José Ferrer Perdomo envía esta carta en la que relata, al hilo de la película ‘1898. Los últimos de Filipinas’, sobre la vida del lanzaroteño José Ferrer y Parrilla. Éstas son sus reflexiones:
"Recientemente se ha visionado la película ‘1898, Los últimos de Filipinas’, donde se relata la heroicidad de un grupo de españoles que lucharon defendiendo aquellas tierras españolas, en la iglesia de Baler, durante un cierto tiempo, sin conocer que ya Filipinas, con la ayuda de los norteamericanos, se había independizado, merced al Tratado de París, de fecha junio de 1989, por el que las fuerzas revolucionarias, los "tagalos", proclamaron la independencia y soberanía de aquellas tierras, al mando del General Aguinaldo, que poco más tarde sería Presidente de la República de Filipinas.
En el 2006 escribí y se presentó la obra ‘Un lanzaroteño en ultramar’, relatando la vida y obra de un hijo de San Bartolomé: José Cayetano Ferrer y Parrilla, que en 1898 se encontraba ejerciendo de fiscal en Manila.
José Ferrer y Parrilla, nació en San Bartolomé de Lanzarote el 8 de agosto de 1854, hijo del comandante y jefe del Batallón Provincial de Lanzarote, don Blas Trifón Ferrer Ramírez y de doña María del Carmen Parrilla Perdomo. Sus padres querían que estudiase en el Seminario Conciliar Diocesano de Canarias, en Las Palmas de Gran Canaria, deseando que se ordenase sacerdote, como lo había sido un antecesor suyo, don Cayetano Guerra Clavijo y Perdomo, primer Párroco de la Iglesia de San Bartolomé.
Terminado el bachillerato, no sintió vocación religiosa y se trasladó a Sevilla para cursar los estudios de Derecho. Regresa a San Bartolomé y abre despacho en la casa paterna, pero ante el poco trabajo que tiene se traslada a Madrid y se prepara para las oposiciones a fiscal, que aprueba en 1883. En el concurso de traslados, para optar a una plaza de Fiscal, por no haber vacante en Canarias, y por recomendación de su tío Maximino Ferrer, que ejercía de abogado en Santi Spíritu, Cuba, solicita y se le concede destino en Baracoa, primera ciudad fundada por Colón en tierras americanas.
En Cuba y Puerto Rico ejerció de fiscal y por necesidades del servicio actuó no solo de fiscal, sino también de juez y registrador de la Propiedad. En mayo de 1896 es destinado a la Fiscalía de Pampanga en las islas Filipinas y al año de estar en esas tierras lo destinan nuevamente a Cuba, a la Fiscalía de la ciudad de Manzanillo.
Con la independencia de la isla de Cuba lo trasladan nuevamente a las Filipinas, ejerciendo en la ciudad de Laguna, dependiente de la audiencia de Manila. Su sino fue siempre un incesante cambio de destinos, sin caer en el desánimo o la desesperación. "Aceptaba estoicamente" cada nueva o repetitiva situación o cargo, sin exteriorizar o manifestar nunca, ningún tipo de reproche. En Laguna y gracias a su conocimiento del tagalo, casi no se hablaba él español, conoce a uno de los cabecillas rebeldes de "los Tagalos", que poco más tarde mediaría en su favor, cuando fue encarcelado.
De Laguna pasa a la Audiencia Manila y allí le sorprende la revolución independentista y como tantos españoles fue encarcelado y castrado. El cabecilla de los tagalos "Aguinaldo", entendiendo que José Ferrer Parrilla, había sido solo un funcionario y no un político ni un militar, ordenó su inmediata excarcelación. Sobre esta terrible situación, en repetidas ocasiones comentó: "Cuando fui excarcelado y me miré en un espejo, demacrado, barbudo, delgado y completamente desaliñado, parecía un cadáver viviente".
Terminada la contienda comienza la evacuación de todos aquellos españoles, que desearon regresar, principalmente las clases dirigentes, comerciantes, funcionarios, militares y clase de tropa.
Algo repuesto de sus males, José Cayetano embarca en el puerto de Cavite, Manila, el 13 de marzo de 1899, en el vapor ‘Alicante’, con destino a Barcelona, en el mismo barco donde regresaron los supervivientes del ‘Fuerte de Baler’, a donde llega el 12 de abril del siguiente mes.
Permanece en Barcelona, casi un año, reponiéndose de sus males físicos y psíquicos. En febrero de 1900, de baja definitiva por enfermedad, regresa definitivamente a Lanzarote. Comentaba José Cayetano, que los primeros momentos de la convivencia familiar fueron sumamente difíciles, al querer ir desvelando poco a poco la causa o el motivo de su anticipada jubilación, que le impedía ejercer oficialmente el cargo de Fiscal.
Pudo continuar con la profesión de abogado, pero no sintió atracción especial por ejercerla. Sin embargo recibía con suma alegría, las comunicaciones de la Audiencia Provincial de Las Palmas, proponiéndole realizar sustituciones de fiscal o juez, en el Partido Judicial de Arrecife. Cuando eso sucedía, se alojaba en la Pensión de Nemesio, sita en la Plazuela de Arrecife"