La Casa del Miedo, una pesadilla para sus vecinos desde hace más de dos años

Todo empezó con la instalación de una chimenea, que afirman que emite “humos y olores pestilentes” y no les permite “ni abrir las ventanas”. Después, descubrieron otras cosas, por las que no se explican que el Ayuntamiento siga sin actuar

17 de noviembre de 2022 (18:56 CET)
Actualizado el 17 de noviembre de 2022 (19:00 CET)
La Casa del Miedo, en El Charco de San Ginés (FOTOS: José Luis Carrasco)
La Casa del Miedo, en El Charco de San Ginés (FOTOS: José Luis Carrasco)

Juan López Fuentes carga con una montaña de papeles y una losa de impotencia. A sus espaldas acumula más de dos años registrando escritos y denuncias en todas las administraciones y todas le terminan remitiendo a la misma: el Ayuntamiento de Arrecife, que ni siquiera le responde. Ya no sabe ni qué puertas tocar.

Su lucha, junto a la de otros vecinos de El Charco de San Ginés, es contra una chimenea. “El olor que desprende es insoportable. No podemos ni abrir las ventanas. Imagínense cómo es vivir con un vecino friendo pescado durante ocho o diez horas todos los días, y con la chimenea frente a tu ventana”, explica.

En este caso, el “vecino” es un restaurante, la Casa del Miedo, que ni siquiera tiene licencia para desarrollar esa actividad.

Incluso, las denuncias de los vecinos han destapado que el local pertenece al Ayuntamiento, sin que exista una concesión legal que dé cobertura al negocio de restauración. Y es que el inmueble fue cedido en su día por el Consistorio a la Sociedad de Cultura, Deportes y Recreo Casa del Miedo, pero para unos fines que no son los que desarrolla en la actualidad.

Sin embargo, tras más de dos años de denuncias, el restaurante sigue funcionando y la chimenea emitiendo “humos y olores pestilentes”.

 

Orden de cierre que no se ejecutó

Hace casi un año, la entonces concejal de Infracciones, Elisabeth Merino, llegó a firmar un decreto ordenando el cierre, tras el expediente abierto a raíz de las quejas de los vecinos. Ese expediente fue el que concluyó que la Casa del Miedo “se encuentra actuando en fraude de ley” y que supone una “competencia desleal” para el resto de bares y restaurantes de la zona.

Pero junto a esa resolución se dictó otra, concediendo a la asociación una prórroga de un mes para “restablecer la legalidad de dicha actividad”, en caso de que fuera posible. Desde entonces han pasado diez meses y nada más se ha sabido.

Tampoco Juan López Fuentes, que subraya que el Ayuntamiento es la única administración que ni siquiera responde a sus escritos. Solo lo hizo una vez la Concejalía de Sanidad, en junio de 2021, para notificarle que su denuncia por la emisión de humos de la chimenea la debía tramitar el Salud Pública, dependiente del Gobierno de Canarias.

Ahí su queja entró en un bucle, porque Juan ya se había remitido previamente a ellos, pero le derivaron al Ayuntamiento, que le remitió otra vez a Salud Pública, y ésta de nuevo al Consistorio. En esa última respuesta de Sanidad, le decían que el Ayuntamiento no había “interpretado bien”, ya que no era “un problema de seguridad alimentaria, sino medioambiental”, por lo que las competencias sí corresponden al Consistorio.

“Entendemos que (la chimenea) ha tenido que ser evaluada y autorizada por técnicos de Actividades Clasificadas de su Ayuntamiento, cumpliendo normativas municipales sobre altura y características de dicha chimenea emisora, al objeto de minimizar los efectos molestos o insalubres que pueden ocasionar”, señalaba el jefe de Salud Pública en un escrito fechado en agosto de 2021.

De nuevo, Juan López volvió a dirigirse al Ayuntamiento, pero no obtuvo más respuesta. Ni siquiera le informaron del expediente que se abrió y que dio lugar a esa orden de cierre que nunca llegó a ejecutarse.

En aquella resolución, se advertía que “en caso de no producirse el cierre de forma voluntaria, se procederá al precinto del mismo por la Policía Local de Arrecife”, cosa que nunca ocurrió.

Ante esa inacción, los vecinos se dirigieron también en varias ocasiones al Cabildo, que llegó a hacer incluso una visita al local y hace un año pidió explicaciones al Ayuntamiento. Después, respondió a los vecinos trasladándoles la respuesta del Consistorio, que alegó que ya tenía un expediente abierto.

 

“Ya no sé a dónde acudir”

“Hemos ido a todos los estamentos y es un círculo que ya no sé dónde ir, no sé dónde acudir”, lamenta Juan, que guarda decenas de escritos con quejas y denuncias, incluso en varias ocasiones ante la Policía Local.

“Lo único que nosotros queremos es que le busquen una solución a la chimenea. No sé cuál es la solución, pero por favor que la busquen”, reclama. En sus palabras transmite frustración e impotencia, pero no pierde la serenidad, pese a los dos años de lucha.

De hecho, insiste en que no desea causar ningún daño a la asociación. “Nosotros no queremos que la Casa del Miedo se cierre. Creo que es un sitio emblemático, es un sitio donde la gente siempre ha ido por allí, ha hecho actividades culturales, participan en las fiestas de San Ginés, hacen carnavales...”

Sin embargo, también subraya lo que se ha desviado el local de esos inicios, desde el despegue de El Charco de San Ginés como lugar de ocio y restauración. “Yo soy de los clientes que iban con frecuencia a comer allí. Ellos tenían un barcito pequeño, hacían cuatro cositas, pero no un restaurante como ahora, que está perjudicando a los vecinos. Yo creo que el Ayuntamiento, si tiene una propiedad que es suya, lo que menos tiene que hacer es perjudicar a los vecinos. Que busquen una solución para el bien de todos, que podamos convivir todos. Eso es lo único que les pido”.

 

“Las actividades que desarrollaban antaño son ya inexistentes”

En los estatutos de la asociación, señala que sus fines son “el desarrollo y protección de toda clase de datas culturales y artísticas, la práctica y promoción de manifestaciones deportivas, promocionar y facilitar a sus socios toda clase de juegos y distracciones lícitas, organizar fiestas y reuniones sociales, así como proteger todo el entorno del charco de San Ginés”.

Al respecto, en uno de los muchos escritos remitidos por los vecinos a las administraciones, señalan que “las actividades deportivas, culturales y recreativas que antaño se desarrollaban” son “inexistentes en la actualidad por el desarrollo, en exclusiva, del restaurante”.

Fue en septiembre de 2020 cuando seis vecinos firmaron el primer escrito. En él explicaban que tres meses antes habían empezado unas obras para instalar una chimenea en el techo de la Casa del Miedo, “donde se encuentra un pequeño parque infantil”, y que estaba generando “humos y olores desagradables, pestilentes, atentatorios a la salud de las personas que por allí transitan y una gran parte de la vecindad colindante con el señalado parque”.

Al respecto, precisaban que otros restaurantes de la zona “han dispuesto desde siempre las chimeneas de sus cocinas muy por encima de la parte superior de los edificios donde se encuentran”, lo que evita que los vecinos “sufran las consecuencias”. Sin embargo, no era éste su caso, con una chimenea que termina a la altura de sus casas.

“Es un restaurante que está abierto todos los días, hasta las 12 de la noche, con servicios de desayuno, de merienda, de cena, de grupos, hacen de todo”, subraya Juan, para reflejar cómo llevan viviendo los vecinos más de dos años.

En este tiempo sí han mantenido conversaciones con algunos concejales, que les trasladaron que el local es propiedad municipal y que no está autorizado a ejercer como restaurante, prometiéndoles una solución. Eso fue en junio de 2021 y aún la siguen esperando.

 

Denuncias ante la Policía Local y hasta una inspección

Juan López ha presentado hasta dos denuncias en la Policía Local, que por ahora tampoco han tenido consecuencias. Entre la primera y la segunda, sí afirma que vio a dos agentes que estaban patrullando en la zona entrar al local, “solicitando la correspondiente licencia de apertura para la explotación del restaurante, así como las hojas de reclamaciones”. Según afirma, se marcharon 30 minutos después sin que les entregaran esa documentación, por lo que él les pidió que levantaran acta de lo ocurrido.

“Yo no tenía ni idea de que no tiene licencia de apertura para restauración y terraza”, explica Juan, que tras dos años de batalla afirma que también ha descubierto que “ocupa más espacio del estipulado por el Ayuntamiento para la terraza y que incumple y excede el número de mesas y sillas habilitadas para la restauración”.

En cualquier caso, insiste en que ellos lo único que quieren es una solución para el problema de la chimenea. “A los vecinos no nos importa lo que tenga o no tenga, nos tiene sin cuidado”, señala, sin explicarse por qué el Ayuntamiento sigue sin actuar. “Es muy raro. Yo me pregunto si pasa algo de quién es responsabilidad”, concluye.

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