El psicólogo tinerfeño Edgar Chinea, de la organización no gubernamental San Miguel Adicciones, se ha trasladado a la isla de Lanzarote en las últimas semanas para trabajar con adolescentes de distintos centros educativos de Arrecife sobre la adicción a las tecnologías.
Chinea explica en una conversación con La Voz que los problemas más frecuentes con los que se topa en terapia están relacionados con que los menores y sus familias no saben identificar "un tiempo de límite de uso correcto de las tecnologías", sobre todo, con respecto al teléfono móvil y el uso de las redes sociales, a las que le dedican la mayor parte de su tiempo.
En su caso, ha tratado a menores que pueden pasar hasta doce horas conectados a su teléfono inteligentes. Las plataformas que más tiempo de los menores absorben son TikTok e Instagram, en ese orden.
Sobre cuántas horas se recomienda utilizar las tecnologías en tiempo de ocio, ya sea para juegos o redes sociales, Chinea indica que depende de la capacidad de regulación emocional de cada menor, de su contexto. "El tiempo de ocio recomendado sería entre dos o tres horas, pero siendo realistas, por lo menos que no superen las cinco horas", señala este psicólogo.
El sobreuso de las tecnologías está generando que muchos adolescentes sufran daños en el desarrollo cognitivo y afecta al sistema de recompensa de los menores. "El niño está aprendiendo que cada vez que está aburrido o esté triste puede utilizar una pantalla como método de evasión. El autocontrol también va a deteriorarse, afecta en la atención, en la memoria, etc.", expone.
"Hay adolescentes de 17 años que utilizan muchísimo más los móviles que un niño de 13", apostilla el psicólogo, quien añade que los mayores suelen estar más condicionados por el ambiente social y que las redes sociales muchas veces forman parte de esa sociabilización.
Menos límites y más ejemplo
El actor Aaron Paul (Breaking Bad) reconoció en una entrevista que había reducido su uso del teléfono móvil al llegar a un acuerdo con su hija de siete años. El actor narró en una entrevista que estaba respondiendo a un correo desde el móvil, cuando la menor le estaba preguntando algo y al ver que él no le prestaba atención, se puso a jugar.
El padre se dio cuenta de la escena, le pidió disculpas y le propuso un pacto: dejar de utilizar el móvil cuando estuviera con ella. La niña le abrazó. "Me rodeó con sus brazos como si hubiera ganado el mayor de los premios", aseguró el actor, quien añadió que la reacción de su hija le rompió el corazón.
Para frenar el uso descontrolado de los teléfonos móviles, Chinea propone que los padres prueben a dejar de imponer límites y empiecen a modelar con el ejemplo. "No me puedes decir que una cosa está prohibida cuando estoy viendo que tú lo estás haciendo", reflexiona el experto en adicciones.
Edgar Chinea invita a reforzar la conexión humana para poder llevar a cabo la desconexión digital. "No puedo limitar a un menor el uso de un dispositivo si no he conectado con la emoción que a ese menor le está empujando a utilizarlo", apostilla.
Hace una semana, Chinea pudo trasladar al profesorado y a algunos padres de los estudiantes que deben establecer ante los menores una relación de sinceridad. "Nosotros también somos humanos, también estamos trabajando para que este dispositivo no cree dependencia en mí", continúa el sanitario, quien defiende que los menores deben sentirse validados emocionalmente por sus progenitores.
El psicólogo experto en adicciones puntualiza que no se trata de no establecer límites, sino de que las normas de uso de los dispositivos vayan acompañados de una validación emocional. "Oye, es normal que sientas esa necesidad, yo a veces también la siento, pero vamos a establecer un límite que vamos a cumplir los dos", ejemplifica.
Problemas de adicción a la pornografía en línea
Edgar Chinea explica que entre los problemas que se encuentra en terapia por el uso excesivo de la tecnología es la adicción a la pornografía. El psicólogo indica que el móvil ofrece a los adolescentes la posibilidad de acercarse al sexo y saciar su curiosidad, pero sin conocer los riesgos que estos supone.
El especialista indica que hay que acercarse al menor con el problema "sin generar vergüenza" y tratando de explicar que la pornografía no es sexo real. "Por eso son tan importante los talleres de educación sexual" y ahondar en la educación emocional, como trasladar la importancia del consentimiento.
