“Escuché gritos, alaridos de gente”. Así supo Marcial Curbelo que algo grave estaba ocurriendo cerca del muelle de Órzola, donde se encontraba en la tarde de este martes cuando se produjo el trágico vuelco de una patera. En ese momento, en el puerto había numerosos efectivos policiales y de emergencias, porque se estaba realizando el traslado de los inmigrantes que habían llegado durante la mañana a La Graciosa en otra embarcación.
“Alerté a todos los servicios de emergencias que estaban allí y a la Guardia Civil de lo que había escuchado, pero quedaron en duda”, explica. Entonces, decidió no esperar y fue corriendo hasta la zona de donde provenían los gritos. “Fui solo hasta allí, vi la situación y me tuve que tirar al agua. No pensé en nada”, relata.
“Me tiré a ciegas. Con la oscuridad, no podía hacer nada más de lo que hice, porque mi vida también corría peligro”, recuerda horas después, tras pasar una noche en la que casi no ha podido dormir. Sabe que salvó la vida a varias personas, aunque también le pesan las que terminaron falleciendo.
“Es terrible estar en el agua y tener que ver a quién salvas y a quién no salvas”, rememora desde su casa, donde este miércoles está en aislamiento y a la espera de que le realicen la prueba PCR por el protocolo frente al Covid. “La gente me pregunta si los toqué. ¡Claro que los toqué! Los toqué, los abracé, los acaricié... ¡Eran niños!”, exclama. “En ese momento no pensé en Covid ni en nada”.
Entre los supervivientes hay siete menores de edad, y Marcial señala que el resto también eran “chavales, gente muy joven”. “Yo podría ser el padre de todos ellos”, reflexiona con pesar.
“Hablé con todos. No entiendo su idioma pero nos entendíamos. Nada más mirarnos a los ojos, nos entendíamos. Lo estaban pasando mal y ellos sabían que yo les di una gran ayuda”, añade al hablar de las escenas vividas ya en tierra.
Antes, explica que había pasado al menos cinco minutos solo en el agua, que “fueron terribles”. “Al que se movía lo cogía y al que no se movía tenía que dejarlo. Tampoco me podía acercar a todos juntos, iba uno por uno, porque si no me iba al fondo con todos ellos”, cuenta con crudeza. Ni siquiera sabe a cuántas personas consiguió salvar la vida. “De los tres o cuatro primeros sí me acuerdo, pero no me puse a contar. Yo lo que quería era sacar a todos del agua”.
Ahogados junto a la costa y con una profundidad de dos metros y medio
La embarcación estaba junto a la costa cuando embarrancó en una zona rocosa y Marcial explica que la profundidad solo era de unos dos metros y medio, pero el problema fue que la patera empezó a hundirse y casi ninguno sabía nadar. De hecho, afirma que solo uno consiguió llegar a tierra por sus propios medios.
El resto de los 28 supervivientes lo hicieron con su ayuda y con la de las personas que se sumaron después al rescate, incluyendo a otros vecinos del pueblo y al personal de emergencias que estaba en el muelle de Órzola y que unos minutos después llegó también a la zona. “Lo hicieron muy bien también todos ellos”, subraya Marcial, que fue socorrista de Cruz Roja en los años 90. “Eso lo llevo en la sangre toda la vida y sé más o menos cómo actuar en estos casos”, añade.
Además, apunta que la tragedia podría haber sido aún mayor si el vuelco se hubiera producido un poco más lejos de la costa o si no hubieran estado en la zona tantos efectivos de emergencias. “Un poquito más hacia abajo y no hubiéramos escuchado los gritos. Entonces sí hubiera sido más complicada la cosa. Hubiera sido fatal. Pero nos alertaron los chillidos y se pudo hacer lo que se pudo hacer”, insiste. Además, también recuerda sus propios gritos pidiendo ayuda. “Mis gritos eran desgarradores. Yo no podía gritar más”.
“Es una pena muy grande que esté pasando esto en Canarias, que estamos perdiendo las vidas ahí y nadie hace nada. No sé en qué están pensando estos políticos, la verdad es que no sé en qué están pensando. Es una tristeza”, reflexiona con enfado y frustración tras lo vivido en la noche del martes.
“Este gobierno tiene que tomar medidas pero urgentes. Urgentísimas. Que dejen de tirarse la pelota los unos a los otros. Nada más que les gusta el retratito. A algunos les gusta mucho una foto y no señores, no es así, que hay vidas humanas”, cuestiona mientras mira desde la ventana de su casa el dispositivo que este miércoles continúa buscando a otras posibles víctimas.
Según los testimonios de los supervivientes, en la patera viajaban unas 35 personas, y de momento ya han sido encontradas 36: 28 de ellas con vida y ocho fallecidos. Sin embargo, también explicaron que había una mujer con un niño pequeño, que no han sido encontrados. Por eso, ante la posibilidad de que realmente hubiera más personas en la embarcación, el dispositivo de búsqueda sigue activo.
“Me gustaría estar ahí”, afirma Marcial, que explica que al igual que él, varias personas más que participaron en el rescate en la noche del martes están en aislamiento. Y mientras espera y mira con impotencia por la ventana, deja otra reflexión ante la posibilidad de que aumente aún más esta tragedia: “Para que una madre suba en una embarcación así con un niño, algo tiene que estar pasando”.
