Las medidas acordadas a principios de verano entre el sector del taxi, el Cabildo y Asolan no están dando sus frutos, y las colas de espera continúan los días con mayor tráfico aéreo

La odisea de coger un taxi en el aeropuerto

Unas cuarenta personas esperan a la salida de la terminal de llegadas del aeropuerto de Guacimeta. Siendo jueves, no es fácil conseguir un taxi, y a medida que los vuelos van llegando, la cola ...

16 de agosto de 2006 (07:02 CET)
La odisea de coger un taxi en el aeropuerto
La odisea de coger un taxi en el aeropuerto

Unas cuarenta personas esperan a la salida de la terminal de llegadas del aeropuerto de Guacimeta. Siendo jueves, no es fácil conseguir un taxi, y a medida que los vuelos van llegando, la cola aumenta. A unos metros, una decena de taxis de Arrecife están al acecho. Una recién llegada a la isla se acerca con el propósito de montarse en uno de ellos, pero los conductores le explican amablemente que tiene que esperar la cola, pues hasta que ésta no supere un número determinado de personas, ellos no pueden ponerse en servicio. El rostro de la mujer denota enfado. Le parece absurdo estar esperando mientras estos taxis están estacionados. "Estamos aquí de retén", explica Francisco Fajardo, uno de los taxistas. "Los controladores nos llaman cuando la cola rebasa una determinada línea, pero de momento no podemos pasar, porque están operando los taxis de San Bartolomé".

El jueves es el día de más afluencia de vuelos. Por ello, desde las once de la mañana hasta las cinco de la tarde veinticinco taxis de todos los municipios se suman al servicio ofrecido por los de San Bartolomé. Una medida que se acordó hace un mes entre el Cabildo de Lanzarote, la patronal turística Asolan y los representantes del sector, después de dar muchas vueltas a un problema que se extiende desde hace años. "Nosotros creemos que veinticinco taxis no son suficientes, y queríamos ampliar la franja horaria hasta las diez de la noche, pero los de San Bartolomé respondían que a esas horas no habría trabajo para todos", explica Manuel de León, presidente de la Asociación de Radiotaxi de Arrecife. "Finalmente llegamos a un acuerdo y a partir de las cinco de la tarde estos taxis pueden seguir trabajando siempre que haya gente en la cola". Pero a la hora de la verdad, lo cierto es que hay taxis de otros municipios que pasan de largo ante la mirada atónita de quienes los esperan. Los controladores no les permiten parar, a pesar de que desde el Ayuntamiento de San Bartolomé, Miguel Martín, asegura que "pueden hacerlo siempre y cuando haya gente esperando. Cualquier taxi que llegue con un pasajero al aeropuerto, puede coger a otro", explica el alcalde. "Lo lógico es que los controladores estén bien coordinados y sean ellos los que den paso a esos taxis".

Pero los turistas no saben de controladores, ni de diferencias entre municipios, ni de acuerdos y desacuerdos. Lo único que tienen claro es que tras un largo viaje y un buen madrugón, esperan los mejores servicios. "Se levantan de madrugada, vienen reventados de esperar, de los retrasos..., y llegan aquí y se encuentran con esto", se queja Francisco Fajardo, taxista de Arrecife. Una situación que repercute de forma negativa en la imagen de la Isla, y por tanto, en el turismo. "Lanzarote no se puede permitir el lujo de que esto ocurra", asegura el presidente de Asolan, Francisco Armas. "Nuestras soluciones son más ambiciosas que los acuerdos que se han tomado, ya que pretendemos que exista una coordinación entre los taxis de todos municipios, que daría más agilidad al servicio. Los veinticinco taxis del aeropuerto son insuficientes. Por eso se le reclama valentía a las partes implicadas, empezando por los propios taxistas, porque si los turistas dejan de venir, su trabajo también se va a ver perjudicado". "Una cosa es que el cliente espere porque no hay coches disponibles, y otra que vea diez o doce coches parados", añade Manuel de León. "Esto no lo entienden y se enfadan".

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