FOTOS: Sergio Betancort.
Con lágrimas en los ojos y la mano en el corazón, arropado por el público y en medio de un caluroso aplauso, Juan Brito Martín, Hijo Predilecto de Lanzarote, inauguró este miércoles las Fiestas de Femés que honran a San Marcial de Rubicón, Santo Patrón de la Isla y de toda Canarias, con un pregón en el que incorporó versos, ruegos y plegarias y el canto de un arrorró. La puesta en escena que acompañó el acto de apertura de celebraciones fue dirigida por su hija, la profesora Carmen Gloria Brito, e interpretada por nueve de sus alumnas de folklore.
Después de dar la bienvenida a los representantes públicos, entre ellos, el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, la alcaldesa de Yaiza, Gladys Acuña, y el concejal de Festejos, Javier Camacho, y a todo el público asistente y saludar a "un viejo y conocido amigo que hace años que no lo veo", aludiendo a San Marcial, lo primero que hizo el pregonero antes de rememorar sus vivencias en Femés fue confesar que estuvo por primera vez en este pueblo en 1926, cuando tenía 7 años. "Yo antes de venir a tus fiestas nunca había visto a un cura y mucho menos a un Santo", rememoró.
En la presentación del pregonero, Gladys Acuña ensalzó la vida y obra de Juan Brito pero además reivindicó "la preservación de la memoria histórica de este maravilloso espacio geográfico y la defensa de la figura de San Marcial como Santo Patrón de Lanzarote y del Archipiélago canario".
"Aquel pueblito pequeño de casitas bajas"
Tras ese primer acercamiento a temprana edad, no fue hasta los 16 años cuando Juan Brito volvió a las Fiestas de Femés para apreciar mejor "aquel pueblito pequeño de casitas bajas color tierra con las veredas de servidumbre estrechitas y limpias".
A los 94 años de edad, Juan Brito no ahorró detalles: "A tus fiestas venía mucha gente, muchos camellos y burros con colchas y mantas de muchos colores, todo lleno de ventorrillos y ruletas". El pregonero dibujó una ermita llena de fieles "que en la puerta esperaban turno para entrar a rezar", y también las veredas que conducían al santuario "desde alta madrugada estaban llenas de peregrinos".
Brito destacó la amabilidad de los vecinos a lo largo del camino que salían a saludar a los creyentes e invitaban a sus casas a descansar, beber agua y comer fruta fresca. Incluso, recordó que había quien prestaba la alcoba para que "las mozas" cambiaran sus trajes de camino por el de fiesta. "Así era la gente de los pueblos, lo que hoy se llama hospitalarios".
Versos como ofrenda
Tras su pregón, Juan Brito dio paso a las niñas y jóvenes invitadas que ofrecieron ofrendas y elevaron plegarias al Santo en forma de versos para luego citar la parte mitológica de la historia de San Marcial, "que nunca será tan fantástica para no creer". Pero aparte de mitos y leyendas, tras su experiencia en la Guerra Civil española, con el regreso como soldado a estas tierras, los encuentros del pregonero con el "estimado Patrón" eran más frecuentes". "Tanto, que los sábados que me daban permiso pasaba por tu ermita", destacó.
Juan Brito también rememoró el "prestigio" que le daban los vecinos de la isla hermana de Fuerteventura a las Fiestas de San Marcial de Rubicón. "Unos venían a pagar sus promesas y otros aprovechaban para vender su artesanía y otros productos".
Antes de despedirse, el pregonero pidió a San Marcial la sanación de niños y madres, momento en el que una de las jóvenes folkloristas invitadas interpretó, con un muñeco en brazos y una cuna a sus pies, el arrrorró que durmió a su "bebé" enfermo: "Aquí te traigo a mi niño cansadito de llorar, no quiere dormir contigo, duérmelo tú San Marcial".
Tras dar por inauguradas las fiestas, Gladys Acuña y Javier Camacho entregaron a Juan Brito un obsequio moldeado por el artesano afincado en Uga, Tino Alemán. Por último, la música puso el broche final al acto, con piezas del folklore canario interpretadas por Roberto Gil a la guitarra y José Vicente Pérez al timple.