"Aún mi alma entristecida por el adiós eterno de mi madre, te fuiste ¡tú! ¡Pepi!, querida vecina. Muchos años de convivencia, en nuestro entorno de Fariones. Disfrutábamos viendo crecer a nuestros retoños, charlábamos, nos reíamos y si deseábamos mas horizonte, allí estaba el hotel Fariones, en los albores del turismo, con Alfredo Kraus, los cantantes italianos y los contertulios ya de la isla o foráneos que todos los años coincidíamos, verano tras verano.
Mujer implicada tanto en su hogar, como en la sociedad que nos tocó vivir. Eras vecina y amiga, todas las horas eran buenas para tertuliar y saborear la amistad. Si?. La AMISTAD, con mayúsculas, que es uno de los grandes tesoros que la vida nos da.
Amistad que se ha proyectado en nuestros hijos, en nuestros nietos. Ha sido un lazo maravilloso, que ahora valoramos más aún cuando la vida se nos va. ¡Es un don divino!
Parece fue ayer, cuando paseábamos por Córdoba, acompañadas de nuestras tres hijas vecinas, para comenzar sus estudios de veterinaria. Amiga, hijas de amigas. ¡Qué bonito Pepi! ¡Cuántos recuerdos!
Las reuniones del Club de Leones ¡Cuánta actividad! Este afecto y esta amistad entrañable que nos ha unido, solo tu ida definitiva la puede empañar.
Y aquellas, tus últimas palabras: ¡Remy no puedo hablar!, sean el silencio celestial que nos consuele y donde algún día nos encontraremos para podernos abrazar fuertemente y alabemos la palabra AMISTAD.
Remy de Quintana"
