"Vamos a contar verdades. Las nasas destruyen los recursos marinos, al igual que los trasmallos, los palangres o los explosivos. Quizás existan diferencias al respecto pero estas artes de pesca actúan muy directamente sobre la capacidad ictiológica de la plataforma marina de Lanzarote y sus consecuencias son latentes. A los hechos me remito, pues es conocida la proliferación del erizo de lima debido a la eliminación de sus predadores.
En Fuerteventura hay gran cantidad de mejillones y lapas que, por cierto, están muy vigiladas. En Lanzarote no hay prácticamente mejillones y la lapa ha menguado alarmantemente debido a que, a pesar de que su venta está prohibida, la encontramos en muchos restaurantes y áreas comerciales.
En Fuerteventura la nasa está prohibida, dato fundamental para que los marineros tengan la tranquilidad de ir todos a una. Quiero decir con esto que, mientras en Lanzarote los marineros de La Santa colocan trasmallos de doble pared de considerables dimensiones, pescan viejas con arte en la baja de Janubio, los marineros de Playa Blanca colocan tendidos de nasa tan grandes como una casa. En Fuerteventura pueden estar tranquilos.
No quiero demonizar al marinero insular, pero sí deberíamos cambiar el "chip" y tener visión de futuro y pensar que el equilibrio ictiológico en la isla es muy frágil. Somos egoístas al pensar que " si yo no pesco otro lo cogerá por mí".
La pesca tiene futuro si se regula, tenemos el ejemplo en Fuerteventura, El Hierro, Azores, Nueva Zelanda y otros lugares que han pensado colectivamente y no individualmente".