde está la grúa grande, al punto b, donde espera otra máquina la reachstaker, que coloca la carga en la pila.
Después, los especialistas quitan los pines (piezas de las esquinas que sirven para encajar un contenedor con los demás) para que los contenedores puedan ser almacenados en la terminal. El amantero hace de segundos ojos para gruísta.
- ¿Cuántos contenedores se descargan en cada servicio?
Depende del barco, anoche por ejemplo descargamos un buque con unos 110 contenedores.
- ¿Y cuánto se tarda?
Entre tres y seis horas. En función del número de contenedores y dónde estén colocados. A veces la carga es más accesible, por ejemplo si viene todo en cubierta, se hace más rápido.
Si hay que bajar a bodega la distancia es mucho mayor para el gruista. Lo normal es descargar entre 20 y 30 contenedores a la hora.
- ¿Qué son los barcos rodantes?
En los barcos de Armas y Fred Olsen viene la carga rodada. Es carga, normalmente entre islas, que se necesita descargar más rápido. Viene en planchas que recogemos con la cabeza tractora.
- ¿Se gana bien trabajando de estibador?
Se gana bien, pero se gana en función de lo que trabajas. Hay días, sobre todo en puertos pequeños como el de Arrecife, en los que es muy fácil que salgas dos veces en un día o que termines tarde por la noche y te toque empezar pronto por la mañana.
El trabajo es sacrificado, pero yo me siento realizada. Quitando el correo, que viene por avión, todo lo importante viene por mar.
