La noche del domingo 24 de agosto, el parque José Ramírez Cerdá, en pleno corazón de Arrecife, volvió a latir al compás de nuestras raíces. Con el aforo completo hasta la bandera, se celebró la 36 edición del Festival Campesino, este año con el evocador lema 'Cantos y Pasos'. Fue una velada de emociones, memoria y resistencia cultural que volvió a demostrar que la tradición no es cosa del pasado, sino un presente vivo que se renueva en cada nota, en cada paso y en cada voz.
A las 21´30 horas, los primeros acordes de Soy de Aquí, una emblemática pieza del timplista Benito Cabrera, dieron inicio al espectáculo. Interpretada con maestría por Pedro Guerra y Samuel Fumero, arropados por Los Campesinos, la canción fue una declaración de identidad arrancando los primeros aplausos de la noche. Quienes no encontraron asiento, seguían atentos a través de las pantallas laterales, testigos también de la emoción colectiva.
Bajo la dirección musical del profesor Carmelo Pérez y la dirección artística de Miguel Ángel Corujo, Los Campesinos lograron, un año más, cumplir con creces los objetivos de esta cita ineludible del calendario cultural lanzaroteño.
Uno de los momentos más sentidos de la noche llegó de la mano de Beni Ferrer, voz imprescindible de la música insular, que interpretó El viejo del Mar, un homenaje cargado de emoción al recientemente fallecido Pepe Borges, fundador y director musical de Amigos de Portonao. Su legado, estrechamente ligado a las tradiciones porteñas del viejo Arrecife, fue honrado con la misma autenticidad con la que él vivió la música.
Tras este sentido tributo. Los Campesinos llenaron el escenario de color, ritmo y tradición. El cuerpo de baile, mujeres y hombres con los pies descalzos, desplegó sobre las tablas una secuencia de danzas populares que incluyeron Folías, Sorondongo, Seguidillas y Malagueñas. Cada coreografía, cuidadosamente hilada con las voces de los solitas y el cuerpo de toque, fueron acogidas con calurosos aplausos por el público que no perdió detalle a cada movimiento.
La segunda parte del festival estuvo a cargo del Grupo de Música Popular Tigaray dirigido por Samuel Fumero, llegado desde Los Realejos, en Tenerife, que conmemora su 40 Aniversario. Su actuación se convirtió en un celebración compartida cuando se unieron al escenario con Pedro Guerra para interpretar canciones como Cathaysa la niña Guanche, Dracaena, Debajo del Puente y Mararía, entre otras.
Pedro Guerra, en solitario, con su inseparable guitarra, ofreció una interpretación íntima de temas como El Marido de la Peluquera y Contamíname, generando una atmósfera de complicidad que envolvió al parque en un silencio respetuoso.
Por su parte Tigaray también tuvo su espacio para brillar en solitario, con temas como Popurrí a los 40, Isa del Periñan y el Zagalejo, cerrando así una noche de hermandad musical entre islas y generaciones.
Una vez más, el Festival Campesino fue mucho más que un evento artístico, fue un acto de resistencia cultural, un canto colectivo a la memoria y una celebración del alma popular. Gracias al compromiso inquebrantable de Los Campesinos y todos los que hacen posible este encuentro, el legado sigue vivo y en constante movimiento.
Porque mientras haya quien cante y quien baile, habrá siempre futuro para nuestras raíces.









































