"Siento que he vuelto a nacer". Esas son las palabras que, con motivo, José Carlos, el conductor herido leve en el trágico suceso que se cobró dos vidas en Arrecife este lunes, no para de repetir, en su conversación con La Voz.
El joven lanzaroteño disfrutaba de su primer día de vacaciones, cuando se vio implicado en el desplome de una grúa a la entrada de Arrecife. En el accidente fallecieron dos obreros que estaban en la cesta de la misma, limpiando los cristales de un edificio aún en construcción. "Era mi primer día de vacaciones y fui a llevar a mi tía al trabajo. Aprovechando que no voy nunca por ahí me dije, voy a dar un paseo por esta zona, que hace un buen día. En vez de coger otra dirección, fui por abajo y pasó lo que pasó", recuerda José Carlos.
"Abuelos, no me he ido con ustedes de milagro"
Todo sucedió en cuestión de segundos: "Me pareció ver algo extraño pero creí que como hay algunas grúas que giran, creí que ésta estaba girando, pero enseguida se levantaron las ruedas y ya sólo me dio tiempo a pensar que se me venía encima. Frené y justo cuando el coche se paró del todo la grúa cayó ante mí golpeando el coche. Si hubiera acelerado un poquito más o frenado más adelante? Fue una suerte".
A continuación, se levantó una espesa columna de humo y polvo que cubrió la zona durante unos minutos, dejando paso a los momentos más trágicos. La ayuda inmediata de los médicos de la Mutua de Accidentes Canaria, (MAC), la llegada de los efectivos de emergencia y policiales, intentando hacer todo lo posible por salvar la vida de los heridos de mayor gravedad no obtuvo resultados y ambos obreros murieron en el siniestro.
José Carlos recuerda su primer pensamiento y palabras, cuando al fin pudo reaccionar: "Lo primero que pensé fue: abuelos, no me he ido con ustedes de milagro". Esas fueron las primeras palabras que dije".
"Yo no tengo nada, yo estoy bien"
Afortunadamente para él, sus heridas resultaron de carácter leve, aunque fue trasladado al Hospital Insular para una valoración más exhaustiva: "Yo no tengo nada, yo estoy bien", repite insistentemente, "sólo un poquito el cuello y eso, pero lo más gordo ha sido el susto. Fue cuestión de milímetros. Unos poquitos más y me mata, como le dijeron los jueces a mis tíos, no fueron centímetros, sino milímetros? encima fue la parte más pesada de la grúa".
Tratando de reponerse tanto de sus heridas físicas como del trauma vivido, José Carlos se siente muy afortunado porque, "como no han parado de decirme, los ángeles venían conmigo".
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