Sobre el debate del decrecimiento y la sostenibilidad sentó las bases de su Trabajo de Fin de Grado, la arquitecta Carla Cenalmor, graduada por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid. El proyecto, Turismo sostenible en territorios insulares: caso de estudio Lanzarote, indaga en la transformación del entorno para hacer frente a las demandas de un sector en constante crecimiento.
"Lanzarote ha desbordado por completo su capacidad de carga", aseguró la entonces presidenta del Cabildo, Dolores Corujo, el día en el que inició el procedimiento para declarar a la isla como "turísticamente saturada". Seis meses después, la séptima ínsula canaria registró un récord de pasajeros, superando los 6,8 millones de visitantes entre enero y octubre de este año.
En una de las conclusiones de la investigación académica, Cenalmor resalta la "urgente y necesaria planificación" que tenga en cuenta "las limitaciones de capacidad de carga de atracciones turísticas y espacios naturales". Ejemplo de ello es que el pasado mes de octubre visitaron los Centros de Arte, Cultura y Turismo de la isla cerca de 300.000 personas. La mayoría escogieron además tres espacios en particular: las Montañas del Fuego, Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes.
El impacto del turismo en la sociedad
Así pues, el modelo turístico no solo tiene una repercusión en el entorno y en la economía sino que genera un impacto directo en la población local. Ejemplo de ello es el fenómeno de la turistificación, es decir, el impacto que tiene la masificación turística en el comercio y la sociedad en determinados barrios o ciudades.
"Inicialmente el turismo fue un boom que generó mucha riqueza en Lanzarote y se tenía una percepción muy positiva sobre él. Sin embargo, actualmente existe una percepción generalizada de un exceso de turismo y temor al impacto negativo de las políticas turísticas actuales", explica la autora a La Voz.
En el ámbito de la arquitectura, Cenalmor ha señalado en su investigación la importancia de atender a las vulnerabilidades (cambio climático, conectividad, posicionamiento en mercados e impacto turístico) para crear políticas de ordenamiento territorial y urbano con el fin de disminuir el daño.
El impacto demográfico en Lanzarote
Para analizar la evolución territorial de Lanzarote, al margen de los espacios protegidos que abarcan el 42% de la isla, como el Parque Nacional de las Montañas del Fuego o La Geria, la arquitecta recorre la historia industrial de la isla. Ejemplo de ello, son el puerto de Arrecife, la industria de la sal en Yaiza o las conserveras en la capital conejera en la década de los 60.
Ya en la década de los 70, según expone Cenalmor, comienza el tránsito de vuelos comerciales al Aeropuerto César Manrique, así como el desarrollo de los mayores núcleos turísticos de la isla (Puerto del Carmen y Playa Blanca). Este aumento poblacional y urbanístico ha ido en aumento en las últimas décadas.
Mientras, los municipios turísticos "crecen de forma muy rápida y descontrolada, multiplicando sus tamaños de forma exponencial", ha puntualizado sobre los casos de las localidades turísticas de Yaiza, Tías y Teguise. Sin embargo, "municipios más agrarios como Haría, Tinajo y San Bartolomé, han quedado al margen de este crecimiento", ha concluido.
En este crecimiento desmedido del sector en los últimos cuarenta años, entran el juego los grandes propietarios de terrenos que vendieron sus tierras a multinacionales que querían instalarse en la isla. "Haciéndose estas empresas con todo el borde costero, pagando precios muy bajos", ha remarcado. A lo que había que sumar "la estrecha relación mantenida con políticos locales".
En los últimos años, a este desarrollo de complejos hoteleros y apartamentos en la isla se ha sumado el fenómeno del alquiler vacacional. En este punto, el turismo se ha "deslocalizado" de espacios concretos y ha pasado a copar también espacios del interior de la isla, destinados para la población local.
De acuerdo con los datos ofrecidos por el informe de Gaia Consultores, realizado a petición del Cabildo de Lanzarote dirigido por Dolores Corujo, se habla de más de 31.396 plazas alojativas en 2022. Del auge de este tipo de alojamientos, la arquitecta señala al aumento de líneas de bajo coste y el auge de las plataformas de alquiler.
El patrimonio físico de Lanzarote
En otro orden de cosas, Carla Cenalmor ha resaltado el valor del patrimonio físico de la isla. En este punto, ha resaltado la arquitectura tradicional canaria, los yacimientos arqueológicos y los paisajes culturales.
Carla Cenalmor: "Preservar la memoria colectiva, comprender la transformación que ha sufrido Lanzarote y apreciar las huellas dejadas por las diferentes culturas que habitan"
La figura de César Manrique con la planificación de los Jameos del Agua, la Cueva de Los Verdes o el Monumento al Campesino se unió al Plan Insular de Ordenación del Territorio de 1991 donde se trató de conseguir un modelo turístico adecuado para la isla.
La investigadora ha añadido que la huella arquitectónica del turismo en Lanzarote es evidente. Mientras que, por un lado, "se muestra en la obra de César Manrique; centrada en el respeto al paisaje, llevando a cabo construcciones con elementos naturales y locales e integrando la arquitectura de manera armoniosa con el entorno, por el otro, existe otra huella arquitectónica, que es la construcción de hoteles, apartahoteles y apartamentos en primera y segunda línea de mar".
Así pues, Cenalmor ha señalado los "grandes bloques de hormigón levantados a escasos metros de la playa". A lo que se suma "un borrado de la población local, tanto en centros neurálgicos como en pueblos pequeños más alejados" por el desarrollo de la vivienda vacacional.
En su proyecto ha contado con la participación de representantes institucionales y políticos insulares, así como expertos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Además, con la visión de tres perfiles de residentes conejeros. Entre ellos, se entendía que el modelo turístico actual no era positivo para la sociedad (80%). Mientras que la mayoría estimaba la necesidad de un nuevo modelo de ordenación para la isla (70%) y de poner "un techo" al turismo (90%).
El proyecto termina planteando la necesidad de resolver varias preguntas, entre ellas: cómo se debe hacer turismo, qué diferencia hay entre el turista recurrente que acude a la isla cada verano o un visitante que solo vuelve a su lugar de origen algunos días festivos al año o cuál es la identidad local y cómo preservarla en un mundo globalizado.
