El río de lava volvió a detenerse a los pies de la Dolorosa

El desfile de romeros y romeras, que durante horas fueron llegando hasta la Virgen para ofrecerle sus obsequios, culminó con otro gran homenaje a la patrona de la Isla. El Baile del Romero es un monumento vivo ...

19 de septiembre de 2005 (23:04 CET)

El desfile de romeros y romeras, que durante horas fueron llegando hasta la Virgen para ofrecerle sus obsequios, culminó con otro gran homenaje a la patrona de la Isla. El Baile del Romero es un monumento vivo levantado por miles de devotos con su música, su voz y su danza como únicas herramientas.

Esta última ofrenda a Nuestra Señora de los Dolores comenzó con el grupo Timbayba, de Tinajo. Les siguieron las parrandas Los Paperos, El Volumen y Araguaney. Cada uno de ellos estuvo aproximadamente una hora sobre el escenario, y fue difícil convencer a los allí congregados para que aceptasen que aquello se había terminado. Hasta las 03:00 horas de la madrugada, los romeros y romeras estuvieron danzando a las puertas de la ermita, animados por la devoción que profesan a su Virgen de los Volcanes.

Autos sacramentales

El domingo fue el día elegido para los autos sacramentales, también conocidos como las "escenificaciones" del milagro de Nuestra Señora de los Dolores, que tratan de representar los episodios acontecidos en torno al fenómeno religioso. Francisco José Navarro demostró una vez más que es un gran comunicador y fue relatando para los presentes, durante toda la noche, todo lo que estaba sucediendo.

La reconstrucción de la historia comenzó con el baile de los pastores. Se decía que por la noche, a la luz de la lava, los pastores se ponían a bailar, ajenos al peligro que se les avecinaba. Cuatro hombres bailaron el baile conejero del palo sobre el escenario, para facilitar que todo el mundo pudiese verlo. En ese baile está el origen de lo que hoy se conoce como el juego del palo.

Instrumentos de la época

Un grupo de pastoras cantaron unas folías con instrumentos de la época, tales como una caña, una calabaza, instrumentos y herramientas del campo, porque entonces no existían los actuales instrumentos de cuerda. Después hizo aparición el alguacil, que era un señor enviado por el Ayuntamiento portando las órdenes del alcalde, y que en aquel momento iba por las calles de los pueblos advirtiendo a la gente del peligro que había con las erupciones volcánicas.

Les indicaba que debían abandonar sus casas y sus pertenencias, y marcharse a otros puntos de la Isla, ya que las lavas estaban sepultando las aldeas del sur, en el actual municipio de Yaiza.

A continuación se pudo ver el volcán de Timanfaya en erupción, gracias a los efectos visuales y sonoros de unos fuegos artificiales que imitaban la explosión y los ríos de lava. Un grupo de mujeres y hombres caminaban sosteniendo una fotografía de la Virgen de los Dolores y una Cruz de Tea, tal y como relata la leyenda. Fue entonces cuando uno de los muchachos tiró la Cruz al volcán y éste cesó de escupir fuego. Todos se arrodillaron gritando: "¡Milagro!, ¡Milagro!".

La siguiente escenificación estuvo compuesta por los pastores de Temisa, que venían de una montaña con los cabritos para que en la iglesia el cura les bendijese a los animales y les quitase las enfermedades. Después ofrecían a la Virgen los productos que elaboraban, como los quesos, en muestra de agradecimiento por curar a su ganado. En esa carroza se desarrolló un dialogo entre el padre, el hijo y la pastorcita, en torno a la Virgen y a su ayuda prestada con los animales.

Después llegó la representación de la montaña de Guigua y la niña Juana Rafaela. A esta niña se le apareció la Virgen porque los hombres y mujeres de Tinajo no cumplieron su promesa de construirle una iglesia, una vez que ella detuvo la lava del volcán. Los padres no creyeron a la niña y la Virgen dejó su mano marcada en la espalda de la pastorcilla. Los padres pensaron entonces que era una sombra o una marca y se dispusieron a buscar agua y un producto llamado "barrilla" para lavarle.

Pero la mancha no salía y se dieron cuenta de que era un milagro. Se pusieron de rodillas delante de su propia hija y comenzaron a llamar a la gente del pueblo para avisarles del milagro. La Virgen volvió a aparecer, aunque sólo podía ser vista por la niña, y le dejó caer su pañuelo blanco. La pequeña, como muestra de agradecimiento, le regaló a la Dolorosa un cabrito. La escena estuvo acompañada por los llamativos efectos de luz y sonido, que destellaban alrededor de la niña y la Virgen.

Ave María

Luego llegó la carroza en la que se veía la ermita finalmente construida por los vecinos. A los pies de la iglesia había un numeroso grupo de niñas sosteniendo unos ramos de flores. Cada una de ellas le dedicó unos versos a la Virgen y posteriormente le ofrecieron el ramo de flores, que fue recogiendo el párroco. Finalmente una de las niñas más mayores le entregó las llaves de la ermita a la Virgen, mientras conversaba con ella.

Seguidamente apareció sobre el escenario el cantante tinerfeño Chago Melián, que interpretó el Ave María. Fue uno de los momentos más intensos y cargados de emoción de toda la noche. Bajo una brillante casi luna llena, todos los presentes escucharon en silencio esta preciosa oración cantada. Una vez concluida la interpretación, apareció por detrás el grupo del taller de bailes típicos del Cabildo, dirigido por Carmen Gloria Brito, que danzó al son del popular tema "Oh, madre mía".

Y volvió Chago Melián para regalar al público otra canción llamada "Mi tierra guanche", en la que nombra a todas las islas. En un momento de la actuación, el cantante se agarró a las mujeres del taller de danza que anteriormente habían bailado, y se pusieron a balancearse juntos en el escenario, lo que provocó el aplauso impresionante del público. El punto final lo puso el maestro Juan Brito, artífice de toda la puesta en escena, quien hizo entrega de una escultura a Chago Melián. Francisco José Navarro pasó el micro al párroco de la ermita, quien se despidió y anunció el regreso de la Virgen al altar. En silencio, la imagen fue conducida por los romeros de vuelta al interior de la iglesia.

Gala de cantantes

Llegó entonces el momento de la Gala de Cantantes, cuyo protagonista fue Juan José López, el ganador del pasado Festival "Ciudad de Arrecife", quien interpretó dos canciones. Encarna Páez, a quien ya pudimos escuchar durante el desfile de ofrendas con una folía que dedicó a la Virgen, también se animó a cantar.

Asimismo, Fina Calderón y Lucy Suárez interpretaron un tema individual cada una. Finalmente, las tres sorprendieron a todos animándose a imitar a las Supremas de Móstoles con el archifamoso tema "Eres un enfermo", que fue coreado y aplaudido a rabiar por todos los presentes. Cuando ellas terminaron subió al escenario el humorista Juanito Pachín, que imitó a una señora cubana de setenta años que llega a Lanzarote en busca de un novio con una buena cartera.

Quema de fuegos artificiales

El colofón de la noche fue la quema de unos espectaculares fuegos artificiales. Durante más de veinte minutos el cielo de Mancha Blanca estuvo pintado de palmeras, gusanitos y estrellas de mil colores. La impresionate luna llena parecía colgada a propósito sobre la colina. Las acrobacias de pirotecnia aparecían sobre el fondo negro disparadas desde un lado y otro de la montaña y terminaron lanzados encima de la azotea del restaurante de Los Dolores, en la misma plaza del pueblo.

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