El V Certamen de Microrrelatos de Radio Lanzarote - Onda Cero ha recibido decenas de relatos durante los dos meses que se ha prolongado el plazo para participar. El pasado día 31 de agosto concluía el tiempo para presentar las obras al concurso y, ahora, el jurado deberá deliberar para escoger al vencedor. El fallo se hará público durante la segunda quincena de septiembre.
Al igual que en años anteriores, para esta quinta edición los microrrelatos debían tener una extensión máxima de 100 palabras, incluyendo el título si lo hubiera. Cada autor podía presentar hasta cinco relatos, que podían firmarse con pseudónimo siempre que se adjuntasen el nombre y los datos de contacto del autor. En esta edición, los participantes debían contar una historia en la que aparecieran el Quijote y la radio, conmemorando así el IV centenario de la publicación de la novela de Miguel de Cervantes en 1615.
Este año, el microrrelato ganador conseguirá una comida o cena degustación en el Restaurante Sushi Bar Minato, ubicado en Puerto Calero. El segundo premio consistirá en una comida degustación para dos personas en el Restaurante Turco Turkuaz, en el Centro Comercial Jameos Playa, de Puerto del Carmen. Por último, el tercer premiado se llevará un bono para dos personas en el circuito spa del "Spa Costa Calero", en Puerto Calero.
Éstos son los últimos relatos participantes en el concurso:
Noche de radio
Noche calurosa, noche de estrellas fugaces. Sucede en Madrid, en un estudio de radio.
-¡Y la próxima llamada de la noche nos llega desde La Mancha! ¡Saludos, amigo oyente!. ¿Cuál es tu historia?
- Mi historia es ella. No consigo enamorarla, enloquezco de amor.
- ¿Has hecho algún intento por demostrárselo?
- He luchado contra gigantes, malandrines y encantadores de pacotilla, todo por demostrarle que soy hombre de moral respetable, justiciero y enamorado caballero. Pero ella quiere a mi fiel amigo y escudero…
- ¡Una auténtica tragedia! ¿quieres mandarle un mensaje?
- Te quiero, Dulcinea
Sin título
Como cual Quijote del siglo XXI, se levanta temprano y sin mirar atrás cabalga como cada día a su radio querida, sin dejar de lado entuertos en aldeas cercanas, tales como galas, carnavales, o algún pregón si toca, nuestro Quijote altruista se presta a todo aquel que lo necesite, nombrando doncellas, o murgas vecinales, que sería de la mañana sin su voz en la radio, gracias a nuestro Quijote del siglo XXI, hasta cuando un alma se nos va, suena mejor en su solemne voz, hoy te oí defendiendo al pobre, gracias Quijote del siglo XXI.
(Dedicado a Francisco José Navarro)
Enganchados
¡Qué calor!, dijo Quijano. Busquemos una Venta con aire acondicionado y Wi-Fi. Quiero echar una partida al LoL. Estoy en promoción a Diamante 5.
?Sí, jefe. En el Toboso encontremos una, respondió Sancho.
***
?Necesito que seas mi support. Voy de AD Carry, pues con tanto troll no me fío un pelo.
?Lo que usted mande. Jefe, ¡Qué hermosa, la mesonera!
?¡Joder! ¡Déjese de mirarla! Por no tirar el prender hemos perdido el trade. Ahora nos tirarán la torreta. ¡Está usted mamado, Sancho!
?¡Cuidado, Jefe! Nos atacan desde la deep web.
¡Marcialito!, ¿tú que radio estás escuchando, mi niño?
Las tardes de dulce
En un lugar de la Mancha los años pasaron con la compañía cálida de aquellas tardes escuchando a Sancho, a través de su pequeño transistor, Dulce soñaba con romances veraniegos y Don Juanes eternos, en esos ratitos la voz e historias del locutor, le llevaban el consuelo que su quijotesco marido, confundiéndola mas veces que menos, se empeñaba en negarle,jamás ella mereció ser molino ni gigante, ni Dulcinea taciturna de antojo de un Don Quijote primario, que amenaza con la lanza de los cobardes, el amor que por género cree merecer.
Sin título
Con el rostro descompuesto miraba al infinito desde el interior de su coche. La radio sonaba, pero ya no la escuchaba. Había tomado la decisión. Cansado de luchar contra molinos de viento, decidió emprender vuelo. El coche impactó contra las rocas. Los amigos de este Quijote lloraron su muerte, habían intentado ayudarle, pero él los confundía con gigantes. Su mente, traicionera, lo mató.
Sin título
En un lugar de Lanzarote de cuyo nombre no quiero acordarme. Un hombre castellano proveniente de otra época y lugar, buscaba en su establo, mas por no estar donde estaba, solo encontró un animal peludo, alto y con una abultada joroba a la espalda y parto raudo a buscar su dulce sol. Nadie en la casa se alteraba por tal extrañeza, la costumbre había hecho dejar al hombre con su mal, no poniendo mas que a su disposición a 'Sancho' que se encargaría de él. Nombre que se les ocurrió mientras oían el libro del Quijote en la radio.
Locura en sol sostenido
Un ratoncito de ciudad
se coge veintiún días al sol en Canarias
y, haciendo memoria,
recuerda que dejó en casa la radio encendida.
En Madrid la letanía
hace jurar al vecino.
"Mire usted, no son molinos
sino gigantes
los que en Lanzarote agitan los brazos al viento",
le comenta,
cuando después, ya de vuelta,
se encuentran en la escalera.
Y luego sueña despierto
con su islita Dulcinea,
vestida de sol y arena
recostada entre las olas.
El muy Quijote imagina mil maneras de escapar.
¡Volvió a conectar la radio,
a ver si se escucha el mar!
Rocinante
Un día en el que me arrimé a un charco de agua mansa a beber, vi una figura reflejada en él, y con gran susto murmuré: ¿Quién es ese esperpento que allí está? ¡No puede ser, soy yo!, no solo estoy viejo, soy un saco de piel y huesos lo mismo que mi amo. Bueno, me dije, pues de ser fornido don Quijote, no lo hubiera soportado, me habría abierto en cuatro patas y tendría la panza en el suelo. Este noble caballero me llevó a cuanta batalla delirante se le antojó. Ahora, famosos, los dos descansamos en paz.
Perfidia
Ese calor bochornoso que hace que la ropa se le pegue a la piel. El traqueteo y la radio del coche haciendo de arrullo. Ginés se adormece irremediablemente y cual Quijote de la Mancha, a su paso por Teguise, ve un ejército insurrecto corriendo entre las aulagas. En el maletero del coche, no hay rastrillos ni palas. El infante ha preferido un escudo y una espada. Piensa librar batalla. La carretera desciende hacia la Caleta de Famara. Ginés se despierta y no da crédito a sus ojos. ¿Qué han hecho los villanos? Su gigante marinero ha sido decapitado.
Sin Título
La radio y El Quijote, tan separadas en el tiempo y tan semblantes en ciertos aspectos. El otrora famoso aparato y la conocida obra maestra literaria, ambos olvidados, arrinconados, objetos decorativos en tantos de tantos muebles, ambos suplantados por nuevas modas. Han nacido: la caja tonta, los i-phons, los Grey, los vampiros modernos... ! Por favor, Telecinco, Sálvame!.
Un madrugador optimista
Una vez el muro de legañas que recubría mis ojos se deshizo, degusté el aroma de mi café antes de darle un sorbo. Tenía un regusto amargo, como el final del Quijote. Al igual que el ingenioso hidalgo manchego, había pasado una noche loca pero confiaba en que el café me devolviera la cordura. Cogí el periódico. Anunciaba toda clase de catástrofes y desgracias. En teoría, como locutor de radio, tenía la obligación de contribuir al pesimismo de la sociedad retransmitiéndolas. Me negué a hacerlo, así que cogí aire y grité sonriente al micrófono: ¡¡Buenos días, mundo!!
Esos miedos
Don Ernesto era gran lector del Quijote, hombre de pocas palabras pero muy atinado a la hora de pronunciarlas. Pero tenía un problema, su labio leporino no le permitía expresarse con claridad, por eso su gran temor esa mañana primaveral en que se cumplía un aniversario de la muerte de su querido amigo era el miedo a pronunciarlas en su memoria, donde Olegario había trabajado durante tantas jornadas a su lado, la radio......
El loco Don Quijote
...Se le secó el cerebro de tanto como leía". Decía un tertuliano en un programa de radio donde se debatía sobre la locura de Don Quijote.
Luis, ávido consumidor de libros, apoyó el volumen que leía en su regazo y cerrando los ojos meditó sobre el desvarío del insigne hidalgo. Concluyó:
La chifladura de Alonso Quijano, no le llevó al lado oscuro sino al enamoramiento, no le hizo malvado sino deshacedor de entuertos. En nuestros días necesitamos de estos locos que de los otros estamos sobrados.
¡Locura por lectura!, ¡locura por exceso de imaginación!...Bendita locura.
Tertulia de Radio
Uno de los tertulianos dijo: "Los políticos somos como Don Quijote luchando contra gigantes por ayudar al ciudadano". A lo cual contestó quien estaba en la oposición:"Si, claramente arremetéis contra enemigos que solamente existen en vuestra imaginación.
Entonces el presentador dió paso a una llamada telefónica de una mujer que dijo: "La España que describía la novela de Cervantes era egoísta, ruin, mezquina y chabacana, donde cada persona defendía únicamente sus propios intereses y un héroe que ayudara desinteresadamente al prójimo sólo podría tratarse de un loco....Lástima que en estos siglos hayamos cambiado tan poco".
Hombres buenos
Están dando la noticia en la radio de un atentado en no sé qué país. Cuenta el reportero que el número de víctimas va ser importante.
Es tremendo. Es increíble. Hasta donde puede llegar la maldad humana en nombre de no sé qué ideología o en nombre de no sé qué dios.
¿Dónde están los hombres buenos?.
¿Acaso se equivocaba Cervantes en el Quijote cuando decía? "Aun entre los demonios hay unos peores que otros y entre muchos malos hombres suele haber alguno bueno".
Sin duda hay hombres buenos. Pero ¿Cuántos están dispuestos a actuar?.
Desesperación
Escucha en la radio: "para cubrir puesto de trabajo en...se precisa....
Corre. La desesperación se transforma en esperanza.
Esta vez si, tiene que ser para mi. Estoy en el límite. Mis hijos podrán comer. Podré pagar el alquiler.
Llega al lugar sudoroso y sin aliento y curriculum en ristre como un Quijote enloquecido que se lanza contra molinos, se acerca a una amable señorita.
Vengo por el puesto de trabajo.
Muy bien, rellene este formulario. Tenga este es su número.
Mira el papel y su cara se transforma nuevamente en desesperación.
Su turno es el 4.223.500.
Amigo "fiel"
Sin más pertenencias que lo puesto, una edición de bolsillo de "El Quijote" y el viejo transistor que le había mantenido conectado con la realidad cada hora en punto, atravesó la puerta, la última de las puertas que lo custodiaban.
Nadie le esperaba.
Nadie estaba allí para abrazarle o darle la bienvenida a la libertad.
Su triste figura avanzó calle abajo, con la única compañía de su sombra.
En su cabeza resonaban las últimas palabras de su "fiel" compañero Sancho:
-Alonso, ¡amigo!, ¡amigo!"
y las de su amada Dulcinea:
-"Cariño, no es lo que parece"