Arantza Martínez vino en julio a disfrutar de unos días en Lanzarote. Se alojó en una urbanización de Matagorda, en concreto, en la calle Mato. Allí no encontró una bonita estampa de la isla, sino "un vertido de aguas fecales" que iba "directamente a la playa" donde va "la gente a pasar el día".
Lo denunció en el lugar donde se alojaba, en el Ayuntamiento de Tías, en el Gobierno de Canarias e, incluso, en el Ministerio de Medio Ambiente. "Todos me han dado la callada por respuesta", asegura indignada.
Esta mujer asegura que este vertido no fue "un accidente", sino que "forma parte de la normalidad". "Fue muy desagradable. A Lanzarote no vuelvo. Lo siento", asegura.