Francisco José Navarro ha querido despedirse con una carta de su amiga Marisol Arrocha, que falleció el pasado lunes. En ella, recuerda lo que significó para el municipio, tanto en el ámbito cultural como en el social, y asegura que estará en el recuerdo de todos aquellos que compartieron "su cariño y amistad":
"El pasado lunes día 8, después de haber participado de la festividad en honor a Nuestra Señora de Los Remedios, en el pueblo de Yaiza, sonó el teléfono en casa sobre las 22.00 horas. Al otro lado del auricular, se escuchaba una voz entre cortada y sollozando y que, en el momento, me costó identificar. Era la buena amiga Juana Saavedra, a la que sin apenas interrumpir, escuché detenidamente.
Mi mujer, que estaba a mi lado, me miraba un tanto nerviosa al ver que yo no articulaba palabra alguna. Mi cara cambió en segundos por la noticia que Juana me estaba relatando: nuestra amiga Marisol Arrocha ha fallecido.
Realmente no das crédito a lo que te están relatando. Cómo puede ocurrir con una mujer llena de vida, con la que estuve charlando junto a la también vecina del pueblo María de los Ángeles Cabrera el sábado 30 de agosto en la Casa de la Cultura Benito Pérez Armas de Yaiza, con motivo de la lectura del pregón a cargo de la Agrupación Folclórica Rubicón.
Juntos hicimos la visita a la exposición y cuando nos despedimos ella me dijo, "ahora nos veremos en Dolores para escuchar el pregón del amigo Aquilino". A todos los que tuvimos la suerte de conocer y compartir con Marisol tantos años de amistad nos cuesta asimilar su pérdida.
Siempre fue una mujer muy comprometida, dejando una huella imborrable en cada uno de los estadios con los que colaboró y se entregó con el solo fin de ayudar a los demás, como con su misión de catequista, tiempo de lectura, el buchito de café y su gran pasión el teatro al que le dedicó toda su vida. Junto a su equipo de actores y actrices se paseaba por los escenarios de la isla.
Este martes 9 de septiembre, la familia, amigos y vecinos de San Bartolomé hicimos una parada en nuestro quehacer diario para despedir a Marisol. La iglesia de San Bartolomé se quedó pequeña para dar cabida a tanta gente. El párroco Rafael Tejera también hizo una parada porque la emoción por momentos entrecortó su voz.
Ya en el cementerio, cuando el ataúd que contenía sus restos mortales era introducido en el nicho, sonaron los fuertes y prolongados aplausos, los mismos que en muchas ocasiones recibió junto a los compañeros del grupo de teatro Ajei en los diferentes escenarios que recorrió durante su vida.
La pérdida de Marisol deja en San Bartolomé un vacío muy grande en la parte social y cultural del municipio. Para todos los que compartimos su cariño y amistad, por mucho que pasen los años, siempre estará en nuestro recuerdo".
