"Hemos ido mi familia y yo a pasar un domingo a Papagayo y nos hemos encontrado con un estercolero. ¿Qué fue de las playas paradisíacas de las que presumía Lanzarote? Vergüenza ajena fue lo que pasé como conejera y una persona que defiende a su isla como la que más y que vive por y para el turismo, como la mayoría.
Los turistas miraban al suelo y ponían cara de asco. Mi hijo jugaba en la arena rodeado de colillas. ¡Una vergüenza! Que ahorren en otras cosas lo entiendo, pero en la limpieza de playas, que es nuestro gran recurso turístico. ¡Indignada!", afirma esta lectora.