Lanzarote se convirtió en noticia nacional por las inundaciones que afectaron a dos municipios el pasado 12 de abril. A pesar de ser un territorio donde no llueve de forma frecuente, Arrecife, la capital de la isla suele inundarse una o dos veces al año.
"Se ha inundado porque la naturaleza sigue su camino y nosotros nos hemos puesto en medio de una manera muy torpe", relata el urbanista y arquitecto Juan Palop-Casado durante una entrevista con La Voz, quien explica que estos fenómenos "cada día van a ser más virulentos e intensos" a causa del cambio climático.
Ante esta realidad, las ciudades deben repensarse, como ya ocurre en zonas de Asia o en zonas españolas como Barcelona. Las ciudades esponja buscan aprovechar los espacios verdes para ahorrar agua, reducir las inundaciones y tener una relación más sostenible con el espacio.
Palop fue el autor del proyecto Arrecife. Capital de la Reserva de la Biosfera, una iniciativa financiada por la Oficina de la Reserva de la Biosfera y publicada en 2021 y que, a pesar de que obtuvo financiación del Gobierno de Canarias, quedó empolvada en los pasillos de los despachos institucionales, pero que podría recuperarse.
Este proyecto persigue convertir a la capital lanzaroteña en un espacio verde y atajar problemas sustanciales como los riesgos de inundación y la movilidad dependiente del vehículo privado, pero también convertir a la ciudad en un espacio digno de capitanear una Reserva de la Biosfera.
"Arrecife es lo que no debería ser una ciudad Reserva de la Biosfera", arranca Palop al otro lado del teléfono, "no es compatible", pero además "debería ser un ejemplo a seguir para el resto de municipios de Canarias", continúa.
Para el experto en ciudades verdes, la capital conejera "tiene un dilema y es si opta por el urbanismo militar de control y dominación de la naturaleza o el urbanismo ecosistémico de incorporar la naturaleza dentro de las soluciones".

Un proyecto para dignificar Arrecife y devolverla a la naturaleza
Para conseguir una propuesta más futurista y adaptada al cambio climático, este urbanista recorrió a pie la ciudad durante 12 horas diarias de viernes a domingo por un tiempo de dos meses y medio, bajo el mandato de la Oficina de la Reserva de la Biosfera. En la travesía conoció "todos los aljibes" de la capital, habló con vecinos y conoció las antiguas escorrentías, ahora atravesadas por construcciones, para descubrir dónde estaba el problema y dónde se generaban las inundaciones.
"Descubrí que la ciudad tenía algunos rejos inconexos, que eran el antiguo drenaje", ante ello creó los Caminos del Agua, un proyecto formado por cuatro parques lineales que busca "conectar esos rejos que ya existen", bien "naturalizándolos o canalizándolos para construir grandes parques esponja".
Los Caminos del Agua buscan alejar el tráfico urbano de la ciudad, en línea con otras ciudades europeas y los objetivos de descarbonización, al tiempo en que fomenta los barrios ecosociales, donde se impulsen los "servicios urbanos de cercanía, equipamientos comunitarios, calles inclusivas y la mejora del espacio público". Entre otros puntos, contempló la creación de infraestructuras verdes con energías limpias, huertos urbanos y depuración natural para tratar las aguas negras y grises y reciclar los residuos urbanos.
Entre esos Caminos del Agua planteó crear uno entre el barrio de Argana y el Charco de San Ginés, en la zona de las Cuatro Esquinas. Esta ruta, incluiría jardines, paseos peatonales, carriles bicis y espacios lúdicos.

"Debemos ser cada día más sofisticados en la manera que habitamos la naturaleza, hemos pasado de dañarla de una manera significativa a que esté empezando a generarnos riesgos vitales", señala el experto. En este sentido, la propia alcaldesa de Teguise, Olivia Duque, reconoció que la situación que se ocasionó hace dos semanas en su municipio y en Arrecife fue un riesgo para la población.
Estos Caminos del Agua se unirían a siete espacios públicos con sombra y vegetación que sirven de intercambiadores de transporte al aire libre, públicos y privados, motorizados y peatonales, llamados nodos-plaza. En ellos, el urbanista planteó la opción de instalar cafeterías y otros servicios.
Entre estos nodos-plaza, uno de situaría frente al mar, cerca de la zona portuaria. La idea es prolongar los árboles de la vía medular, usando árboles artificiales que incorporan vegetación natural y espacios de sombra. Aquí ideó que estos árboles tuvieran servicios urbanos, como aseos, oficinas de alquiler de bicicletas o cafeterías.
Para este investigador, la clave está en llevar a cabo "un urbanismo mucho más ecosistémico", que no es más que ver las ciudades como espacios en movimiento donde conviven la naturaleza, la población y el desarrollo tecnológico.Palop centra el foco del problema en "la relación que hemos querido tener con la naturaleza". Hasta ahora marcada por "el control y la dominación", mientras que "lo que toca es danzar, bailar con ella".

La depuración de aguas y los vertidos al mar
Este arquitecto señala que en Canaris existe "aún un reto en cómo urbanizamos nuestros litorales y sobre todo en cómo gestionamos en las aguas negras de forma que no tengamos que verter con el mar". Palop indica que "el espectáculo" del agua corriendo el pasado 12 de abril y llegando a La Marina, "un espacio que se ha propuesto como reserva natural, y que arrastra basura cuando colapsa, pero cuando no colapsa, a diario, arrastra microplásticos".
Así, explica que "un porcentaje muy alto de microplásticos que encontramos ahora en el mar vienen de la basura, de la mala gestión de las aguas pluviales en las zonas del litoral. El otro día pues, independientemente de que recuperáramos ese agua o no, ese agua que arrastraba microplásticos, por eso a mí me gustan más los sistemas de caza en origen, o sea, sin alcantarilla".
El urbanista añade que "el sistema arrastró" en las últimas inundaciones "todo el colapso que pilló en las alcantarillas y lo vertió en un entorno natural que pretendemos ser una reserva natural dentro de la Reserva de la Biosfera y eso es inadmisible".
Palop propuso crear un parque de bio-retención en Argana, en él se captarían las primeras aguas de lluvia y se lograría reducir las escorrentías ciudad abajo. En este parque plantea que se podrían crear jardines, senderos y espacios públicos.
Construir aljibes bajo las esquinas
Dentro del proyecto, el experto en urbanismo ecosistémico habló de crear alrededor de 40 Bioesquinas, con el fin de ocupar una de cada cinco plazas de aparcamientos y destinarlas a jardines vecinales, zonas infantiles y bancos de sombra. Además, insistió en que pudieran generarse plazas públicas y caminos escolares seguros que conectaran los nodos-plaza con institutos y colegios.
En las bioesquinas, inspiradas en algunos espacios públicos de la capital compuestos por árboles y bancos, propuso añadir un aljibe con capacidad para filtrar el agua de la lluvia. "Sería una zona permeable, donde pasara el agua para que pudiera almacenarse como se hacía antiguamente, en el aljibe", explica.
Su idea es que estas bioesquinas pudieran ser aprovechadas por los vecinos para crear jardines colectivos, incluso aspirar a premios y renombrar las esquinas con un homenaje a los referentes de la isla.
Juan Palop-Casado muestra optimismo y resalta que "para que este proyecto salga" se tienen que tener en cuenta "cinco puntos": el tiempo, más allá de los mandatos políticos; la creación de equipos interdisciplinares; gobernanza y consenso entre la población; cultura y convicción ecológica; y poner a la Reserva de la Biosfera en el centro de todas las decisiones y de forma transversal a todos los departamentos.














