El Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Canarias manifiesta su preocupación ante la detección de varios focos de filoxera de la vid (Daktulosphaira vitifoliae) en la isla de Tenerife, localizados hasta ahora en Valle de Guerra, La Laguna y La Matanza, y subraya que este hecho evidencia "fallos graves" en los controles fitosanitarios en frontera, cuya primera responsabilidad recae en el Gobierno central.
“Canarias tiene una barrera fitosanitaria propia para proteger su patrimonio agrario y sus variedades autóctonas, pero si la primera línea de defensa, que es competencia del Gobierno, no funciona, la puerta queda abierta a la entrada de plagas con consecuencias económicas y ambientales muy graves”, afirma Elías Marrero, delegado del Colegio en Tenerife.
Las investigaciones han confirmado que el material vegetal afectado fue introducido ilegalmente en la isla, incumpliendo la normativa que prohíbe expresamente la entrada de vid en Canarias, procedente de cualquier territorio, incluida la península.
El Colegio considera este hecho un ataque directo a la seguridad fitosanitaria del archipiélago, que se suma a otros episodios de entrada de plagas, como la polilla de la papa (Tecia solanivora) o la cochinilla mexicana (Dactylopius opuntaie) que ha arrasado con las pencas en el archipiélago canario.
"No afecta a la salud de las personas ni a la calidad de los vinos"
El Colegio recalca que "esta plaga no afecta a la salud de las personas ni a la calidad de los vinos canarios, pero su presencia sí podría implicar la reconversión forzada de parte del viñedo, especialmente en el caso de no lograr su erradicación completa"
En tal escenario, "la viticultura tradicional a pie franco tendría que convivir con sistemas basados en portainjertos americanos resistentes, lo que plantea un reto para la preservación de técnicas históricas y paisajes vitícolas únicos como el cordón trenzado de La Orotava o los singulares viñedos en embudos volcánicos de Lanzarote", explican.
“El problema no es solo fitosanitario, es también económico y cultural. Quien paga el precio son los agricultores, que tendrían que afrontar los costes de prevención, tratamientos o incluso la reconversión de sus cultivos”, subraya el delegado.
La organización insiste en que la concienciación ciudadana es clave: está prohibido introducir material vegetal en Canarias. El desconocimiento o incumplimiento de esta normativa puede poner en riesgo la rica biodiversidad vitícola del archipiélago, que se ha mantenido libre de filoxera hasta la fecha gracias a la Orden de 12 de marzo de 1987 y que establece normas específicas para Canarias por su condición insular.